viernes, 13 de marzo de 2020

DE LO QUE TODO EL MUNDO HABLA

Foto "El Norte de Castilla"
Entre que últimamente apenas salgo de casa y que, a cuenta de que se me rompió el mando del TDT, no he podido resintonizar canales de la tele, pues no me cosco de nada. El caso es que he salido a hacer la compra y veo a la gente arremolinada conversando con cierto gesto mohíno. Pregunto a un conocido con el que me cruzo en la puerta del supermercado.  “Chico, ¿no te has enterado? De lo del coronavirus, no se habla de otra cosa, ya no hay más temas ni de conversación, ni de información, ni de nada”. No lo entiendo bien, “¿Coronaqué? ¿Andan de nuevo los republicanos con alguna matraca?”. “Coronavirus”, especificó antes de irse. Virus y corona en la misma palabra. Mira, pensé inconcreto, algún algo que haya pasado con la monarquía. Quizá sea alguna enfermedad o tal vez solo sea un juego de palabras, una metáfora por vaya usted a saber qué. Discretamente,  pongo la oreja en las conversaciones y me entero de que el asunto afecta básicamente a las personas mayores. Tate, no va a ser Felipe sino Juan Carlos.
Miro hacia la puerta y veo que la cola es enorme. Prefiero volver en otro momento. Cuando estoy saliendo me percato de los primeros de la fila llevan el carro cargado de papel higiénico.  Soy poco de meterme en lo que hacen los demás, pero ante la sorpresa, pregunto. “Pues no es nada, si vieras Madrid…”.  Siempre Madrid gana a todo, siempre Madrid más.
Ya en casa me pongo a mirar por internet para enterarme de lo que ha pasado. Y lo encuentro. La justicia suiza investiga un ingreso de 100 millones de dólares provenientes de la corona saudí cuyo destinatario final habría de ser el rey Juan Carlos. Aún no se conoce el porqué, pero vamos, la cantidad tampoco es tan grande, apenas la tercera o la cuarta parte del presupuesto de un ayuntamiento pequeño como el de Valladolid. Supuestamente, que por amor se hacen muchas tonterías y, como ya se preguntase Manuel Gómez Pereira, ¿por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?, 65 de esos millones, por simple y llano agradecimiento del monarca, un regalo por los cuidados recibidos, terminaron en manos de Corinna Larsen. Campechano y generoso en el mismo lote. Un partidazo, no se puede pedir más. Pues, sigo buscando información, no ha debido de ser suficiente, ¡qué feo es el amor cuando se acaba!, Corinna amenaza con denunciar por amenazas para que no cuente lo que sabe –y nosotros no, cabe aclarar-. A ver si entendí mal y aquella palabra de la que todo el mundo habla va a ser Corinnavirus… Bien pensado, tampoco es para tanto, quién, que se haya separado, no ha lidiado con un excuñado arisco y brutote que informa de que “¡Ay de ti como digas eso que te contó! Veremos en qué sigue la cosa.

Publicado en ""El Norte de Castilla" el 11-03-2020

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