domingo, 19 de noviembre de 2023

FUERTE SOLO ANTE LOS DÉBILES

Sea porque su propia mediocridad, para disimular el escaso mérito que Fulano de Tal reúne, le impele tanto a adular a los que certifica superiores en sus bien grabadas escalas jerárquicas –laborales, sociales, económicas...– como a despreciar a los últimos de idénticas gradaciones; sea porque su propia vulgaridad, por manifiesta incapacidad para valorar lo que desprecia, desdeñe cualquier virtud ajena, no consienta reconocer un mérito al que él mismo rehusó por desdén; sea porque su propio arribismo, para acceder al peldaño que es consciente de que legítimamente no alcanzaría, le fuerce sonrisas vasallas, le imponga aspavientos jactanciosos; sea por fatuidad, cretinez, altanería, descaste... un sinnúmero de Fulanos de Tal muestra su arrogancia ante las personas más necesitadas a la par que macera su temperamento, incluso yendo más allá de lo que se le requeriría, cuando cualquier poderoso les demanda sumisión. Fuertes con los débiles, débil ante los fuertes.

Pocos, por el contrario, invierten dichos comportamientos, fuertes frente a los fuertes, débiles ante los débiles, hasta el punto de exprimirse una fuerza interior de la que aparentemente carecían para enfrentarse a quienes mandan, de ahormar dosis de suave ternura para entregársela a los que de apenas nada disponen.