El forense que se hizo cargo del
exánime R. Valladolid cuando fue abandonado a su suerte por un equipo médico
que a mitad de operación se quedó sin oxígeno ha fijado su diagnóstico; el
cadáver tiene vida. Le quedan secuelas a largo plazo pero sus órganos vitales
funcionan, eso sí, lánguidamente. Tras este acceso de catalepsia subyace una
reflexión: más allá de que el Pucela pertenezca a una serie de empresas que
dicen representar al sentir de los aficionados, éstos han de estar alerta y
conocer lo que ocurre en los consejos de administración, juntas de
accionistas... y exigir a la vez que ofrecer desde el acuerdo o el desacuerdo.
Y para ser partícipes en el sendero por el que se transita es necesaria la
información, a partir de ahí que cada cual obtenga sus conclusiones y actúe.
Los noventa minutos del partido son para disfrutar mas conformarse con eso es
una veredita cómoda que conduce a la muerte a medio plazo. Del Valladolid o de
la condición de personas libres. Quien diga, como el presidente de la junta
castellano y leonesa, que no quiere involucrarnos en problemas internos de su
partido merma nuestros derechos. El manto de armiño se lo hemos de quitar
nosotros o seremos los próximos en la mesa del forense y ya sin milagro médico
que nos salve.
Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.
miércoles, 15 de enero de 2003
lunes, 13 de enero de 2003
OLOR A NAFTALINA
Hay armarios con cajones furtivos, tan
recónditos que sólo se abren si quienes han permanecido ocultos en ellos
golpean sus tablas de inquisición hasta que, deshechas, les permitan asomarse
libres de miedos. Armarios como ventanas que, al abrirse de par en par, orean
un aire rancio de sacristía, avientan el putrefacto olor a cirio impuesto por
cada dormitorio que se tiene por alcoba de bien. De otros armarios quienes
salen no deparan ningún desconcierto, son armarios que han permanecido
perennemente abiertos, su contenido se ha ofrecido diáfano al albur de
cualquier mirada y, sin embargo, desprenden olor a naftalina. Armarios como
botellas de zotal que, cuando se destapan, esparcen su líquido nauseabundo en
barracones, emanando efluvios fétidos entre los hacinados para proteger de
piojos la cabeza del general.
De uno de estos armarios ha emergido
Ana Botella, arrastra tras de sí el olor que desprendieron sus palabras cuando
justificaban delitos como el del ex-alcalde de Ponferrada, acusado y condenado
por acoso sexual, cuando estigmatizaban a las parejas homosexuales o
relacionaban emigración y delincuencia aparcando la realidad marginal de muchos
de los que aquí llegan.
Se postula hoy como concejala de
bienestar social quien ayer dijo: “hoy una mujer llega a casa y le dice a su
marido, cariño he comprado un coche”. No aclaró si todos los días. Está tan
lejos de la realidad que por mucho que pretenda acercarse tardaría años en
sentirla.
Eso sí, no empeora lo que hay.
martes, 7 de enero de 2003
REYES MAGOS
La, ya de por sí, escasa superficie de
la casa en la que amo y dudo se ha visto reducida súbitamente. Una cohorte de
primas, tíos, amigos y abuelas tras la trinchera de unas falsas pelucas y un
mantón de armiño, han dejado para Diego una cantidad de juguetes que no creo
que pudieran acarrear tres corrientes camellos. El crío, inerme, va y viene de
un juguete a otro desplegando su caudal de energía, me los muestra todos
mientras yo bastante hago con no pisar un coche o un robot marciano que mea a
la vez que baila el aserejé. Mañana de mañanita quedará un rescoldo de ilusión
y pasado mañana, a más tardar el jueves, millones de juguetes deambularan como
saco de huesos en busca de su inhumación. Vendrán otros que avivarán el ciclo.
La noche de reyes encuentra su sentido en una cultura de la escasez, pero en
nuestra caverna de neón exalta lo cotidiano: un niño abre la boca pidiendo un
coche y se la tapamos con el coche -a ser posible mayor que el del vecino-.
Hemos pasado de la abuela con veinte nietos, al nieto con veinte abuelas.
El tiempo de disfrute de un juguete es
directamente proporcional al tiempo que se le ha anhelado. Un juguete, como un
cumpleaños, deja de ser objeto de gozo si se celebra a diario. Ya no se desea;
se ve, se pide, se tiene, se amontona, se tira. Ilusión es el fetiche del día,
pero ilusión es el sueño de conseguir algo muchas veces negado, ilusión es
creer que una zapatilla es un barco y el pasillo el mar.
(Ilusión, para dos de cada tres niños,
es comer a diario; pero eso no hay rey mago que lo consiga).
lunes, 30 de diciembre de 2002
EL PISUERGA
Recuerdo como si
fuera ayer la primera vez que la palabra Pisuerga se cruzó en mis oídos niños
ávidos de curiosidad. Tenía cinco años y en la tele del blanco y negro vi como
un profesor, anciano y cansado, se acercaba con su costal de ternura a un niño
enfermo quien, en su postrer lecho, si la ciencia sueca no lo remediaba, se
abrigaba entre las mantas raídas de hambre de posguerra, y le preguntaba cual
era el río que pasaba por Valladolid. El niño espetó “el Pisuerga” ante la
sonrisa del viejo maestro. Ese vocablo nunca se me olvidó. Yo, de ríos, sólo
conocía al Trabancos de mis juegos, de mis amigos de Rasueros, de las broncas
de mi madre cansada de lavar barro...y había oído, en boca de los hombres del
pueblo, que depositaba sus pocas aguas en manos del Duero. Le imaginaba tan ancho como el prado
de mi pueblo. Pero del Pisuerga... Pregunté a Maribel, hija de la diáspora
rural, que vivía en Valladolid y desde sus ojos de niña engendró en mí la
leyenda de ese río enorme, hijo predilecto del padre Duero, padre del sueño
Canal de Castilla. Pisuerga de mis nostalgias. Hoy escribo perdiendo mi mirada
en sus aguas tranquilas deslizándose bajo el Puente Mayor mientras un
estruendoso río de coches ahoga sus canciones. Recuerdo mi primer tropiezo con
el Pisuerga, aquella película era “Historias de la radio”. Hoy la radio vuelve
a hablar del Pisuerga, de un cauce de 7.500 gargantas que, despertando de su
letargo, ahogaron a un gigante blaugrana. Valladolid fue feliz protagonista de
su destino por un día. La leyenda Pisuerga continúa.
lunes, 23 de diciembre de 2002
COMPRAR LA VERDAD
La verdad no existe, de existir sería mutable y
polifónica, si fuera eterna sería inaccesible para nuestra humilde razón.
Aunque la mentira exista, la verdad no y su vacío ha de ser ocupado por algo,
una paraverdad escolástica en cuya base la teología prima sobre la filosofía.
Los dueños de Dios son los amos de la verdad creída. Un dios domesticador que
soporte, y nos permita soportar, nuestras propias contradicciones; todo es
parte de un proceso velado para los ojos humanos y, como tal, resignados, lo
damos por bueno. La verdad como poder no es, por tanto, un proceso reciente.
Falso o cierto, verdad es lo que admitimos como verdad. Éste es el axioma que
provee sentido a la publicidad. Una musiquilla machacona, un lema reiterado,
una marca -insustanciales en sí- aprecian el valor de un objeto frente a otro
que es el mismo sin alharacas. La verdad que grita en cada villancico nuestra
bondad navideña enriquece al comerciante, la verdad que mana ilusión genera una
especie de ludopatía transitoria colectiva que nos lleva a llenar el bolso de
décimos de lotería. El que puede dictar la verdad nos esclaviza, su dinero
compra las voluntades hechas palabras de los que escriben convirtiendo sus
opiniones en música cautivadora de flautista de Hamelin. Lo sabe Bush, el que
compra y el Gran Wyoming que no tiene
precio.
lunes, 16 de diciembre de 2002
RIDÍCULO EN EL ÍNDICO
Es impagable la foto de la escena.
Suena el teléfono, Federico Trillo-Figueroa y Martínez-Conde al aparato. Por su
semblante parecería que su interlocutor fuese el mismísimo sanjosemariaescribadebalaguer
y le estuviera revelando que iba a ser el sucesor del otro venerable,
tal era su estupefacción (y sus genuflexiones). Pero no, se trataba de Bush
requiriendo sus servicios. Un “a sus ordenes” enfático y marcial se pudo oír al
otro lado del tabique. Y tal cual, los marines patrios apresaron un barco
maligno que, en su culo de traficante, acarreaba unos misiles norcoreanos
despistados hacia su Yemen final.
Ahí es nada la cosa, mientras los cuatro quisquillas desleales de siempre se empecinan,
erre que erre, en sus críticas acicaladas de negro-marea, somos propuestos por
el todopoderoso para profesar como eje del eje del bien. Dos telediarios sin
Galicia, una sonrisa del presidente y después una segunda llamada: de lo dicho
nada, los misiles de mis amigos son mis misiles y pelillos a la mar.
Sainete en tres actos. Pero tras la risa llega el regusto amargo, ese poso que deja el vino tomado con una pistola apuntando a tu sien. Bombas de ida y vuelta con remitente oculto. Millones de dólares para millonarios de poder. El resto somos carne de cañón. Medio siglo después podemos cantar con Berlanga: “Americanos os obedecemos con alegría...”, pero que alegría más triste.
Sainete en tres actos. Pero tras la risa llega el regusto amargo, ese poso que deja el vino tomado con una pistola apuntando a tu sien. Bombas de ida y vuelta con remitente oculto. Millones de dólares para millonarios de poder. El resto somos carne de cañón. Medio siglo después podemos cantar con Berlanga: “Americanos os obedecemos con alegría...”, pero que alegría más triste.
lunes, 9 de diciembre de 2002
POLÍTICA, GESTIÓN Y DÉFICIT CERO
El bamboleo
inquieto del Prestige, segundos antes de afincar en el reino ignoto de
Neptuno, presagiaba malos tiempos para
el dogma del déficit cero. Ese mito impostor, otro más en la lista de los que
pretenden enterrar la política en aras de una aséptica idea de gestión, se ha
ido al garete hundiéndose en las mismas fosas atlánticas que el desvencijado
petrolero. Las olas negras arrastraban con su fango la incapacidad cómplice del
gobierno que pretendió convertir al estado en mínimo social arropado en máximas
banderas o palios. Han dedicado seis años a espantarnos de la política, seis
años con la cantinela de la reducción de impuestos y la eficacia de la gestión;
mas la gestión sin política es administrar una casa que no existe, es conducir un tren por donde no hay vía. Un
país no puede funcionar a golpe de voluntarismos ante la ausencia de recursos
asignados a paliar catástrofes anunciadas por reiteración. Haber pensado en esta
posibilidad no es fatalismo sino previsión y prevenir cuesta dinero, pero mucho
menos que curar. El dichoso buque nos debe abrir los ojos: si queremos
enaltecernos colectivamente hemos de recuperar las prácticas comunes: la
política; si anhelamos progresar como sociedad hemos de ser conscientes de
nuestras carencias y paliarlas, aun endeudándonos razonablemente: nada distinto
de lo que se hace individualmente cuando se compra un piso.
lunes, 2 de diciembre de 2002
LA GATA FLORA
¡Qué difícil es ser presidente.! Cuánta ingratitud
acarrea implícita el desayuno del poder. Si acudes a la inauguración de cada
uno de los raíles del AVE, semental de progreso, se desencadena una tromba de
descalificaciones. Que si hacemos política de florero, que si nos gusta más la
portada de un periódico que un partido de tenis de la Kournikova. Pero ¡Ay si
les haces caso!. Si se la metes gritan y si se la sacas lloran.
Recién levantado, el espejo responde a mi mirada con
la sonrisa carismática de un líder mundial y, magnánimo, resuelvo hacerles
caso. Hoy no seré fotografiado. Les cedo a esos socialistas la portada de los
periódicos de mañana. Ni yo ni ninguno de mis ministros, ni mi padre Fraga.
Despacharé con ellos y les ordenaré que se repartan el trabajo: tú y tú
a cazar a Aranjuez a la finca de nuestro aristócrata amigo, tú te tomas el día
libre y te vas a Doñana, tú al Pirineo.
¡Vaya!. Suena el teléfono. ¿Cómo? Un petrolero ha naufragado y está a punto de producirse una tragedia social, ecológica y económica. De ésta no me pilláis. Me quedo en casa. ¿Protagonista yo?. Tururú. Soy un hombre de firmes convicciones y cuando digo no, es no. Decido no acudir a Galicia y las flechas de la antiespaña intentan humillarme. Llamo a Fraga y le digo que se ponga al pie del cañón y me responde: yo ya estoy en el Tajo, de pesca.
¡Vaya!. Suena el teléfono. ¿Cómo? Un petrolero ha naufragado y está a punto de producirse una tragedia social, ecológica y económica. De ésta no me pilláis. Me quedo en casa. ¿Protagonista yo?. Tururú. Soy un hombre de firmes convicciones y cuando digo no, es no. Decido no acudir a Galicia y las flechas de la antiespaña intentan humillarme. Llamo a Fraga y le digo que se ponga al pie del cañón y me responde: yo ya estoy en el Tajo, de pesca.
lunes, 25 de noviembre de 2002
GIL DE OSTOAGA
El
partido que gobierna España -los matices que la globalización y el imperio le
permiten- se define, ufano, heredero de la tradición cristiana, pero parece
olvidar que la ruptura que sufrió el judaísmo con el mensaje de Jesús de
Nazareth fue el perdón, el rechazo frontal de la ley del talión, del ojo por
ojo y diente por diente. El marco penal en el que se inscribe España tiene como
basa, fuste y capitel una vocación reinsertadora, una aspiración que sustituye a la venganza
revanchista por el castigo con un empeño, quién comete un delito puede
incorporarse a la convivencia pacífica. Nuestros ministros reniegan de su
sustrato ideológico y sus palabras son gotas de agua al albur del sol; caen y
desaparecen. Gil de Ostoaga purgó 13 años de su vida en la cárcel. Consciente
del sinsentido del uso de la violencia como herramienta política y asistido por
la ley, intachablemente aplicada por la juez Ruth Alonso, obtiene el tercer
grado penitenciario. Podría haber sido un ciudadano anónimo cuyos cotidianos
paseos reprobasen la barbarie. El gobierno, con la dureza frágil del
cristal, con la estupidez del altanero,
acusa a la juez (amenazada por ETA) de cómplice. Sería recomendable comprender
el mensaje de la película “Yoyes”. Gil de Ostoaga ya no es una cuña contra la
violencia, desde ahora es un mártir.
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