Uno de esos chistes tan candorosos como malos que nos contábamos
cuando éramos niños relataba las peripecias de un ladrón en su intento
de huir del policía que le perseguía. El raterillo en la carrera a campo
abierto había tomado cierta distancia, pero
al ver un árbol se puso a dar vueltas a su alrededor. Sorprendido, un
viandante que por allí pasaba le preguntó que qué hacía. Nuestro ladrón,
sin dejar de correr, le explica que huye de ese policía que se estaba
acercando. «Hombre de Dios –inquiere el transeunte–
¿no ve que el policía está cada vez está más cerca y si usted no deja
de dar vueltas él le va a alcanzar?». «No se preocupe –replica confiado
nuestro protagonista– le saco más de diez vueltas de ventaja».
Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.