jueves, 28 de septiembre de 2017

LA HABITACIÓN DE LOS DISTINGUIDOS

Imagen tomada de http://noticieros.televisa.com
Los espíritus acomplejados viven con la urgencia de sobresalir, como si lográndolo fueran a imponerse a su propia psicosis. Cuando lo consiguen, necesitan echarlo en cara -¿veis?, parecen preguntarnos-, como si el resto de los mortales fuésemos conscientes de esa tensión que les generan sus propios fantasmas. Vemos, sí, pero no damos tanta importancia a ese hecho del que nuestros protagonistas presumen ufanos. Si el asunto acabase aquí, habríamos derribado ese artificioso edificio. El acomplejado no podría permitirlo y daría un paso más. Necesita medirse y para ello qué mejor que utilizar el metro del reconocimiento ajeno. Soy bueno porque se me valora, porque el jefe me ha puesto una medallita o un pin de colorines, porque pinto algo.