Nunca es el momento o quizá nunca lo fue. Desde el 78
andamos hilvanando un modelo al que de tanto en tanto se le deshilachan las
costuras. Aquel ‘café para todos’ denominado por Manuel Clavero Arévalo,
solución equidistante entre quienes lo consideraban un suave remedo, cuando no
una burda imitación, y quienes nunca habían probado nada más allá de la
achicoria territorial, avanza a
trompicones, entre discusiones de simetrías o asimetrías, evitando caerse
mediante componendas, apaños o remiendos. Siempre quedan hilos sueltos. También
el de ‘León’, pero hoy vamos a otro asunto: el acuerdo entre ERC y el PSC, que
el encaje territorial, al final, siempre es cuestión de caja.