lunes, 4 de septiembre de 2017

La visión del cuerpo completo nos permite, a primera vista, intuir una cierta tensión entre sus partes. Parece que las piernas hablan de una cosa; mientras los ojos, a la par, se empeñan en contradecirlas y lanzan un mensaje completamente opuesto. Las primeras, según van sintiendo que se doblan, se afanan en evitar la caída, en volverse a erguir. Los segundos, elevados, como ausentes, siguen mirando al frente como si el resto del cuerpo estuviera en plena disposición de ejecutar las órdenes que, auspiciado por esa visión, el cerebro se empeña en enviar. 

lunes, 28 de agosto de 2017

La comunicación se torna imposible cuando dos personas, en sus sucesivos papeles de emisor y receptor, dotan al mismo significante de significados tan diferentes que a veces parecen opuestos. Ocurre cuando el deseo de los interlocutores no apunta tanto en la dirección del acuerdo o en el cuestionamiento de las propias certezas cuanto en el objetivo de imponerse. Los que detestan el fútbol, por ejemplo, lo pretenden ridiculizar reduciendo su complejidad a «22 tíos en calzoncillos dando patadas a una pelota». Podrías responderles que eso es una simpleza y que, de igual manera, estarías en disposición de encontrar una definición que ningunease hasta la más bella de las Bellas Artes. Pero, piensas pero callas, ¿para qué rebatir? Todo lo más para dar inicio a una estéril sucesión de lugares comunes que suele terminar con un «claro, tú lo defiendes porque te gusta». 

jueves, 17 de agosto de 2017

PRESENTACIÓN "TIEDRA, UN VIAJE CASUAL"


Título: TIEDRA, UN VIAJE CASUAL


Autores: obra coordinada por Javier Campelo y Joaquín Robledo, con textos de Jesús Anta Roca, Javier Barrio, Javier Campelo, Ernesto Escapa, Joaquín Robledo, Carlos Sanz, Marcelino Sobrino y Javier Yepes.


Género: Narrativa breve; Historia; Periodístico; reportaje fotográfico 


Tamaño: 15,5 x 23 cm.

Formato: cosido

Encuadernación: tapa blanda con solapas

Nº de páginas: 160















Sinopsis:
Tiedra, un viaje casual es el acercamiento de un viajero al pueblo de Tiedra, en Valladolid, y el recorrido espacial, y también vital, que realiza. A través de los ojos de este ciclista romántico conoceremos la historia antigua del pueblo, desde su inicio vacceo y romano, pasando por Edad Media y modernidad, hasta la actualidad y lo que el devenir de los tiempos supuso.
También hay lugar para captar la realidad del presente con una sección fotográfica y dar paso a la narrativa de ficción y al pensamiento. El objetivo final, participar en la pervivencia de nuestra tierra y sus costumbres mediante la cultura y la memoria.


















ISBN: 978-84-946970-4-3
PVP: 19 €
Lanzamiento: agosto de 2017

Libro que pudo realizarse gracias a la colaboración del Ayuntamiento de Tiedra.




www.editorialparamo.com

jueves, 29 de junio de 2017

38 GRADOS, ESO ES FIEBRE

Una de las primeras lecciones que aparece en cualquier manual de economía elemental muestra la diferencia entre ‘déficit’ y ‘deuda’; que, de hecho, puede existir el uno sin la presencia de la otra y viceversa. El primer concepto indica que los ingresos de una unidad económica son menores que sus gastos. El segundo, que esa unidad ha dispuesto de un bien en el pasado -o en el presente- cuyo pago se efectuará de forma diferida con ingresos futuros. 
Déficit sin deuda puede existir cuando, además de los ingresos corrientes, se dispone de un colchón, una cantidad ahorrada que permite cubrir la diferencia negativa. Claro, si el déficit se mantiene a lo largo del tiempo no hay colchón que aguante. Deuda sin déficit, cuando se adquiere un bien que no se puede pagar completamente en el momento de la compra pero la diferencia positiva entre ingresos y gastos permite afrontar los pagos comprometidos. Cuando ambas, sin embargo, van de la mano, la situación es insostenible y termina, tarde o temprano, explotando.

jueves, 22 de junio de 2017

¡QUÉ LISTOS ERAN LOS ROMANOS!

Imagen: Rosi Casares
Cuidado que el ser humano ha descubierto cosas desde que es ser humano, pero ninguna, ninguna, le ha influido tanto en lo consciente y en lo inconsciente como el invento del automóvil. En poco más de un siglo, el ‘coche’ ha trastocado, para bien y para mal, todos los órdenes de nuestras vidas. Si miramos a nuestro alrededor podemos comprobar cómo ha influido en todo lo que nos rodea, lo cercano y lo lejano. En principio, tras su aparición, las ciudades se fueron moldeando para darles cabida: hubo que ensanchar las calles para que los coches pudieran pasar y, en paralelo, se fue arrinconando a los peatones para que no incordiasen. Los edificios que molestaban se derribaron. Ya lo advirtieron Faemino y Cansado: “Qué listos eran los romanos, que cuando hicieron el Acueducto de Segovia dejaron huecos para no convertirlo en obstáculo y que los coches pudieran pasar el día de mañana”. Así, las trazas urbanas cambiaron meteóricamente. Posteriormente, con el coche interiorizado, la distribución de los usos de las ciudades le convirtió en obligatorio. Nada, ni público ni privado, se diseñó sin el coche entendido como condición previa. Todo -el hospital, la nueva vivienda, el puesto de trabajo, el comercio-  , de repente, estaba más lejos. Mucho más lejos pero, eso sí, a cinco minutos en coche. 

miércoles, 14 de junio de 2017

SOBRAN TERMITAS, FALTAN PLANOS

Las sociedades, a pesar de ser cuerpos abstractos, también envejecen. Ocurre porque, aunque se vayan renovando los componentes -unos mueren, otros se incorporan- las estructuras que las sustentan permanecen y se ven afectadas por ese mal del tiempo que enunciara a principios del siglo XX Robert Michels y que es conocido como ‘la ley de hierro de la oligarquía’. El sociólogo alemán venía a decir que los partidos políticos -se puede generalizar a cualquier estructura de poder- sufren un proceso por el cual terminan inexorablemente en manos de una minoría que es la que decide. Un camino que siempre se inicia con un proceso de burocratización. Las estructuras recaen en manos de unos pocos ‘expertos’ que se adueñan  de la organización al convertirse en imprescindibles. Estos transforman lo que es un simple instrumento –la organización política- en su propia fuente de poder. Así lo moldean a su antojo hasta convertir su mantenimiento en el fin último de su labor. Entre esos pocos siempre es necesario un líder que aglutine y que se identifique, al menos inicialmente, con lo que la organización dice representar. Ese líder conserva la estructura y la estructura sustenta al líder.

domingo, 11 de junio de 2017

UN MÍSERO PUNTO

Los primeros homínidos hubieran sido también los últimos de no haber sido por haber creado, tal vez de forma involuntaria, un vínculo entre los miembros de la comunidad. Cualquiera de nuestros antepasados por sí solos no hubieran tenido posibilidad alguna de sobrevivir en un medio que les era absolutamente hostil. El humano no es rápido, ni ágil, ni fuerte como para enfrentarse a depredadores que sí lo eran y que se hubieran pirrado por meterse entre pecho y espalda un bocado tiernecito de carne de bípedo. Si a pesar de tanto peligro, fueron capaces de seguir adelante fue impelidos por ese instinto que les llevaba a poner en peligro su propia vida por un bien biologicamente superior: la pervivencia de la especie. De aquel ancestral resorte, algo nos debe de quedar aunque sea de forma muy matizada.  Es cierto que se ha luchado contra la naturaleza para conseguir espacios vitales que propiciaran seguridad y que desde entonces se han modificado mil veces las estructuras sociales. Es cierto que la razón ha funcionado y en consecuencia se ha abordado la ética como estudio y reflexión sobre una guía ideal de comportamiento. Pero también lo es que el ser humano continúa buscando espacios grupales con los que sentirse identificado. Los patriotismos y los nacionalismos de diverso pelaje no dejan de ser una forma de cubrir esa necesidad atávica: la de pertenecer a algo más grande que uno mismo y así dotarse de un sentimiento identidad colectiva. Paradójicamente, estos espacios de pertenencia ya no servían solo para defenderse como humanos frente a los imponderables de la naturaleza, sino para crear grupos estancos de humanos que se enfrentaban entre ellos. 

jueves, 8 de junio de 2017

LA MOCIÓN INOFENSIVA

Imagen tomada de Abc
El próximo martes, ni te cases ni te embarques, se activarán por tercera vez en la historia del Parlamento español los mecanismos que ponen en movimiento una moción de censura. Como en las dos anteriores, la censura solo llegará de palabra porque, a efectos prácticos inmediatos, nace condenada a convertirse en un apunte en el cuaderno de bitácora del Congreso. Como en las dos intentonas anteriores, por tanto, el objeto de quien presenta la moción, Unidos Podemos en este caso, no será derrocar el gobierno, los números cantan, sino sembrar para recoger más adelante.