lunes, 25 de enero de 2016

LOS HILOS

El profesor de Historia cierra a la vez el libro y los ojos. Anda enredado en preparar la materia que habrá de impartir a lo largo de la semana, aunque, en realidad, está más pendiente de su cabeza en la que aún resuena la pregunta que, como si fuese una piedra, le lanzó uno de sus alumnos al finalizar la última clase. ¿Para qué sirve estudiar esto? En realidad no tendría por qué. Haciendo memoria, raro era el curso en el que no se lo hubieran preguntado, pero no se terminaba de acostumbrar a esa desafección por el conocimiento, a que los saberes solo fuesen tenidos en cuenta como el medio para obtener posteriormente algún rendimiento pecuniario. Lo malo no es que lo piensen unos críos, se decía, es que las sucesivas reformas de los planes de estudio les dan la razón: parece que en vez de instruir pretenden que adiestremos. Nunca había rehuido la pregunta y esta vez tampoco. Antes de abordar el tema, o a la vez, respondería: “Mirad, los cuatro bloques de este tema son ‘La Belle Époque’, el crack del 29, el auge de los fascismos y la II Guerra Mundial. Un hilo invisible teje la historia y, a veces, se empeña en repetir los mismos dibujos. Hasta hace cuatro días, hemos vivido una segunda Belle Époque, hubo otro crack económico posterior en el que aún estamos inmersos y el fantasma de los fascismos vuelve a ulular en el viejo continente. Si seguimos el mismo patrón tejeremos la misma cenefa. El hilo está en nuestras manos, conociendo la historia podremos escapar de ella. Comprendiendo el pasado sabríamos que a los tiempos de sosiego siempre les suceden otros turbios y viceversa, podríamos alargar los primeros y conocer las puertas de salida de los segundos”.