lunes, 22 de diciembre de 2014

BUENA CARA, PERO...

Hipócrates, aquel médico de la Grecia clásica autor, según la tradición, del texto de buenas prácticas sobre el que juran los profesionales de todos los ámbitos de la salud, fue el que acuñó el término aforismo para referirse a cualquier sentencia breve y doctrinal que se proponga como regla. Muchos de ellos los utilizamos con frecuencia en nuestras conversaciones porque vienen al pelo para sentenciar sobre un hecho que acaba de suceder y del que pretendemos extraer una conclusión generalizable, aunque lo cierto es que esas reglas generales no soportarían la prueba de ser frotadas con el algodón de la realidad. Todos hemos escuchado, por ejemplo, que nadie es profeta en su propia tierra, pues este mismo aforismo fue desmentido por el propio autor. Según el Evangelio de Mateo, Jesús fue a su ciudad y allí se puso a enseñar en la sinagoga. La gente decía admirada: ¿De dónde saca este esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso? Y desconfiaban de él. Jesús les dijo: Solo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta. Y no hizo allí muchos milagros, porque les faltaba fe. Sin embargo, al cabo de un tiempo, el propio Jesús, según cuenta ahora Juan, partió hacia Galilea -su tierra-. Iba con cierta precaución porque él mismo había declarado que un profeta no goza de prestigio en su propio pueblo. Pero cuando llegó, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la Pascua.

lunes, 15 de diciembre de 2014

FRESA, CAMPANA, LIMÓN


Había salido de su barrio buscando un bar fuera de su ámbito, pero aun así miraba de reojo hacia la puerta, pendiente de las personas que pudieran entrar, no vaya a ser que alguno le conociera y tuviera que mentirle: es solo la vuelta del café, aquí estoy haciendo tiempo que he quedado, ya me iba. Al cabo de un rato, embebido por la musiquilla, cegado por las luces que iban y venían, aislado entre las paredes del miedo y la ansiedad, triste, hundido, sintiéndose indigno, solo era capaz de mirar de frente, campana, campana, naranja. A primera hora pensaba ganar unas monedillas, poco después se conformaba con recuperar las que ya había lanzado por el precipicio, más tarde se resignaba a atenuar las pérdidas, al final, casi siempre, salía del bar y caminaba camino a casa cabizbajo, espantando los fantasmas que daban vueltas en su cabeza, fresa, siete, limón, jurándose que nunca más. Pero ese nunca más solo duraba hasta que en el bolso volviera a haber un poco de dinero y vuelta a empezar. Venga, solo unas monedillas, se decía, yo controlo. Cinco euros, otros cinco para recuperar los cinco perdidos, diez para recuperar diez y así, naranja, limón, campana, hasta vaciar de nuevo la cartera, salir del bar, caminar cabizbajo y jurarse por enésima vez que esta sí que sí , fresa, fresa, limón, sería la última. La última, se repetía mientras se secaba las lágrimas que vencían al pudor y terminaban recorriendo su rostro angustiado que intentaba levantar buscando un poco de dignidad que le permitiera seguir caminando. La última, se insistía pesadamente mientras maldecía aquel día, aquel primer día, en que, sin saber por qué, se acercó a la puñetera máquina con una moneda de cien pesetas en la mano. Cien pesetas que, campana, campana, campana, se convirtieron en dos mil quinientas y todo el monte es orégano. Un golpe de fortuna que fue el inicio del camino a la perdición. Cien pesetas al día siguiente, otras cien para recuperar las cien perdidas, doscientas…y otro día y otro.

lunes, 8 de diciembre de 2014

PUEDE SER PEOR

Somos demasiado dados a los superlativos, tanto por exceso como por defecto, sobre todo por defecto. «No se puede hacer peor», dicen que una vez dijo un profesor a uno de sus alumnos tras mostrarle el examen corregido. «¿Que no? Deme tiempo», replicó el chaval. En cualquier conversación de las de últimamente, cuando alguien insinúa que la cosa puede empeorar, nunca falta quien responde que no es posible, que la situación es tan mala que no se puede estar peor. Pues sí, es posible, basta con mirar alrededor o leer algún libro para darse cuenta. En la carrera del mal siempre existe alguien o algo que supera cualquier límite. Vean, si no, el caso que me cuenta Javier Yepes, mi vecino de este patio de papel. Manuel Delgado Villegas, más conocido como el Arropiero, pasa por ser el mayor asesino en serie de la historia negra española. La desaparición de Antonia Rodríguez, una mujer con quien se le relacionaba, le condujo a comisaría para un simple interrogatorio. Sin más, el Arropiero empezó a desgranar su historial de los últimos años: llegó a relatar hasta cuarenta y ocho crímenes además del de la propia Antonia. Los boquiabiertos policías no daban crédito a tanta muerte; de hecho, transcurridas las investigaciones, llegaron a la conclusión de que ese número era muy exagerado y que, todo lo más, había asesinado a veintidós. ¿Podía haber alguien con un historial más macabro? Lo había, y el Arropiero lo pudo saber. Escuchando una emisora de radio que relataba pormenores de su historia, descubrió que en México hubo otro que había asesinado más que él. Nuestro protagonista se indignó, se dirigió a los policías que lo custodiaban y les dijo: «Denme 24 horas y les aseguro que un miserable mexicano no va a ser mejor asesino que un español».

domingo, 30 de noviembre de 2014

SIN RUEDA DE REPUESTO


Las estadísticas no son más que un sinfín de datos ordenados que se realizan con la intención de obtener conclusiones que puedan servir para algo. Son básicas en cualquier trabajo científico porque estos datos fríos tamizados por la mente humana aciertan a explicar correlaciones entre diversas variables o buscan caminos entre las causas y sus efectos. A pesar de que son imprescindibles para el desarrollo de casi todas las áreas del conocimiento, hemos aprendido a desconfiar de ellas debido a que con demasiada frecuencia nos las presentan trampeadas. De esta manera deja de tener valor científico y se convierte en instrumento de manipulación. No es que mientan las estadísticas, sino que quien presenta los datos toma únicamente los que le interesan y olvida el resto que desnudaría su gestión o bien realza una generalidad para transmitir la impresión que le interesa sin adentrarse en otros matices que le desmentirían. Un ejemplo del primer tipo sería la forma de ofrecer los datos del paro. En función de si estamos en un mes en el que siempre hay más contrataciones, los portavoces oficiales, con esa sonrisa en el semblante propia de un vendedor de seguros, se congratulan del aumento del empleo en el último mes y esconden la tasa interanual. Claro, en otros meses hacen exactamente lo contrario. Un ejemplo del otro tipo consiste en transformar un pequeño aumento del PIB en una recuperación global de la economía de un territorio. Puede ser que ese aumento indique que hay más tarta, pero no es incompatible con que la porción de la mayoría disminuya. En fin, los datos, leídos sin rigor ni honestidad aportan muy poca verdad.


jueves, 27 de noviembre de 2014

DOS FOTOS, DOS LÁGRIMAS

Viene al caso recordar aquella frase que pronunciara Winston Churchill en la Cámara de los Comunes: “La democracia es la peor forma de gobierno, excepto por todas las otras formas que han sido probadas de vez en cuando”. No es mi intención refutarla entre otras cosas porque el propio concepto de democracia nunca terminó de ser bien definido y cada día es más vaporoso. Su nombre, antaño evocador, se ha convertido en un mantra que se arroja al que piensa diferente, una piedra que se lanza para justificar una cosa y la contraria, un señuelo para expoliar manu militari a países que nunca salieron de la batalla mejor de lo que la empezaron. La cita me viene a cuento por dos imágenes que se han entrecruzado, por dos fotografías alegóricas de una España formalmente democrática pero que se cae en pedazos, por dos llantos diferentes cuyas lágrimas alimentan el mismo río: las de Carmen Martínez Ayuso, la mujer vallecana de 85 años que ha sido desahuciada viendo su casa, y en ella su vida, por última vez y las de los trabajadores de Campofrío en Burgos sintiendo el riesgo de que esa columna de humo fuese a resultas de un fuego que estaba arrasando su futuro.

lunes, 24 de noviembre de 2014

EL MALDITO CAMBIO

Las calles parecían demasiado oscuras en 2081, el gobierno había aprobado una enmienda por la que la igualdad sería obligatoria; pero no cualquier igualdad, no aquella que dicta que todas las personas han de ser iguales ante la ley, ni la otra que reclama que todas han de gozar de un mínimo común de oportunidades, ni siquiera aquella basada en la creencia de que, al final de nuestros días, un juez supremo nos juzgará con el mismo rasero, no. La igualdad de esos días imponía que fuesen todas iguales. Una sociedad así fue descrita por Kurt Vonnegut en un ‘Harrison Bergeron’, una distopía que pretendía llevar al límite de lo absurdo el concepto de la igualdad. Mas esa igualdad nunca fue reclamada por nadie, no hay mente que pueda soñar con ese mundo salvo la de quien, en sus fantasías más depravadamente húmedas, aspira a que el resto de la humanidad no se salga de esos caminos que son las cañadas por las que transitan las ovejas.

domingo, 16 de noviembre de 2014

LA PIEZA DEL PUZLE


Las piezas de un puzle carecen de sentido por sí mismas. Es el conjunto de ellas lo que aporta valor. Observando solo una de ellas no podremos, por más atención que pongamos, hacernos una idea de la construcción completa a la que pertenece. A veces tratamos de interpretar cada gesto, cada estímulo que procede del exterior, para hacer valoraciones generales sin darnos cuenta de que ese hecho aislado, analizado sin el contexto adecuado, sin introducirlo en una lógica de los acontecimientos, no tiene más valor que la pieza perdida del puzle. Precisamente por ello, siendo conscientes de ello, los poderes que siempre han sido, incluso cualquiera que tiene algo de poder sobre un grupo de gente, pretenden convertir cada acontecimiento en un hecho aislado porque esa pieza del puzle, sin confrontarla con el resto, puede ser fácilmente justificada.

domingo, 9 de noviembre de 2014

EL CONDE DE SANDWICH


Para aprender algo de lo que hasta ese momento no se tenía noticia, cualquier sitio es bueno y cualquier razón oportuna. Por ejemplo, ojeando revistas en una sala de espera mientras un psicoanalista jungiano pasa consulta a tu perro. En esa tesitura, Woody Allen, al menos eso cuenta en uno de los relatos que componen el libro ‘Cómo acabar de una vez por todas con la cultura’, descubrió que el sándwich fue inventado, mira tú por dónde, por el conde de Sandwich. Ser consciente de tal hecho no fue un asunto menor, le produjo tal estremecimiento que «evocaba los sueños, las esperanzas y los inmensos obstáculos que debieron acompañar el invento del primer sandwich». Dedicó los tres meses siguientes a recopilar los datos biográficos más significativos de tan preclaro inventor. En 1741, el conde, tras un arduo trabajo, presenta «su primera obra completa (una rebanada de pan, otra rebanada de pan encima de la primera y un trozo de pavo encima de las dos rebanadas) y fracasa miserablemente». Como la genialidad no trasciende si no se la solidifica con trabajo, nuestro protagonista no desiste. Tiempo después «expone ante sus colegas dos trozos de pavo con una rebanada de pan en medio. Todos rechazan su obra».

lunes, 3 de noviembre de 2014

POCO A POCO, NO ES POCO

Paseaban tranquilamente por la plaza mientras iban hablando de sus cosas como lo harían dos amigos cualesquiera una tarde de domingo. El párroco y el cabo de la Guardia Civil pasaban el rato comentando los diversos aconteceres del pueblo. Los temas iban y venían sin ningún orden preconcebido, ora hablamos del alcalde; ora, del precio del vino; ora, de lo que se vaya terciando. Hasta que en uno de estos giros que dan las conversaciones, el cabo Gutiérrez quiere dar por cerrado el asunto anterior arrojando uno nuevo sobre el tapete: «Lo primero que se me ha venido a la cabeza es el tema del libre albedrío». El cura recoge inmediatamente el guante: «Hombre, es que el tema del libre albedrío viene aquí pintiparado, con lo bonito que es ese tema». El uno se queja de que dentro de la Guardia Civil no pueden usarlo prácticamente, el otro advierte de que con los suyos pasa lo mismo, y al momento pasan a hablar de sexo y de ahí a cualquier otra cosa. La escena pertenece a  ‘Amanece, que no es poco’, una película que fue la más votada entre el público que participó en una encuesta propuesta el año pasado por la Seminci.

jueves, 30 de octubre de 2014

ENTRE SÍ DECÍA…

En un pasaje de la calderoniana ‘La vida es sueño’, Rosaura se dirige a Segismundo y le recita en verso lo misma historia que ya relatara Don Juan Manuel en el décimo cuento de ‘El conde Lucanor’: “Cuentan de un sabio que un día/ tan mísero y pobre estaba,/ que solo se sustentaba/ de unas hierbas que cogía./ ¿Habrá otro, entre sí, decía,/ más pobre y triste que yo?/ y cuando el rostro volvió/ halló la respuesta, viendo/ que otro sabio iba cogiendo/ las hierbas que él arrojó“. En ambos textos la moraleja posterior invita al consuelo, incluso a obtener ventaja, al hacerse uno consciente de que, por mal que vengan dadas, siempre podrás encontrar gente en peor situación. Yendo más allá podemos entrever que lo que lleva a salir de un atolladero es la certeza de que nunca se toca fondo, el miedo a empeorar. Puede ser que ese estímulo proporcione el vigor suficiente para revertir una situación dramática, lo cierto es que ambos autores recuerdan cómo la fortuna sonrió al primer sabio, pero nada sabemos del segundo, quien, de no haber encontrado a su vez a un tercero aún más pobre, moriría de hambre en cualquier secarral. 

lunes, 27 de octubre de 2014

CONTRA EL SENTIDO COMÚN

Apelamos demasiado al sentido común como si este fuese una ciencia exacta o una fuente neutra de conocimiento, como si su uso nos permitiera descifrar los enigmas de la vida diaria. Voltaire afirmaba que el sentido común no es nada común. Para nuestra desgracia no cabe afirmación más falsa ya que, por una parte, no se le puede definir como sentido y por la otra, sí es demasiado común. En esta segunda aseveración radica buena parte de su inmerecido prestigio: (casi) todo el mundo tiende a creer que son el resto quienes carecen de esta ‘cualidad’. Ocurre como con la inteligencia, debe de estar bien repartida porque nadie se queja de la suya.

jueves, 23 de octubre de 2014

LA CAJA REGISTRADORA

La figura del cómplice es la más rica en matices, tanto da si hablamos de la realidad como si lo hacemos de cine o de literatura. No deja de ser un personaje ambivalente ya que el papel que juega pasa por parecer otra cosa distinta de la que es con el fin de distraernos para que no fijemos la vista en el sitio donde su compinche perpetra el crimen que entre ambos habían preparado. Es el  que grita ¡fuego! para que abandonemos nuestra casa facilitando que otro la desvalije o el que roba unos caramelos para atraer la atención del vigilante mientras su secuaz se lleva el contenido de la caja registradora. A veces, me da por pensar que todo esto de la corrupción no  es más que otra película con el mismo argumento, que los tipejos que van apareciendo en estas primeras escenas no son más que los cómplices de un robo de mayor calado: la de nuestras haciendas y nuestras vidas.

domingo, 19 de octubre de 2014

JUEGO POCO CURVO

Cinco meses han pasado desde que Ángel diese la última vuelta a la llave para cerrar definitivamente La Curva, uno de esos locales que, más que un bar, fueron el emblema de una época. Casi como último servicio, La Curva fue el penúltimo cobijo de unos poetas locos –no todos los poetas son locos aunque todos los locos sean poetas– emperrados en susurrar sus versos a pleno pulmón. No es extraño este maridaje, el bar rezumaba poesía desde el momento en que fue engendrado; de hecho, el nombre hace referencia a ‘Las personas curvas’, un poema de Jesús Lizano que ya es una declaración de intenciones. «Mi madre decía: a mí me gustan las personas rectas/ A mí me gustan las personas curvas,/ las ideas curvas,/ los caminos curvos,/ porque el mundo es curvo/ y la tierra es curva/y el movimiento es curvo... el pan es curvo/y la metralla recta». En esto del fútbol existen muchos caminos para ganar, tantos como para perder, pero el que nos entusiasma es siempre curvo. Ese fútbol que nació recto en Europa fue tomando distintos cuerpos a medida que viajaba para quedarse en el resto del mundo, pero en uno se torció definitivamente para mostrarnos la belleza curva.

jueves, 16 de octubre de 2014

Y HASTA AQUÍ PUEDO LEER

Anda Mayra Gómez Kemp presentando el libro de sus memorias al que ha intitulado con aquella frase que ella misma hiciera célebre en los años ochenta del siglo pasado (¡cómo suena eso del siglo pasado!) cuando era la presentadora del televisivo Un, dos, tres: ‘Y hasta aquí puedo leer’. Un hasta aquí que marca un límite, esa línea que dificulta el paso hacia el otro lado, una barrera que, cuando hay que enfrentarse a ella, muestra una perfecta fotografía de los merodeadores. Uno de esos ‘hasta aquí’ se encuadra en el terreno de las relaciones personales, son esos agradecimientos debidos que impiden a quien corresponde tomar las decisiones precisas, ya que obligarían al susodicho a prescindir de las personas que más han contribuido a la propia carrera. Llegados a este punto existen, al menos, dos salidas dignas: tomar las decisiones pertinentes relegando a quien fuera un aliado imprescindible o quitarse uno mismo de en medio allanando el camino para que otros lo puedan hacer.

domingo, 12 de octubre de 2014

DE MELMAC A PUCELA

Entre 1950 y 1956, el senador estadounidense Joseph McCarthy puso en marcha un mecanismo que pretendió, y en buena medida consiguió, amedrentar cualquier disidencia política con el pretexto de eliminar el ‘peligro comunista’. El senador no se anduvo con chiquitas, cualquier cosa que sirviera para tal fin se utilizó, ya fueran falsas delaciones con las que el delator pretendía salvar el pellejo; acusaciones sin fundamento en las que se aprovechaban los odios o los celos del acusador; listas negras que servían, entre otras cosas para impedir realizar su trabajo a quienes en ellas estaban incluidos... En plena guerra fría, los escrúpulos no cotizaban en bolsa. En este contexto se rodaron muchas películas para mayor gloria del régimen; entre ellas, destacaron las de invasiones de extraterrestres, ya que la metáfora era sencilla: los invasores eran seres perversos que compartían la voluntad de aniquilar la sociedad invadida. Entre todas estas películas, aunque buena parte no eran más que pura morralla, ‘La invasión de los ladrones de cuerpos’ destacó por su calidad cinematográfica y por su capacidad para mantener la tensión a lo largo de sus ochenta minutos. Don Siegel casi nos convence de que el peligro puede estar en cualquier parte, que uno no se pude fiar de nadie. Hasta 1980 no puso pie en la Tierra un alienígena bondadoso, E.T. se ganó el corazón de varias generaciones de niños y de los que no lo eran tanto.

jueves, 9 de octubre de 2014

PUES ESO

Una mañana de agosto del verano pasado subí con mi bicicleta al lugar dónde dicen que nace el río Trabancos, un par de cerros en la pequeña localidad de Herreros de Suso. El Trabancos es un río de esos que se convierte en noticia cuando lleva agua, pero que encierra en sí toda la belleza del mundo porque, como escribiera Fernando Pessoa, ‘el Tajo no es más bello que el río que corre por mi pueblo porque el Tajo no es el río que corre por mi pueblo’. De camino hice una parada en Narros del Castillo, allí, en un bar, había un cartel que pregonaba unas estupendas jornadas culturales que se extendían a lo largo de aquel verano. Ese mismo día, cuando ya había regresado, me crucé por la calle con uno de los concejales de mi pueblo, le comenté lo de las jornadas de Narros y le planteé que con un poco de voluntad se podrían desarrollar actividades semejantes en Rasueros. Moviendo la mano en un gesto a medio camino entre el desplante y la resignación me dice que ‘este pueblo tiene el peor ayuntamiento de España entera’. Me quedo de un aire, pero le replico ‘chico, tú formas parte de ese ayuntamiento’. Me mira, sonríe y, a la vez que empieza a irse, responde ‘pues eso’.  

lunes, 6 de octubre de 2014

LA LOBA SIN DIENTES

En uno de esos documentales sobre la naturaleza que antaño emitían en la tele, y que quizá sigan emitiendo, con la buena voluntad de facilitarnos una cabezadita tras la comida, un joven biólogo narraba la forma de organización en las manadas de lobos. En un momento dado, mientras nos contaba que eran los más jóvenes los que se encargaban de ir a buscar las ovejas o cabras que habrían de convertirse en el alimento de la comunidad, adornó la narración con un ‘aunque parezca sorprendente’. No cabe duda de que el guionista era español de esta España donde lo normal, al parecer, es que los viejos trabajen mientras los jóvenes, cual Vladimir y Estragón, esperan en vano a su Godot particular llamado empleo. Debía pensar nuestro guionista que los lobos jóvenes optan a salir a cazar presentando infructuosamente un currículum en algún negociado de la manada mientras los veteranos no dejan la plaza hasta la edad de jubilación. Pero no, los lobos viejos esperan cómodamente sentados en algún claro del bosque que alguno de los recién llegados a la edad adulta vuelva con las fauces manchadas de sangre tras haber realizado la labor que a ellos les tocó en su día.

jueves, 2 de octubre de 2014

CONTRATO DE PERMANENCIA

De repente le había cambiado el semblante, ahora, mientras guarda su teléfono en el bolsillo de la chaqueta, esboza la misma sonrisa que se le pone cuando gana un órdago al mus. Hace apenas unos minutos gritaba a su auricular -y a toda la gente que en ese momento pasaba por la calle- mostrando su indignación. Sois unos sinvergüenzas, decía, me dijeron que ese servicio costaría equis y me han cobrado casi el doble, me dijeron que no reducirían las prestaciones y cada día todo funciona peor, no quiero seguir con ustedes, póngame, por favor, con el departamento de bajas. Se hizo el silencio que duró unos segundos, después, no menos enfurecido, volvió a repetir la misma cantinela.  Así hubo tres o cuatro intentos, hasta que consiguió acceder al servicio de bajas. Si bien al principio de esta última conversación mantenía el enfado, su cara iba tomando, paulatinamente, un aspecto más relajado.

lunes, 29 de septiembre de 2014

CUELLO, PATAS, ALAS

En aquellos tiempos, el pollo se comía los domingos y nunca se tiraba nada. Además, cuando se compraba, se compraba todo el pollo, sin poder elegir la parte que más nos gustaba descartando el resto; vamos, que no se podía comprar solo pechugas. Por aquel entonces, nuestras madres, sobre todo nuestras madres, nos mentían con tal convicción que solo acertamos a descubrir la trola años más tarde. Llegado el momento de servir las diferentes tajadas del ave, ellas, siempre ellas, repartían tratando de complacer los deseos de cada comensal. Cuando todos estábamos servidos y tocaba su turno, llenaban su plato con lo que había sobrado -cuello, patas, alas...- y, justo en ese momento, decían: «me habéis dejado lo más rico». A nosotros nos sorprendía ese gusto estrafalario, pero si ella lo decía así había de ser. Al fin y al cabo ¿quién va a dudar de la palabra de una madre? Llegaron otros tiempos, no me atreveré a decir que mejores, en los que la elección de tajadas se hacía ya en el supermercado, en los que llegamos a creer que los pollos estaban formados por muslos y pechugas. Hace algunos años, en pleno esplendor de la era Guardiola en el Barça, un jugador del Alavés -no recuerdo quién- dijo que el fútbol de los azulgranas estaba haciendo mucho daño al fútbol modesto, que cualquier aficionado iba a los campos de Segunda B o de Tercera -mal educado por lo que había visto a través de la tele- pensando que aquella manera de jugar era tan fácil como parecía y, por tanto, se enfadaba con sus equipos si no intentaban hacerlo de la misma manera. A tenor de los silbidos que se escuchaban en el campo, afirmaba aquel modesto jugador, daba la sensación de que los centrales estaban obligados a sacar siempre el balón jugado, de que dar un patadón era, poco menos, que un pecado mortal. El diagnóstico es de lo más certero incluso para los que escribimos. Deberíamos tener un poco más de mesura, pero el virus nos ha infectado y tras comer la pechuga televisiva de un control perfectamente ejecutado, el muslo de una jugada con varios pases al primer toque que acaba en ocasión de gol, nos resultan duros los cuellos, patas y alas propias de la Segunda División y, sin demora, cuestionamos el juego de nuestro equipo por no alcanzar ese mismo sabor o ser más áspero al contacto con el paladar. Así, valoramos poco que vayamos matando el hambre punto a punto y que, pechuga o cuello, nadie tenga más puntos que el Valladolid. Ayer volvió a ocurrir, lo que pudimos ver -que no fue mucho, ya saben, somos de segunda y la tele quiere manjares- no descubrió nada que no hubiésemos visto en los partidos anteriores: El juego de los pucelanos no enamora, el bloque se muestra vulnerable, pero los partidos van llenando el buche aunque sea con un puntito. Por si fuera poco, Bergdich, la tajada de este pollo que más nos desespera cuando juega de extremo, anotó el único gol vallisoletano. Y no sabes qué decir. A primera vista, su juego entre anárquico y barroco es un eslabón perdido que desconcierta a los propios, pero, quizá, por lo mismo, su caos desorganiza a los rivales. Quizá pedimos demasiado. Tal vez haya carne suficiente por más hueso que haya que roer.

Publicado en "El Norte de Castilla" el 29-09-2014

jueves, 25 de septiembre de 2014

CARNAVAL DE SOMBRAS

En este carnaval de sombras nadie es lo que dice ser, en este baile de máscaras no tienen siquiera la potestad de elegir la que más les gustaría. Abren, sin más, el armario de la ética intercambiable, toman el disfraz pertinente y se visten con las palabras que más les convienen. Ahora Gallardón hace un mutis por el foro tras haberse probado infructuosamente la retahíla de ropillas con las que viste un aspirante. Los suyos nunca le quisieron, ni antaño le sirvió el disfraz de palmero, ni hogaño el de Torquemada. El guión no tiene más texto para este personaje; el actor, que aspiraba a protagonista, firma el finiquito de su puño y letra.

lunes, 22 de septiembre de 2014

BURBUJA DE PUNTOS

Así, como quien no quiere la cosa, en solo un año, el primero de este siglo, en España se pasó de construir doscientas cincuenta a quinientas cincuenta y cinco mil viviendas. Más del doble. Sin saberlo se había inaugurado la burbuja inmobiliaria. El resto de la historia es de sobra conocida aunque las consecuencias no lo sean, más que nada porque solo el tiempo terminará por ponerlas de manifiesto. Muchos son los análisis que se han hecho y muchas son las causas apuntadas (la reforma de la ley del suelo, el ingreso en el euro, la bajada de los tipos de interés, la relajación de las entidades financieras, el mito que aseguraba que el precio de la vivienda nunca baja, la ausencia de una política de alquiler...) que, sumadas, permitieron que se incubase la catástrofe que marcará un antes y un después en la historia económica de España, una enfermedad de la que -si se sale- será con el cuerpo magullado y, por supuesto, distinto al que se tuvo antes del paso por el quirófano. En ese mientras tanto, los dirigentes políticos alardeaban de esa aparente bonanza, esgrimían cuadros estadísticos en los que España siempre estaba entre los países que más pitaban, éramos, nos decían, la envidia del mundo mundial. Decía que el número de análisis sobre las causas que generaron la burbuja tiende a infinito, pero estos análisis, como el propio nombre indica, se realizaron una vez la burbuja hubo estallado. Hasta entonces fueron muy pocos los que, cual Casandras, alertaron de la que se avecinaba, pero el ruido impidió que se les escuchase. O peor, si se les escuchaba se les reprendía, se les reprochaba su pesimismo, se les llamaba aves de mal agüero y se les invitaba a sumarse al jolgorio. El caso es que durante esa etapa ominosa pensábamos que éramos y no éramos, creímos que teníamos y no teníamos. Las vacas que parecían gordas estaban impladas.

jueves, 18 de septiembre de 2014

EL APROBADO SE ARRANCA

Detrás de mí hay una mesita, sobre ella se apilan un buen número de libros de texto pendientes de abrir junto a otros tantos cuadernos que esperan ser estrenados. Es el trabajo de todo un año, el trabajo por hacer. Los chavales, mi hijo en este caso, nos sacan ventaja a lo que dejamos de serlo, ellos saben lo que les espera. Nosotros, por el contrario, vivimos en medio de una incesante zozobra, en un país que se tambalea y donde no hay un libro de texto en el que estudiar las materias de las que seremos examinados a lo largo del curso. 
Da la sensación de que hasta aquí hemos llegado, de que esto se ha agotado, de que el temario que nos fueron explicando desde hace cuarenta años ha dejado de ser creíble, que ni la tierra es plana ni gira alrededor del sol. Las clases de economía suenan a falso de puro farragosas, sucesiones de palabras que parecen decir y no dicen nada con un único objetivo: esconder lo evidente. No es cierto que las cosas vayan mal porque tenga que ser así y mucho menos que vayan mal a todos. Van mal para las personas que viven de su trabajo y para las que ni trabajo tienen, van mal porque no son ellas las que han fijado las reglas del juego. Pero de nada valen las quejas, decir que el suspenso es por culpa del profesor que nos mira con ojeriza, que le caemos mal, que nos tiene manía. No hicimos los deberes que nos correspondieron, creímos, cosas de tener un coche y un piso aunque fueran hipotecados, que la asignatura de la vida era una maría que aprobaríamos sin ningún esfuerzo. 

lunes, 15 de septiembre de 2014

CASTAS PROPUESTAS

Aún no ha cumplido los veinte, transita por esos años en la que empezamos a no entender nada, mejor dicho, ese tiempo en que desaparecen las pocas seguridades que se necesitan en la infancia y se empieza a abrir un mundo en el que no se sabe hacia dónde dirigirse. Es una época de explosión ante lo que se descubre pero, a la vez, de miedo ante lo que se avecina, de desconfianza en uno mismo, de desubicaciones. Pero ella es simplemente feliz. Bebé, que así se llama nuestra protagonista, no comprende la tristeza que aflige a tres de sus paisanos. Tres historias que se entrecruzan y con las que el director cinematográfico cubano Fernando Pérez Valdés trenzó los versos de película ‘La vida es silbar’. De la mano de Bebé nos invita a pasear por La Habana y nos presenta tres tristes tristezas. Sirva como por ejemplo la de Mariana. Esta muchacha quiere, sobre todas las cosas, Conseguir el papel de Giselle en el ballet del mismo nombre. Es tanto su anhelo que propone un trueque al mismo Dios: si logra el papel no se acostará nunca con ningún hombre. Dios, obviamente, no responde (y de haber respondido le habría dicho que no tiene especial interés en sus encuentros carnales, que no sabe de dónde ha salido esa lúgubre idea) pero ella da el trato por bueno y cumple con su parte. Bailar, llegar al culmen en el baile, y a cambio soledad. Triunfar en el escenario aunque sea matando el deseo que su joven cuerpo exige.

lunes, 8 de septiembre de 2014

LA CADENA ROTA

El poeta alemán Bertolt Brecht lo dejó escrito: "Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles". Con los días pasa un poco lo mismo, los hay de esos en que todo pareció ir sobre ruedas y son buenos. Pero los hay que nacen torcidos, que paulatinamente van empeorando hasta el punto de arruinar las expectativas y que, de repente, de la manera más insospechada, todo se arregla: esos son los maravillosos. Ayer fue uno de esos. En medio de la portuguesa Sierra de la Estrella, el amanecer resultaba inquietante para quien pretende recorrer parte del país vecino en bici. Amenazaba pero no llovía, había que intentarlo. Me pongo en marcha. Yendo en bicicleta, con todo revisado, se puede pensar en un pinchazo, en una avería menor, pero tras unos kilómetros, en medio de un pueblo con tres casas mal contadas, se rompe la cadena. Un domingo y en medio de ninguna parte. Pero llegó la solución de la mano de Tennessee Williams y su ‘Tranvía llamado deseo’. El dramaturgo norteamericano aseguraba, por medio del personaje de Blanche Dubois, que siempre confió en la bondad de los desconocidos.

domingo, 31 de agosto de 2014

UNA MALA PEDRADA

Aún recuerdo la cara de estupefacción de aquel chaval cuando comprendió que había sido ‘burreado’ por aquellos que, para él, eran poco más que unos palurdos. Lo que no consigo recordar, sin embargo, es su nombre. Había llegado a nuestro pueblo por casualidad, estaba allí  como podía haber  estado en cualquier otro sitio. El chico era amigo de Luis, uno de los de nuestra pandilla del pueblo que vivía durante el curso en la capital, y, vaya usted a saber por qué, había decidió pasar en el pueblo de su amigo la segunda quincena de agosto. Para él todo era extraño y casi todo molesto. Por eso y por su actitud de niño consentido no cayó en gracia. Los primeros días de su periplo coincidían con los de la preparación de las fiestas, esos días en que estábamos enfrascados en el arte de convertir cualquier vieja panera en una peña. Mientras limpiábamos los suelos o jalbegábamos las paredes, el intruso se quejaba del olor, del calor y de lo que fuera.  Andrés se acercó a él y le dijo, oye, en lo que terminamos acércate a la casa de Tere (la madre de su amigo) y le dices que si nos deja la pantómetra. ¿Qué es eso? Preguntó. Ve a por ella y ya lo verás. El chico fue y al cabo de un rato volvió con un saco bien atado a cuestas. Cuando la dejó sobre el suelo, Andrés torció el gesto. No, esa no, dijo. Ve de nuevo y dile a Tere que la que necesitamos es la grande. El chaval repitió la operación y al poco regresó con el mismo saco pero esta vez más lleno. La sonrisa de Andrés certificaba que esta pantómetra sí era la buena.  Cada uno de nosotros interrumpió su labor y fuimos formando una especie de corro en el centro. Cuando ya estábamos todos, el propio Andrés desató el saco y desveló el secreto, allí no había más que objetos tan pesados como inservibles mezclados con trozos de leña. La carcajada fue general, si exceptuamos, claro está, al protagonista ahora consciente del complot urdido en su contra. Llegar a un pueblo desde la capital tiene estas cosas, sobre todo si el que llega se empeña en mirar por encima del hombro a los que son de allí. En el mejor de los casos termina cargando la pantómetra o cazando esos unicornios rurales que se llaman gamusinos y pululan por ahí. En el peor, una pedrada rebaja la altivez.

domingo, 24 de agosto de 2014

HORMIGA A HORMIGA


Al final fue que sí, como pudo haber sido que no, y los aficionados acudieron sin siquiera un aspaviento a esta liturgia semanal que se pone de nuevo en marcha. Hasta que un día se cansen -nos cansemos- de tanta burla de los que nos miran desde arriba, desde tal altura debe ser que parecemos poco más que hileras de hormigas, unas iguales que otras, todas prescindibles y como tal nos tratan. Y como tal actuamos, sin levantar la voz, sin decir ¡hasta aquí llegó la riada del 63! Total, pensamos, para lo que va a servir. Los dirigentes de nuestro fútbol son de esta ralea, para ellos el fútbol son dos columnas en una tabla, la del debe y la del haber. Con la diferencia llenan sus carteras. Caso de no haberla, se deja de pagar y la ruleta sigue dando vueltas. La grasa que la hace girar, el dinero que les llega por unos medios o por otros, parte siempre del bolsillo de las menospreciadas hormigas a las que tampoco se debe liberar de su parte de culpa: han dejado hacer y les han hecho. El lamento llega siempre tarde. La última ha rozado el límite de lo esperpéntico, en una semana nos dijeron que empezaba la competición, que dejaba de empezar y que venga, que sí, que empezamos. Y usted, que le apetecía ver el partido, no supo hasta casi el último día si quedarse en Pucela, irse a las fiestas de su pueblo o sacar billete para el tren playero. A ellos poco, por decir algo, les importa. Al final fue que sí, pero no se puede hacer como si nada hubiera sido. Quizá, hormiga a hormiga, se pueda alzar la voz lo suficiente como para llegar alto y recobrar el respeto que no se sabe en qué punto del camino nos perdieron. No es incompatible mantener una pasión colectiva con un comportamiento propio del ganado lanar. Al final fue que sí y el partido produjo la primera alegría en forma de resultado pero eso es poco bagaje para la ensoñación. Los futbolistas, al afrontar el primer partido de una temporada, deben sentir un miedo similar al que sufre un escritor ante la amenazante presencia de un folio en blanco, un pánico que no amaina aunque haya escrito mil artículos o dos docenas de libros. Más si cabe cuando algunos acaban de llegar a estas tierras y otros sienten que en sus piernas está el resarcir al equipo del fracaso de la temporada anterior. Pero llamarse Real Valladolid o tener la vitola de equipo que fue de Primera deja de tener valor en cuanto el balón corre por el césped. Analizar lo visto tiene sentido, hacer una proyección de lo que puede ocurrir en los próximos diez meses roza lo temerario. Lo que no quita para que algunos detalles inflen esa bolsa de gas que se llama ilusión. Uno de estos detalles es la incorporación a la plantilla del portugués André Leao, un jugador que llegó de puntillas pero que impregna de calidad a cada jugada que pasa por sus pies. Pero, junto a ese optimismo inmanente al primer triunfo habita el principio de precaución. Lo que haya de ser lo sabremos, mientras tanto disfrutemos de este relato que podría comenzar a la manera de Tolstoi en Ana Karenina: “Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada”. Y al final...



Publicado en "El Norte de Castilla" el 24-08-2014

martes, 12 de agosto de 2014

DON SEBASTIÁN Y EL CAPITALISMO

Cuentan los que de esto saben que en Marruecos, durante la batalla de Alcazarquivir, moría en 1578, el rey portugués Don Sebastián. Como no dejó herederos, el trono luso acabó en manos de Felipe II de España.

Al haber muerto en plena batalla, en tierra extraña y lejana, casi nadie pudo ver su cadáver; un cadáver que, en cualquier caso, tardó en aparecer o nunca apareció. El pueblo portugués, así lo cuentan, no quiso aceptar el hecho. Esto, unido a la muy humana necesidad de creer en algo que alentara sus esperanzas en un futuro mejor, ayudó a crear y propagar la leyenda de que el rey no había muerto, simplemente preparaba las condiciones para regresar, liberar a Portugal del dominio extranjero y recuperar su trono.

A este movimiento se le denominó sebastianismo. Este mito, que aúna ilusión pasiva y resignación activa, se sustenta en algunos aspectos del melancólico carácter portugués. El sebastianismo, como concepto, fue más allá de aquella época. Se podría definir como la suma del malestar con un presente ingrato más la esperanza en que un hecho milagroso –una resurrección de un ilustre fallecido- les guíe a la tierra prometida. 

miércoles, 23 de julio de 2014

CARTA AL SEÑOR CAROD ROVIRA

Estimado Señor Carod:

Antes de que le revele el interés que mueve a escribir estos renglones a quien es un absoluto desconocido para usted, permítame unos apuntes de contexto.

Le escribo desde un punto indeterminado de esta tierra que usted denomina vagamente Madrid o Castilla, en concreto desde la submeseta norte. Si presta un poco de atención puede ubicarnos en cualquier mapa de la Península Ibérica: puede enclavar el remite dentro del territorio sito en ambas márgenes del río Duero antes de que sus aguas, camino del Atlántico, baldeen la vecina Portugal. La nomenclatura política autóctona, bien con alguna tirantez, bien con rictus de prosopopeya, se refieren a ella como Castilla y León y a su gobierno como Junta.

jueves, 17 de julio de 2014

DOLOR CINCELADO EN LA PIEL

Un pueblo sin tierra para una tierra sin pueblo, dictó la Jefa de Gobierno israelí Golda Meir. Una tierra sin pueblo. Les echaron y no habían existido. En Palestina se teje el futuro con el hilo de la memoria, Israel, cual Penélope nocturna, descose las costuras.

Ahí mismo, un poco al este, un pueblo lamenta su desdicha. Cada día, desde hace casi sesenta años, el ejército israelí traza una esquirla en ese mapa. La historia reciente de Palestina es una alegoría del quebranto que sólo el ser humano es capaz de infligir a sus semejantes, pero a su vez el pueblo palestino ha escrito páginas de dignidad. Es la historia reciente de un pueblo que sobrevive porque de su acervo histórico supieron extraer una enseñanza: un colectivo es más que la suma de sus individualidades. Les mintieron, expulsaron de sus casas, redujeron su territorio, esquilmaron sus tierras, arruinaron sus medios de subsistencia, sufrieron la traición de los que consideraban suyos. Muchos se fueron con la esperanza de un próximo retorno, nunca volvieron. Otros con idéntica esperanza tomaron el mismo camino del exilio, siguen esperando. Aprendieron. El resto no se irá. Saben que sería el triunfo definitivo de quienes usurparon su pasado para esquilmarles el futuro. En su reducto resisten, es la esperanza ardiendo a la que se agarran.

miércoles, 16 de julio de 2014

CINE EN LOS MÁRGENES

NUEVE PROYECCIONES AL AIRE LIBRE EN EL BARRIO DE LA VICTORIA 

Son ya tantos los años que nadie recuerda cuál fue el primero. Sin embargo, el desconocimiento de ese dato no impedirá que hoy arranque una nueva edición del ‘Cine al aire libre’ que organiza la Asociación Vecinal “Los Comuneros” del barrio de la Victoria. La Plaza de la Solidaridad volverá a ser el rincón que dé cobijo a los amantes del cine o a quienes, sin más, encuentran en el séptimo arte la perfecta excusa para compartir un par de horas con amigos y vecinos. Serán nueve las proyecciones que se llevarán a cabo a lo largo de  los meses de julio y agosto: habrá sesión todos los miércoles y, además, dos martes, el 22 y el 29 de este mes. Hoy, para abrir boca, se proyectarán diversos cortometrajes de la realizadora vallisoletana Pilar Álvarez, entre ellos los premiados ‘Bello, bello, bello’ y ‘Toma dos’. En los dos martes antes referidos podremos ver los documentales ‘Nosotros’ en el que los protagonistas son los trabajadores de SINTEL que estuvieron acampados más de medio año en el centro de Madrid y ‘Las maestras de la república’. Los más pequeños también tienen su espacio y así el 23 de julio se proyectará la película de animación ‘Zarafa’ y el 20 de agosto la premiada con el Goya 2014 a la mejor película de este género, ‘Futbolín’. El 30 de julio es el turno de ‘Pago justo’ una película que evoca los hechos reales ocurridos en 1968 en una fábrica de Ford cuando un grupo de trabajadoras se enfrentaron a la discriminación que sufrían. Los clásicos siempre actuales encuentran acomodo en este ciclo, con la película elegida para el día 6 de agosto, ‘La  quimera del oro’,  ‘Los comuneros’ pretenden homenajear a Charlie Chaplin en el 125 aniversario de su nacimiento; el 13 será el turno de ‘Las uvas de la ira’. El 27 de agosto se pondrá punto y final a esta edición y qué mejor guinda para este pastel que llenar de vida la pantalla con una de las iniciativas culturales más destacadas de cuantas han surgido en los últimos años en Valladolid, por la plaza desfilará una selección de los mejores cortometrajes exhibidos en la edición de este año del ‘Festival de cortos Rodinia’. Después llegará el FIN, un fin que solo será hasta el año que viene. 


EL CINE ME ATRAPÓ DESPUÉS DE UNA EXPERIENCIA FASCINANTE EN LISBOA

Ella se define como una cineasta de vocación tardía, no en vano, Pilar Álvarez (Santander 1982) recuerda que en su casa no se veía buen cine y que ella ya era talludita cuando entró, por primera vez, en una filmoteca. Tras haber realizado varios trabajos, sobre todo cortometrajes y piezas de videoarte, ahora está inmersa en la realización de su primer largo. Hoy, los cortometrajes de esta vallisoletana que dejó todo, trabajo incluido, por el cine serán los protagonistas en la inauguración del ‘Cine al aire libre’ en el barrio de la Victoria.

¿Cuándo y cómo se produjo el flechazo?
Yo estaba estudiando Bellas Artes en la universidad de Salamanca, poco más que dibujar sobre escayolas y pintar bodegones. Tuve la suerte de irme a Lisboa con una beca Erasmus. Allí conocí a un grupo de personas que me acercaron a un cine diferente del que conocía. Esa experiencia fue fascinante, el cine me atrapó. Regresé del ‘Erasmus’, terminé la carrera y volví a Valladolid. Empecé a hacer algunas cosas, encontré trabajo pero quería hacer cine y necesitaba formarme.

Formarse significa salir de Valladolid.
Sí, sí. Estuve un año en Madrid y tres en la escuela San Antonio de los Baños en Cuba. Este periodo de formación permite poner en marcha los primeros proyectos.

¿Cuál es el camino que recorren esos primeros trabajos hasta su exhibición?
Normalmente a través de los festivales específicos. Aunque he de decir que este camino tiene sus pros y sus contras. Por un lado te da la oportunidad de conocer a gente con inquietudes similares lo que permite que no te sientas como un bicho raro, facilita la exhibición y, en el caso de obtener algún reconocimiento se consigue dinero para poner en marcha nuevos proyectos y motivación para seguir. Pero por otro lado en las escuelas incitan de tal forma a ocupar este espacio que puede convertirse en una obsesión. En cualquier caso falta un circuito sólido, hay buenas iniciativas pero muy dispersas, Se necesita tejido, poso, para que este tipo de cine que se sitúa en los márgenes pueda llegar a ser exhibido.

A usted no le ha ido mal este camino.
Es cierto, el corto ‘Toma dos’ lo presenté al festival Punto de Vista de Pamplona, que lo seleccionaran ya fue una alegría, obtener el premio… Mi último corto, ‘Bello, bello, bello’, también consiguió el premio IPECC en Documenta Madrid al mejor documental.

Habla de cine de los márgenes. ¿Quiénes son sus referentes?
Son muchos aunque cabe citar en primer lugar a José Luis Guerín. Es un agitador del conocimiento. También me gusta la forma de trabajar de Elías León Siminiani. Ambos han conseguido visibilidad haciendo un cine muy diferente al convencional.

¿En qué proyecto está embarcada en este momento?
Estoy preparando un largometraje a partir de los más de 6.000 vídeos que ha grabado mi hermano con su móvil. Es una reflexión sobre esa necesidad de registrarlo todo, ese anhelo de atrapar los momentos. 

Publicado en "El Norte de Castilla" el 16-07-2014

miércoles, 25 de junio de 2014

LA PALABRA: DE LA QUIJADA A LA BOMBA

Tras innumerables visitas a su pasado, a su propia niñez, Ana María Matute ha regresado al momento anterior, al abismo de la nada. Queda lo que de ella queda, pero ella ya no. Permanece lo que escribió de sus viajes “la infancia no es una etapa de la vida: es un mundo completo, autónomo, poético”, un mundo, el de la inocencia, que nunca se pierde completamente. Seguirá vivo el vehículo en el que emprendía estos viajes “La palabra es la alarma de los humanos para aproximarse unos a otros. La palabra es lo más bello que se ha creado. La palabra es lo que nos salva”. La que nos salva, dice Ana María, la que nos puede destruir, añadiría yo. La palabra es esencialmente lo humano y por tanto en ella cabe el amor y el odio, la vida y la muerte, con ella se puede caminar desde lo heroico a lo mezquino. Desde la perspectiva de la escritora, un ser humano mirado individualmente está sometido a unos cambios necesarios aunque nunca se levante del todo de su asiento infantil. Pero, a la vez,  visto en su globalidad, el ser humano queda empequeñecido por una evidencia: la incapacidad para evolucionar. Ha evolucionado la tecnología, escribió Matute, pero el hombre sigue llorando como en la Edad Media, sigue odiando, sufriendo y muriendo de amor como Aranmanoth. Han cambiado las formas externas.

lunes, 23 de junio de 2014

TIEMPO DE SUEÑO

Cuando las cosas están por salir mal, salen mal. Viene a ser como ir caminando borracho por una dehesa y que de repente veas dos toros frente a ti. Sientes una temblequera en las piernas que no sabes si atribuírsela al alcohol, al miedo o culpar a ambos, miras hacia todos los lados y en algún punto encuentras dos árboles salvadores. Sales corriendo hacia ellos, intentas subirte a uno de los árboles y eliges el que no es y te empitona el toro que sí es. No sé si borrachos o no, pero ese efecto de ver doble va siendo de uso común: miramos a un lado y vemos dos Reyes, miramos al otro y aparecen dos Papas. ¿Cómo saber a cuál subirnos y quién nos puede empitonar? Pues esta dualidad no sería problema para los aborígenes australianos, para ellos el tiempo siempre es doble. Existe un tiempo que es el que vemos pasar, en el que se enmarcan nuestras actividades, ese mismo tiempo que Armando Manzanero pretendía inútilmente detener ordenando al reloj que no marcase las horas. Pero para los originarios habitantes de esa gran isla, existe otro tiempo de carácter espiritual, un ‘tiempo de sueño’ en el que se forjan los valores compartidos y los elementos simbólicos de sus sociedades. Un tiempo de sueño del que, futbolísticamente, la selección española se acaba de despertar de sopetón. Claro, es que no hay manera de seguir durmiendo si recibes dos bofetadas, una por mejilla. Los australianos, por el contrario, no se pueden despertar porque no se han acostado, el balón esférico no les quita el sueño ni se lo produce. O sea, que estamos ante un partido que más bien se parece al encuentro a las siete de la mañana en medio de cualquier calle entre un grupo de chavales y otro de monjas. Los primeros vuelven a casa tras una larga noche, las segundas, recién levantadas, acuden al rosario de la aurora. Coinciden en el mismo lugar y al mismo tiempo, pero es pura casualidad.


jueves, 19 de junio de 2014

LA METÁFORA DE LA METÁFORA

La profesora de inglés había decidido que el libro sobre el que trabajaríamos ese curso fuese ‘The grapes of wrath’. Un libro del que nunca antes habíamos tenido noticias, escrito por un autor estadounidense apellidado Steinbeck. Tenía ya veintitantos cuando volví a leer, ahora en castellano, ‘Las uvas de la ira’, la historia de un desahucio, un engaño, un sueño y una frustración, la historia de tantas personas, en tantos lugares del mundo, en todas las épocas de la Historia. Muy al principio del libro podemos leer cómo le comunican a uno de los protagonistas -Muley Graves- que debe abandonar su casa y la respuesta de este al hombre que llevaba la orden de embargo: “Os tenéis que ir, yo no tengo la culpa. ¿Y de quién es la culpa?, le pregunté yo. Porque al culpable le abro la cabeza. Es la Compañía de tierras y ganados de Shawnee. Yo sólo cumplo órdenes, y ¿quién es esa compañía? No es nadie, es una compañía. Para volverle a uno loco. No había nadie a por quien pudieras ir. Mucha gente sencillamente se cansó de buscar a alguien a quien echar la culpa y con quien descargar su furia. Pero yo no. Yo no me harto de estar enfadado y no pienso marchar”. Bien escribe Steinbeck, “para volverle a uno loco”. No hay culpables, nunca los hay, las compañías, las grandes empresas, son monstruos multiformes, engendros con mil cabezas con potestad para decidir sobre nuestras vidas. Los que dan la cara solo cumplen órdenes, las personas de a pie no saben de qué manera defenderse, porque el ataque se presenta como si fuera tan inexorable como las leyes de la física, una especie de ley de la gravedad. Es el sistema.

miércoles, 18 de junio de 2014

SOLAMENTE DOS PUNTOS CARDINALES

Somos así de exagerados; el doce de octubre de 1492 Cristóbal Colón pone un pie en un punto inconcreto de las Bahamas y para mentar el hecho decimos, así, de carrerilla, que descubrió América. Vamos, como ordeñar una cabra en el islote de Perejil y que tus descendientes cuenten que un antepasado suyo ya conocía África. Colón dejó, eso sí, la puerta abierta y a través de ella fueron entrando barcos y más barcos, gentes y más gentes, que dominaron todo el territorio y a quienes allí vivían. Pero América no era una habitación que se ve de golpe cuando uno asoma la cabeza, no. De hecho, cuando los españoles, ya en la América continental, fueron avanzando se encontraron con los Andes, una pared que no dejaba ver lo que había detrás. Hernando de Magallanes tuvo el impulso cotilla y se dijo: “Si no puedo atravesar la pared, la rodeo yendo hacia el sur, pero no me quedo sin saber lo que hay detrás”. Se montó en una nao que en un exceso de optimismo fue bautizada como Victoria y, navega, navegando, allá por 1520, supo que existía un territorio al que los lugareños llamaban algo así como Chile. Pero Magallanes había cogido el gusto por el mar y siguió su periplo. Tres lustros más tarde, ya sabiendo que tras la pared había un valle, los españoles intentaron apoderarse de él. Esta vez se dejaron de barcos y entraron por el norte. El primero que lo intentó fue Diego de Almagro, pero la cosa no le fue muy bien. Al poco, Pedro de Valdivia se puso manos a la obra con el tacto habitual y comenzó una guerra, la de Arauco, que terminó tres siglos más tarde. Alonso de Ercilla escribió ‘La araucana’ un poema épico en el que quiso relatar las vicisitudes de la guerra pero, claro, no hay poeta que trescientos años aguante, y aunque publicó tres partes, le faltó tiempo. Desde entonces sabemos que Chile: “La gente que produce es tan granada,/ tan soberbia, gallarda y belicosa,/ que no ha sido por rey jamás regida/ ni a extranjero dominio sometida”. Haría bien Vicente del Bosque en tomar nota porque pareciera que Alonso de Ercilla hubiera escrito estos versos tras ver algún partido a la actual selección chilena. Puede que no tenga los mejores jugadores, ni los más vistosos, pero ninguno de ellos traiciona sus convicciones, ni desiste en el empeño. Valdivia minusvaloró la capacidad de aquellos pueblos, pensó que le ofrecerían menos batalla que los incas, y perdió la vida.

viernes, 13 de junio de 2014

SAN NICOLÁS O EL HOMBRE DEL SACO

Quizá no lo recordemos, pero a última hora del día aquel en que descubrimos que los reyes eran los padres, nos sentimos estupendamente. Antes, un rato antes, pudimos haber gimoteado un poco pensando que, una vez descubierto el truco, nos quedaríamos sin los regalos. Sin embargo, pasada la llantina inicial nos rehicimos, respiramos profundamente tres o cuatro veces, elevamos el pecho y miramos por encima del hombro a todos esos pobres niños que todavía eran niños, que aún se dejaban engañar con ese pueril embuste sin sentido. Nosotros ya caminábamos en otra dimensión, éramos otra cosa, conocíamos la verdad, compartíamos el secreto y formábamos parte de los conjurados en su custodia: éramos, por fin, mayores.

Hasta hace cuatro años las selecciones española y holandesa creían en los reyes magos. Bueno, lo suyo era peor, allí, en vez de creer algo tan lógico como que tres abueletes viajasen a lomos de un camello desde las ignotas tierras de oriente hasta sus casas, piensan que es San Nicolás, que ni es mago ni nada, el que viaja a sus casas para llenar de regalos sus zapatos. Un santo, pobres incautos, que para más inri viaja en barco desde su residencia habitual en España. Algo inconcebible, porque aquí santos viven pocos y el milagro es llegar a fin de mes. Vieron a un anciano afable sobre la cubierta de un barco y han montado la leyenda, pero el abuelo no era San Nicolás, sino Chanquete.

jueves, 12 de junio de 2014

EL RÍO DE TODOS

El río Lempa acaricia casi en su totalidad el territorio salvadoreño hasta besar al océano Pacífico. El gran delta que se forma en la desembocadura es un festival de agua que se va repartiendo en brazos que rodean una tierra firme en la que habitan varias comunidades de indígenas. Hace cinco años estuve en una de esas islas. Para llegar tuve que montar en una barca de madera impulsada por un motorcillo. Conmigo viajaban un par de decenas de mujeres de estas comunidades que volvían de vender un pescado que es la base de su economía. Obviamente, en ese lugar, el exótico era yo y me preguntaron que de dónde era. Al responder que de España, tras unas risas que, todo hay que decirlo, no llegué a comprender en ese momento, una de ellas me dijo algo como que era la presidenta de la peña femenina del Barça y señalando a otra con un fingido desdén, añadió que aquella era la presidenta de la del Madrid.  Una vez puesto el pie en tierra, lo primero que vi en medio del manglar, fue a un grupo de niños y niñas dando patadas a un balón. Y es que el fútbol, este reino de la lealtad humana ejercida al aire libre en palabras del filósofo italiano Antonio Gramsci, ha llegado por sí solo a cada rincón del planeta, lo ha hecho enamorando a los más y no dejando indiferente a casi nadie. 

jueves, 5 de junio de 2014

EL REY PEÓN

De la misma manera que un vidente no es un señor con dos dientes aunque vaya mostrando los paletos, el bipartidismo no es una alternancia entre dos partidos aunque dos partidos sean los dientes visibles. El bipartidismo, como el gótico, el barroco o el neoclásico, es un estilo de arquitectura, una manera de entender el diseño y el desarrollo en la construcción de los edificios: las plantas más altas tienen una fachada amable y unos muros gruesos que garantizan su uso a los que allí viven mientras la casa se sostenga. La parte de abajo es un conglomerado de estancias y pasillos que forman un laberinto en el que sus habitantes no terminan de saber donde están. De esta forma, en cada conversación, estos permanecen entretenidos sintiéndose libres para debatir de lo que quieran, e incluso pueden fantasear con que ese corredor conduce a la parte alta de la estancia, y se les permite mientras no caigan en la tentación de querer jugar con las cosas de comer. No por nada personal, como dijera Michael Corleone, son solo negocios.

jueves, 29 de mayo de 2014

PARTICIPAR PARTICIPANDO

Un voto rara vez es el resultado de una comparación entre programas electorales, es, casi siempre, la asociación entre una imagen y una idea, el resultado de una transmisión empática, un juego simbólico entre el elector y la cosa elegida. Desde otro punto de vista, un voto puede ser un deseo o un compromiso, un encargo o una disposición. Puede ser una carta a unos reyes magos que no existen, una seña de identidad, una intención de certificar una pertenencia, una reafirmación; pero, también, puede ser una manera de expresar una voluntad.
Cada cual, cuando decide a quién votar, incluso cuando decide si votar, lanza un mensaje en una botella. Contar los mensajes es fácil, interpretarlos es harina de otro costal. Contar se contaron el domingo y está todo dicho, los números son los que son; interpretaciones, sin embargo, se hicieron después casi tantas como bocas se abrieron, aunque buena parte de ellas tengan dos elementos como denominador común: existe un amplio sector de la sociedad que anhela un cambio profundo y que exige una mayor participación.

jueves, 22 de mayo de 2014

¿QUIÉN QUIERE QUE SE SALVE?

Hace poco más de tres semanas a Miguel Arias Cañete le sacaron un billete para Bruselas que tenía que tomar sí o sí, dejando de esta manera libre su asiento en el Ministerio de Agricultura. Inmediatamente después conocimos el nombre de quien iba a ocupar la silla vacante, Isabel García Tejerina. Supimos al instante que la nueva ministra era vallisoletana y por estos lares se le dio máxima relevancia a este dato del DNI. Siempre hemos dado excesiva importancia al paisanaje en la arena política, se asume de forma natural que un alto cargo privilegie a los de su terruño, debe ser un vestigio de una mentalidad caciquil tatuada a fuego a lo largo de muchas generaciones.

lunes, 19 de mayo de 2014

YO, TARZÁN; TÚ, JANE

Los ingredientes eran escasos: unos pocos verbos sin conjugar, un puñadito de sustantivos y algún pronombre. Suficiente material para que Tarzán pudiera comunicarse con los humanos, amén de arrancar las sonrisas de varias generaciones de niños. Ese uso primario del lenguaje puede servir para salir del paso, para transmitir una información básica, pero poco más. Si lo que se pretende es transmitir un sentimiento profundo, una información compleja o aportar matices sobre cualquier tema, necesitamos el cemento con el que amalgamar las palabras para construir oraciones. Ese ungüento se forma, en buena medida, con las preposiciones, esas palabras modestas, sin apenas valor cuando las tomamos fuera de su contexto. Busco en el diccionario la definición precisa (palabra invariable que introduce otros elementos de la oración) y pienso que el Valladolid de esta temporada ha sido un equipo sin preposiciones, un equipo cuyo juego colectivo no ha pasado del ‘Yo, Tarzán; tú, Jane’.

jueves, 15 de mayo de 2014

EL HUESO Y EL CALDO

Muchas de las películas de John Ford entran dentro de la categoría de westerns, pero si hay algo que las ha convertido en obras de arte imperecederas es que el viejo Oeste no era más que un decorado, una excusa para acercarse a lo que de verdad le importaba: el ser humano expuesto a situaciones límite en un medio hostil. ‘El hombre que mató a Liberty Valance’, por ejemplo, bien pudo haber sido ideada como una película de romanos o ‘La diligencia’ como una road movie ambientada en los años cuarenta, esencialmente hubieran sido las mismas. Los valientes se hubieran seguido comportando como valientes y los cobardes como cobardes; quien tiene el poder hubiera utilizado las mismas estrategias y quienes no lo tienen se habrían aferrado a las mismas emociones. Al fin y al cabo, es muy poco lo que cambia en la historia de la humanidad salvo el decorado que va evolucionando.

lunes, 12 de mayo de 2014

UN BOTE, UN BARCO...

Sin pamplinas. La palabra esperpento suele ir asociada a Ramón María del Valle-Inclán, pero antes de que el gallego la emplease referida a su obra, la palabra ya existía. Sin ser consciente, la persona que muy antaño acuñó el término nos dotó del instrumento que define implacablemente la página que el Valladolid perpetró ayer en Sevilla. Un esperpento, una historia sin héroes arquetípicos de esos que acuden puntuales a última hora para enfrentarse al mal, un relato sin antihéroes de esos que se autorredimen acudiendo impuntualmente a tiempo a donde nadie les espera, una novela sin villanos de esos que conocen perfectamente el mal para poder llevarlo a cabo. Un esperpento, un cuento amorfo de un equipo que, teniendo el objetivo en la mano, lo ha dejado escurrir como escurre el agua del mar que se arroja en un agujero abierto en la playa.

jueves, 8 de mayo de 2014

SE HACE GRANERO

Las palabras esdrújulas siempre me atrajeron por la rotundidad con la que resuena su acento, por otra parte, siempre disfruté jugando con los dobles sentidos de los términos por la capacidad de provocación o descubriendo nuevas palabras inexistentes que se formaban solapando dos que sí tenían vida. Pero este mismo juego puede servir para explicarnos mucho mejor la naturaleza de algunas cosas. Filantrópico y antropófago son palabras hermosas por su contundente sonoridad, la primera eleva al infinito al simple generoso de a pie, la segunda nos traslada en un viaje en el tiempo hasta aquellos tebeos de la infancia en los que un grupo de negros (los malos siempre son de allí) danzaban alrededor de una enorme caldera de barro en la que se cocía a un explorador. Dos palabras que fundidas en un crisol forman una tercera, filantropófagos, que no aparece en ningún diccionario, pero que define a la perfección todo un mundo de instituciones vinculadas a las grandes empresas que afirman pretender erradicar las injusticias del orbe; sin embargo que en realidad solo buscan apuntalar un sistema y hacer negocio en él hasta las últimas consecuencias. Un negocio que consiste en sumar pobres y multiplicar, aunque sea por un solo euro al día. Un grano no hace granero pero cuatro mil millones ayudan al compañero.