jueves, 13 de febrero de 2014

EL ESTRECHO DE TANNHÄUSER

Era el mejor y por eso le seleccionaron, pero su experiencia no parecía que esta vez fuera a servir de mucho a Rick Deckard. Vencido, solo le separaba del vacío la fuerza con la que, primero con las dos manos, luego con una solamente, se agarraba a un trozo de viga que sobresalía de la fachada. Uno de esos a los que quería ‘eliminar’, huido, acosado, herido, con el alma hecha jirones, había revertido las tornas y, ahora, encaramado en lo alto de la azotea, podía cortar ese hilo que le cosía torpemente a la vida. Como cualquier subsahariano que tuviese en sus manos la vida de un Blade Runner herido por las cuchillas de la frontera que él mismo vigila, el replicante mira a los ojos de su perseguidor y le dice: "Es toda una experiencia vivir con miedo ¿verdad? Eso es lo que significa ser esclavo".