miércoles, 27 de mayo de 2009

HOMENAJE

Hoy, cuando se avista el ocaso del curso, se cierne la noche más larga sobre el Real Valladolid. No es momento para indagar en las causas que nos han traído a esta situación sino de soplar todos en la misma dirección para que el domingo, a las nueve, tengamos excusa para festejar. Muchas aficionadas y aficionados se merecen ese premio que llegará, sin duda. Mantenerse en primera está en las piernas y las cabezas de los jugadores y os deben ese último esfuerzo. Su batalla es la nuestra y su éxito nuestra fiesta. Es la justa compensación tras un año en el que las ilusiones han viajado en una montaña rusa. Hemos comprobado que pueden y lo harán. No hay motivos para esperar buenas noticias de otros estadios. Estaremos sólo pendientes de Sevilla y desde donde partirá la alegría hacia Pucela.

domingo, 24 de mayo de 2009

DOS TAZAS DE MARCHA

Hace unas semanas el Real Valladolid abandonó al fútbol, ayer el fútbol le pagó con la misma moneda. La temporada se estaba convirtiendo en un esperpento del que no esperábamos un fatal desenlace pero que, tras el partido de ayer, puede terminar en tragedia. El gol de Bilic castiga más por lo que no se supo hacer en los anteriores partidos que por lo que no se pudo en éste. Un gol que llegó tras una pésima gestión del ánimo por parte del entrenador local quien, cuando el equipo acababa de lograr el empate, cuando el Sporting podría venirse abajo, cuando Pucela cantaba y Gijón lloraba, decide, en vez de apuntillar a un rival abatido, retroceder un paso y ordena jugar con dos medios centros de contención dando entrada a Jesús Rueda. Decía Mendilibar que les iba la marcha, haciendo referencia a la mejoría del juego de su equipo cuando ve las orejas al lobo. Pues ya tienen marcha, se juegan la permanencia y no deben esperar ayudas externas.

Coda: Las vísperas se han ensuciado con mensajes cruzados entre aficionados de los dos clubes. La mecha no la encendió ningún simpatizante, sin embargo ambas hinchadas han defendido de forma irracional las insensatas decisiones de sus directivas. Imaginemos que hay una guerra y nadie va.

lunes, 18 de mayo de 2009

UN TRAJE AL QUE SE LE DESCOSEN LAS COSTURAS



Se admitían apuestas sobre el tiempo que iba a pasar hasta que el Real Valladolid atinase con una portería rival. Algunos, los más pesimistas, habían perdido la esperanza de poder contemplar dicho milagro en lo que restaba de temporada. Quienes apostaron a que ayer iba a ser el día, ganaron la porra. Al cuadro pucelano le ha costado setecientos diez minutos marcar un gol y, por esas cosas del fútbol, sólo siete repetir. Entonces nos las prometíamos muy felices. Estábamos asistiendo a una resurrección blanquivioleta. Ocho partidos después volvíamos a disfrutar de ese juego que antaño les permitió superar el umbral de puntos a partir del cual se produjo la despresurización de la plantilla.
El Valladolid dominaba en el marcador y mandaba en el campo. Había sido capaz de remontar un gol accidental del Racing y manejaba el partido con insolencia. Los cántabros tiritaban en defensa; a tenor de la impericia de la retaguardia pareciera que por su área pululaban aquellos topillos que, hartos de cereal castellano, habían emigrado al norte para desviar la trayectoria del balón y así confundir a su cuarteto de zagueros. Pero ni por esas. El equipo es un traje mal zurcido y en cuanto salta un punto se descosen las costuras. Cualquier adversidad sume al equipo en un profundo desconcierto que le deja a merced del rival y en un permanente estado de indefensión. Ayer fue una rigurosa decisión arbitral, la expulsión de Bea, la que marcó el principio del fin. A partir de ese instante el Pucela se diluyó a orillas del Cantábrico y las sonrisas cómplices de los aficionados retornaron albaúl de los recuerdos del que, por una hora, habían salido. Esta vez, además, no pudimos buscar el auxilio en las manos de un desacertado Sergio Asenjo.

lunes, 11 de mayo de 2009

EL DÍA DE LA MARMOTA

En sus últimos años, Camilo José Cela recibió multitud de homenajes -de esos que sirven más para alimentar el ego del oferente que para ensalzar la valía del perceptor- en los que pronunciaba un discurso de agradecimiento por ‘tamaño agasajo’. Cansado o porque tanto le daba arre que so, les largaba el mismo discurso, cobraba y aquí paz y después gloria. Ganas me quedan de seguir el ejemplo y hacer un corta y pega del artículo publicado el lunes pasado. La sensación, compartida con la mayoría de la afición albivioleta, es una especie de ‘déjà vu’. Parecemos émulos de Bill Murray apresados en el día de la marmota reviviendo una y otra vez lo que ya sabíamos que iba a pasar.

lunes, 4 de mayo de 2009

EL SEISCIENTOS Y LOS SANTOS INOCENTES

Una de las paradojas que plantea la relatividad del volumen se muestra con el número de ocupantes de los coches. En los actuales, tan modernos y aparentemente espaciosos ellos, mal caben cinco personas. Pero pocas décadas atrás podíamos viajar casi cómodamente el doble de personas en aquel milagro automovilístico llamado seiscientos. Seiscientos también se llama el número de minutos que lleva el Real Valladolid sin oler el aroma de la red y, de la misma forma, los ocupantes de las causas son muchos y viajan plácidamente. Diez horas consecutivas sin marcar, se dice pronto, que son el corolario desesperante de un equipo que cae en picado hacia un objetivo -la permanencia- conseguido mucho tiempo atrás.