lunes, 2 de marzo de 2009

UN BUEN TRIUNFO Y UNA REFLEXIÓN
















Cuando más falta hacía, quizá cuando menos lo esperábamos, volvemos a entornar esa muesca de sonrisa hija del miedo reciente. Tras una temporada con pocos sobresaltos, sólo aquellos derivados de los cortocircuitos que se produjeron en los partidos que pudieron haber significado un paso al frente hacia mayores expectativas, en los estómagos de los aficionados aleteaban los murciélagos de la zozobra. Los equipos de abajo han despertado de su letargo y vienen arreando sin remisión. La tardía hora fijada para el inicio del encuentro ha aumentado el desasosiego de los aficionados y ha podido servir como espuela para el equipo. Cuando el partido arrancó, los jugadores ya veían los puestos de descenso sin necesidad de prismáticos. Aquellos dubitativos Mallorca, Recreativo y Osasuna mordían y habían arrancado un buen botín que exigía aún más a los blanquivioletas. Como siempre cuando la nobleza obliga extrajeron del baúl la mejor versión de sí mismos y así despejaron las brumas que aturdían a la afición devolviendo la mesura al sinfín de profetas del apocalipsis que pueblan nuestras calles.
Enfrente se encontraba un equipo que da la sensación de estar más pendiente de sobrevivir que del motivo de su razón de ser. Las noticias que informan sobre el Valencia atañen cada vez menos a la faceta deportiva ya que se centran en su crítica situación financiera. Lleva años padeciendo una enfermedad autoinmune -ha sido atacado por la parte de su propio organismo que debía defenderle- y los síntomas empiezan a aflorar. El nombre del club atrae recuerdos de tiempos mejores pero su futuro, al no haber sido tratado a tiempo, empieza a peligrar. Con esta derrota cierra su semana más negra, una semana que ha oscurecido al fútbol español y que nos conduce a una reflexión: lejos quedan los años en que equipos como el Alavés o el Espanyol disputaban finales continentales, hemos presumido de liga de las estrellas y nuestro fútbol se está estrellando cuando cruza los Pirineos. Ya no somos los más guapos, se ha vivido por encima de las posibilidades y la crisis descabalará, en parte, el orden establecido. Comienza un tiempo de reubicación, la liga será peor pero los clubes que mejor comprendan y se adapten a la dinámica que se avecina obtendrán un protagonismo hasta ahora insospechado. Hago la reflexión pensando en un Real Valladolid cuya política de austeridad le ha mantenido a flote y en unas condiciones óptimas para encarar los años venideros. Otros, no sólo el Valencia, embargaron su futuro pensando que las vacas nunca adelgazarían. Hoy están raquíticas.
Del partido en sí mismo quiero destacar la sobresaliente actuación de Justo Villar quien aporta más cuanto más lejos juega de Zorrilla; el portero fue tan decisivo en Mestalla como ya lo había sido en el Manzanares y muestra que, sin la presión de los impacientes, los silbidos de los inconscientes y el desdén de algunos informadores, hay vida más allá de Asenjo.