domingo, 11 de noviembre de 2018

Y AÚN DICEN QUE UN PUNTO ES CARO

Foto El Norte
Pascualet se debate entre la vida y la muerte en la bodega de un barcucho. Un compañero le sujeta por los brazos mientras permite que su pierna sirva de apoyo al moribundo. Otro le palpa el pecho con el anhelo de encontrar un hálito de vida al que agarrarse. Pascualet es poco más que un muchacho, pero ya ha tragado mil y una veces las hieles a las que la vida invita en casa de los pobres. Ahora, ya digo, con fechas aún pendientes para llegar a adulto, la vida se le va. Así, con esa crudeza relataba el joven Sorolla con sus pinceles la dureza del día a día de los pescadores. Una escena que describió previamente Vicente Blasco Ibáñez en la novela «Flor de Mayo». Allí, en esas páginas conocemos más personajes.