El hombre, obsesionado por los números, descubre que años atrás, en la misma fecha, en el mismo sitio, se produjo otro asesinato. Indagando, se topa con un tercer crimen, con un cuarto, también acontecidos un doce de abril, también en el mismo punto aunque, por aquellos entonces, no estuviera ocupado por la actual gasolinera. Demasiada casualidad para una cabeza que, instalada en su desvarío o quizá su lucidez, no se detiene. Así, se topa con nuevos patrones recurrente relacionado con el número de personas presentes, con la edad de estas y su ilación con el número de años transcurridos entre cada asesinato y su precedente. Agitados todos estos ingredientes en la coctelera, resulta un combinado que concluye con la fecha y el nombre de la potencial víctima del crimen avalado por la fatalidad matemática: un doce de abril de 10 años después, justo en el mismo lugar, un niño de diez años habría de morir asesinado. Al menos, prosigue el delirio, si el propio Jon no logra quebrar el círculo maldito. Escribe una nota que espera llegue al destinatario amenazado, unas letras que, pretendiendo alertar ejerciendo de aviso, resuenan para quien las lee como una amenaza.
Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.
lunes, 22 de enero de 2024
SI LO DICEN LOS PATRONES...
martes, 16 de enero de 2024
EL TIEMPO VIÉNDONOS PASAR
Ignoraba su nombre hasta hace unos días. Mala hora para
aprenderlo. Una noticia publicada por Eva Esteban en este nuestro El Norte de
Castilla nos informaba de que ya no habrá más ‘puertas de Alcalá’: José Antonio
Guerra, así se llamaba el motorista del contento contagioso, había fallecido
días antes de dar la vuelta al año. La frase del ‘1984’ de George Orwell, en
este caso, tendría sentido: Guerra era la paz.
Valladolid, deslumbrado por su fulgor en los libros de
Historia con mayúscula, evoca en su callejero, en su listado de monumentos, en
la denominación de diversos edificios, incluso en un panteón en el cementerio
de El Carmen, el nombre de los paisanos considerados ilustres. Otros, menores
en ese rango, adornan una historia con minúsculas, forman parte de lo cotidiano
de un par de generaciones: son de todos, sin su presencia la ciudad en que
vivimos sería otra.
Al final, nada permanece ‘viendo pasar el tiempo’, es el
tiempo el que nos ve pasar.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 16-01-2024
domingo, 14 de enero de 2024
EL SILENCIO DE LAS CINTAS SIN CASETE
martes, 2 de enero de 2024
SIN TI NO SOY NADA
Camino de vuelta a casa. En mi cabeza bulle un artículo del que olvidé el autor pero no la esencia: en la exclusión se cae no solo por unas determinadas circunstancias personales que te arrastran; contribuye el desarraigo, la ausencia de una red, entorno familiar, social, que detenga la caída, que evite el topetazo, que permita -por más que no siempre¬- un nuevo intento de puesta en pie.
viernes, 22 de diciembre de 2023
REBANADAS CON ACEITE DE RICINO
martes, 19 de diciembre de 2023
EL POLVO DE LA PERSECUCIÓN
PERMISO CONCEDIDO
domingo, 10 de diciembre de 2023
SAL, AZAR, Y EL AZAR SALIÓ CON EL 38
martes, 5 de diciembre de 2023
RAZÓN DE ESTADO
Las necrologías se debaten entre sus indudables logros
diplomáticos y sus ‘realistas’ y ‘pragmáticas’ decisiones que provocaron
centenares de miles de muertos, apoyos a dictaduras o al derrocamiento de
regímenes democráticos. Las necrologías, no un tribunal en su momento. La
fuerza.
Kissinger sublimó el concepto ‘razón de Estado’, una excusa
utilizada para arrinconar restricciones éticas en pos de un presunto bien
superior asumiendo, faltaría, un mal menor, unos daños colaterales… Al final,
la historia enseña que las razones de Estado son las razones de los que tienen
en su mano el Estado, comerciantes de armas o vendedores de miedos incluidos.
Su voz, ya sin poder institucional, buena muestra del
afianzamiento de su doctrina, mantuvo predicamento los siguientes cuarenta y
cinco largos años. Su letra lo mantiene. No extraña, al fuerte le interesa
imponer la doctrina en la que prevalece la fuerza.
Un relato apócrifo cuenta que Umbral, al ser preguntado por
su favorito al Nobel de Literatura, respondió con su seco vozarrón “a
Kissinger”. Ante la estupefacción del entrevistador, alegó: “si le han dado el
de la paz, podrán entregarle el de Literatura”. Si se lo hubiera propuesto…