De la misma
forma en que el tiempo resquebraja un edificio, el transcurso de los años
agrieta cualquier arquitectura institucional, cualquier entramado social. Los
buenos propósitos, siquiera aparentes, de todo arranque de ciclo van siendo
sepultados por los fangos depositados por las hornadas de dirigentes
subsiguientes: las conformadas por individuos que supieron acodarse en los
resortes de poder político aprovechándose de la dejación colectiva de generaciones
que habían asimilado como como algo natural la estabilidad del sistema; las que
se aunaron adaptándose a los usos y costumbres que servían de escalera; las que
se encumbraron como la hiedra. A buen seguro, la generalización es injusta: ni
lo iniciático se conforma desde el absoluto candor, ni lo posterior enmugrece a
todos sus protagonistas; pero la deriva es inexorable, los ciclos nacen y mueren;
fenecen ahogados por sus propias contradicciones. Llegado el momento, o la
consciencia general impulsa una catarsis o el desmoronamiento del inmueble -auspiciado
por los dueños del solar- aplastará a los más vulnerables y dejará sin hogar a
los que se pretendían por encima de estos riesgos.
La sacudida del
último cutre lodazal que ha zarandeado al gobierno y anquilosado al PSOE incide
en el desgaste, aumenta la indignación y promueve la desafección -eufemismo que
sustituye a ‘mandarlo todo a la mierda’-. El ramplón ‘y tú más’ al que se
recurre como excusa se convierte en síntoma. Con la misma lógica con la que se
repite el aforismo ‘locura es hacer lo mismo esperando resultados diferentes’,
los señalados en esta ocasión se han amparado en el ‘si nunca pasa nada, no
tiene por qué ocurrir ahora’. Olvidan o desconocen los procesos de erosión.
Al final, el
cuerpo destruido por la continua fricción resulta la democracia. Salvo que por
democracia se entienda la elección entre susto y muerte, el asumir lo menos
malo como opción.
Entretanto, en
la parte de democracia que ya ni se considera, por más que la ficción muestre
una ruptura irreconciliable entre las organizaciones políticas mayoritarias, el
presupuesto en defensa, acatando imperativos externos, aumentará a costa de lo
necesario.
Artículo publicado en El Norte de Castilla el 17-06-2025