domingo, 6 de octubre de 2024

LA PROPIA NATURALEZA

A estas alturas, nadie desconoce la fábula del escorpión y la rana. De su desenlace nos enseñaron a extraer un efecto aleccionador referido a la maldad intrínseca de algunas personas: se nos advierte de su incapacidad para obrar idóneamente pese a que su malicioso desempeño incube funestas consecuencias incluso para ellas mismas. Sin embargo, de esta parábola cabe recolectar una reflexión más orientada a la aplicación particular de la enseñanza sobre la condición humana en general: conviene asumir la incapacidad de renegar de los imperativos de nuestra propia naturaleza, nos cuesta horrores cambiar y –por más que luego abjuremos, maldigamos la decisión tomada o (nos) insistamos en que esta ha sido la última vez– respondemos de manera similar ante estímulos semejantes.