martes, 10 de octubre de 2023

ESA HERMOSA MAÑANA

El fundamentalismo husmea el aroma de un señuelo; lo difunde en el fértil terreno del oprobio, allí donde la ley de Hooke –un cuerpo elástico se alargará proporcionalmente a la fuerza que reciba­- dictamina que aparecerán complicidades; acecha en nombre de un bien supremo inmarcesible, invulnerable, que impondrá su verdad, su esencia, su ser; se arroja al abismo descrito en un plan previamente trazado, un plan que sojuzga a los que dice defender porque no son más que parapetos, eslabones, peldaños, piedras en un camino a ninguna parte.

Los portadores del plan vislumbran el dolor; se acercan sigilosamente, escuchan el dolor; acarician con palabras hueras, se apropian del dolor; estimulan con esperanzas paradisíacas, aprovechan el dolor; empujan al vacío, explotan el dolor. Y dolor, más dolor, hijo del dolor, padre del nuevo dolor.