lunes, 30 de diciembre de 2002

EL PISUERGA

Recuerdo como si fuera ayer la primera vez que la palabra Pisuerga se cruzó en mis oídos niños ávidos de curiosidad. Tenía cinco años y en la tele del blanco y negro vi como un profesor, anciano y cansado, se acercaba con su costal de ternura a un niño enfermo quien, en su postrer lecho, si la ciencia sueca no lo remediaba, se abrigaba entre las mantas raídas de hambre de posguerra, y le preguntaba cual era el río que pasaba por Valladolid. El niño espetó “el Pisuerga” ante la sonrisa del viejo maestro. Ese vocablo nunca se me olvidó. Yo, de ríos, sólo conocía al Trabancos de mis juegos, de mis amigos de Rasueros, de las broncas de mi madre cansada de lavar barro...y había oído, en boca de los hombres del pueblo, que depositaba sus pocas aguas en manos del  Duero. Le imaginaba tan ancho como el prado de mi pueblo. Pero del Pisuerga... Pregunté a Maribel, hija de la diáspora rural, que vivía en Valladolid y desde sus ojos de niña engendró en mí la leyenda de ese río enorme, hijo predilecto del padre Duero, padre del sueño Canal de Castilla. Pisuerga de mis nostalgias. Hoy escribo perdiendo mi mirada en sus aguas tranquilas deslizándose bajo el Puente Mayor mientras un estruendoso río de coches ahoga sus canciones. Recuerdo mi primer tropiezo con el Pisuerga, aquella película era “Historias de la radio”. Hoy la radio vuelve a hablar del Pisuerga, de un cauce de 7.500 gargantas que, despertando de su letargo, ahogaron a un gigante blaugrana. Valladolid fue feliz protagonista de su destino por un día. La leyenda Pisuerga continúa.

lunes, 23 de diciembre de 2002

COMPRAR LA VERDAD

La verdad no existe, de existir sería mutable y polifónica, si fuera eterna sería inaccesible para nuestra humilde razón. Aunque la mentira exista, la verdad no y su vacío ha de ser ocupado por algo, una paraverdad escolástica en cuya base la teología prima sobre la filosofía. Los dueños de Dios son los amos de la verdad creída. Un dios domesticador que soporte, y nos permita soportar, nuestras propias contradicciones; todo es parte de un proceso velado para los ojos humanos y, como tal, resignados, lo damos por bueno. La verdad como poder no es, por tanto, un proceso reciente. Falso o cierto, verdad es lo que admitimos como verdad. Éste es el axioma que provee sentido a la publicidad. Una musiquilla machacona, un lema reiterado, una marca -insustanciales en sí- aprecian el valor de un objeto frente a otro que es el mismo sin alharacas. La verdad que grita en cada villancico nuestra bondad navideña enriquece al comerciante, la verdad que mana ilusión genera una especie de ludopatía transitoria colectiva que nos lleva a llenar el bolso de décimos de lotería. El que puede dictar la verdad nos esclaviza, su dinero compra las voluntades hechas palabras de los que escriben convirtiendo sus opiniones en música cautivadora de flautista de Hamelin. Lo sabe Bush, el que compra y el Gran Wyoming  que no tiene precio. 

lunes, 16 de diciembre de 2002

RIDÍCULO EN EL ÍNDICO

Es impagable la foto de la escena. Suena el teléfono, Federico Trillo-Figueroa y Martínez-Conde al aparato. Por su semblante parecería que su interlocutor fuese el mismísimo sanjosemariaescribadebalaguer y le estuviera revelando que iba a ser el sucesor del otro venerable, tal era su estupefacción (y sus genuflexiones). Pero no, se trataba de Bush requiriendo sus servicios. Un “a sus ordenes” enfático y marcial se pudo oír al otro lado del tabique. Y tal cual, los marines patrios apresaron un barco maligno que, en su culo de traficante, acarreaba unos misiles norcoreanos despistados hacia su Yemen final. Ahí es nada la cosa, mientras los cuatro quisquillas desleales de siempre se empecinan, erre que erre, en sus críticas acicaladas de negro-marea, somos propuestos por el todopoderoso para profesar como eje del eje del bien. Dos telediarios sin Galicia, una sonrisa del presidente y después una segunda llamada: de lo dicho nada, los misiles de mis amigos son mis misiles y pelillos a la mar.
Sainete en tres actos. Pero tras la risa llega el regusto amargo, ese poso que deja el vino tomado con una pistola apuntando a tu sien. Bombas de ida y vuelta  con remitente oculto. Millones de dólares para millonarios de poder. El resto somos carne de cañón. Medio siglo después podemos cantar con Berlanga: “Americanos os obedecemos con alegría...”, pero que alegría más triste. 

lunes, 9 de diciembre de 2002

POLÍTICA, GESTIÓN Y DÉFICIT CERO

El bamboleo inquieto del Prestige, segundos antes de afincar en el reino ignoto de Neptuno,  presagiaba malos tiempos para el dogma del déficit cero. Ese mito impostor, otro más en la lista de los que pretenden enterrar la política en aras de una aséptica idea de gestión, se ha ido al garete hundiéndose en las mismas fosas atlánticas que el desvencijado petrolero. Las olas negras arrastraban con su fango la incapacidad cómplice del gobierno que pretendió convertir al estado en mínimo social arropado en máximas banderas o palios. Han dedicado seis años a espantarnos de la política, seis años con la cantinela de la reducción de impuestos y la eficacia de la gestión; mas la gestión sin política es administrar una casa que no existe,  es conducir un tren por donde no hay vía. Un país no puede funcionar a golpe de voluntarismos ante la ausencia de recursos asignados a paliar catástrofes anunciadas por reiteración. Haber pensado en esta posibilidad no es fatalismo sino previsión y prevenir cuesta dinero, pero mucho menos que curar. El dichoso buque nos debe abrir los ojos: si queremos enaltecernos colectivamente hemos de recuperar las prácticas comunes: la política; si anhelamos progresar como sociedad hemos de ser conscientes de nuestras carencias y paliarlas, aun endeudándonos razonablemente: nada distinto de lo que se hace individualmente cuando se compra un piso.

lunes, 2 de diciembre de 2002

LA GATA FLORA

¡Qué difícil es ser presidente.! Cuánta ingratitud acarrea implícita el desayuno del poder. Si acudes a la inauguración de cada uno de los raíles del AVE, semental de progreso, se desencadena una tromba de descalificaciones. Que si hacemos política de florero, que si nos gusta más la portada de un periódico que un partido de tenis de la Kournikova. Pero ¡Ay si les haces caso!. Si se la metes gritan y si se la sacas lloran.

Recién levantado, el espejo responde a mi mirada con la sonrisa carismática de un líder mundial y, magnánimo, resuelvo hacerles caso. Hoy no seré fotografiado. Les cedo a esos socialistas la portada de los periódicos de mañana. Ni yo ni ninguno de mis ministros, ni mi padre Fraga. Despacharé con ellos y les ordenaré que se repartan el trabajo: tú y tú a cazar a Aranjuez a la finca de nuestro aristócrata amigo, tú te tomas el día libre y te vas a  Doñana, tú al Pirineo.

¡Vaya!. Suena el teléfono. ¿Cómo? Un petrolero ha naufragado y está a punto de producirse una tragedia social, ecológica y económica. De ésta no me pilláis. Me quedo en casa. ¿Protagonista yo?. Tururú. Soy un hombre de firmes convicciones y cuando digo no, es no. Decido no acudir a Galicia y las flechas de la antiespaña intentan humillarme. Llamo a Fraga y le digo que se ponga al pie del cañón y me responde: yo ya estoy en el Tajo, de pesca.