lunes, 2 de octubre de 2023

GARBANZOS Y CARAMELOS

lo tonto a lo tonto, una por cada temporada en la que ando disfrutando el privilegio de este huequito, ya he grabado en la cachava dieciséis muescas. En paralelo, 'dieciséis' precisa y 'privilegio' cataloga el tiempo en el que he podido aprender y disfrutar, valga la redundancia, al lado de Javier Yepes. Al margen de todo lo demás, fútbol en píldoras: historias e historietas, experiencia y esperanza, conocimiento profundo y gramática parda, dictámenes y exabruptos, enjundia y chanza... a lo que añade un cúmulo de frases –unas de autoría propia; otras, escuchadas a sus clásicos– que, encuadernadas, conformarían una enciclopedia. Alguna, las circunstancias no se cansan de imitar a coyunturas pasadas, las repite una y otra vez.

En los momentos en que un entrenador altera alineaciones o remueve jugadores pretendiendo que el ruido troque en melodía trae al caso una sentencia de Julio Lasa «hay que poner siempre a los mejores y además colocarlos en su sitio». Lo de los mejores –entendido esto de las múltiples formas en que entendemos 'los mejores'– nos resulta evidente, ante la duda procede elegir al jugador que potencialmente ofrece más recursos. Lo de 'en su sitio', sin embargo, dentro de unos márgenes, adelante, en el medio o atrás, lo relativizamos: entendemos que la calidad no depende de la ubicación. Y no. Nada es aleatorio. Los clásicos, por algo son clásicos, rara vez yerran. En el personal de las grandes superficies figuran encargados de disponer cada producto –los más golosos, a la altura promedio de los ojos; los imprescindibles, no es necesario que se exhiban tanto– en el emplazamiento idóneo para maximizar las ventas.