Apagué la luz del miércoles con desasosiego. Mi cabeza no acertaba a decodificar el mensaje emitido por la presencia de Boyomo en el once que se enfrentó al Leganés; se me atragantaba la incertidumbre de su continuidad a la manera del Juan Pérez de la película 'Un mundo maravilloso' citada entonces: no estaba seguro de si se trataba de buenas o malas noticias. Faltaban dos días para adecuar la plantilla; a partir del tercero, al menos hasta diciembre, la realidad configurada dictará la sentencia del curso. Al menos, un ensalmo aliviaba la espera: si la marcha del central se torna insoslayable –pese al quebranto por la sensación de que el club se arrogaba la condición de bagatela y revelaba sin pudor una asumida pequeñez–: la retribución propiciará la venida de jugadores que podrán zurcir algún desgarrón de la plantilla.
Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.