El camino de
la dictadura franquista a la democracia actual, la transición, se trazó con el
lápiz del miedo. Unos temían que sus tripas colgasen del palo mayor como
responsables políticos de la dictadura si el pueblo se soliviantaba; los que
acababan de ser legalizados temían que las tripas que colgasen del palo fueran
las suyas si los poderes fácticos reinstauraban la tiranía. Entre el miedo de
unos y el pánico de otros, se pergeña un sistema electoral que, de facto,
destruye el espíritu constitucional que asigna a cada cargo electo una libertad
inviolable por mandato imperativo. Así, entre una asignación de escaños por
circunscripciones que anula los votos de los partidos no mayoritarios y una
elección en listas cerradas y bloqueadas, las oligarquías se perpetúan en el
poder articulado ahora bajo las estructuras de organizaciones políticas
mayoritarias en las que una mínima disidencia acarrea la guillotina en cuya
tajadera se lee “disciplina de partido”. Por eso, mientras en Inglaterra dimite
un ministro y la mitad de los diputados del partido del gobierno se oponen sin
remilgos a las propuestas bélicas de su presidente, aquí no se mueve ni dios de
su sillón. Aunque en la intimidad maldigan a ese cateto a babor que babea ante
su capitán en la Cumbre de los Ozores.
Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.
lunes, 17 de marzo de 2003
lunes, 10 de marzo de 2003
...Y ENCIMA SE REÍAN
Yo acuso a TOMÁS BURGOS
GALLEGO, a ANA TORME PARDO y a JOSÉ GARCÍA HERNANDO de connivencia cobarde con
la ultraderecha estadounidense en la ejecución de decenas de miles de
inocentes, de torpedear el espíritu de Naciones Unidas respaldando una
diplomacia mafiosa que pretende comprar voluntades en forma de votos para
justificar el saqueo de un pueblo, de escamotear el debate social arropando sus
vergüenzas en eufemismos al no ser capaces de respaldar públicamente el propósito
belicista mostrado con sus votos, de no secundar el ansia de sus representados
–entre ellos una hermosísima mayoría de los que les votaron-, de colocar a
España en la tesitura de tonto útil en el plan bushiano para urdir un mundo
unipolar en el que el derecho internacional se confine en las órdenes,
necesariamente interesadas, expelidas por la Casa Blanca.
Ellos tres son los diputados
del Partido Popular por Valladolid que, el martes pasado, dieron respaldo a la
guerra con su voto, ellos tres argumentan que Sadam Hussein es un tirano, ¡vaya
descubrimiento!, al que coligan con Hitler y pretenden que creamos que el ser
elegido por sufragio expide carné de demócrata, sin recordar que el mayor
carnicero del siglo pasado obtuvo el poder a través de las urnas.
lunes, 3 de marzo de 2003
HIPÓTESIS EN MARTES DE CARNAVAL
A los tripulantes del Columbia se les confirió una
delicada misión: ponerse en contacto con los druidas del planeta Glotón. Tras
un afable primer contacto, los terrícolas les expusieron la petición
proveniente de la Casa Blanca y los glotonianos aceptaron el trabajo propuesto.
Como contrapartida, ellos se llevarían la carne de los muertos en la guerra de
Irak, así nadie podría contarlos y ellos alimentarían a sus mascotas. Los
druidas se pusieron manos a la obra y abdujeron a un vaquero tejano y a un
presidente español para conmutar sus cerebros. Introdujeron en formol al de
cuerpo tejano y personalidad de presidente, al otro le devolvieron al lecho
matrimonial de Ana Botella quien, aun hoy, no es consciente de que en su alcoba
se ha producido una transición (de personalidades). George Bush se encuentra
plenamente satisfecho del trabajo, a pesar de que durante unos segundos, debido
a un virus en el sistema informático glotoniano, el vaquero con cuerpo y voz de
presidente articuló unas palabras con su acento tejano que por poco le delatan.
Con estos antecedentes hemos desvelado tres arcanos:
el señor que vemos con cuerpo de Aznar es un vaquero primario que cumple
órdenes de su presidente, el Columbia fue abatido para que nadie pudiera narrar
su experiencia y el cuerpo de Teddy Smith se encuentra en el planeta Glotón.
lunes, 24 de febrero de 2003
LUCÍA
Hace unos meses supimos que habías aceptado el reto
de mudar tu piel etérea de deseo por la carne de los que aquí anidamos. Pero no
te esperábamos tan pronto. Supongo que esa premura en salir a ver que había ahí
fuera es tu primer acto de rebeldía. Echabas de menos las caricias de tu padre,
la ternura que anhelabas noche tras noche, que te llegaba de esa mano inmensa y
buena de hombre de campo, un día faltó, y otro, y otro. Tu madre te decía que
no te asustases, simplemente estabas en otra ciudad más grande que mil pueblos
de Castilla y que pronto estaríais de nuevo juntos. Cosas de mayores, de la
lógica del sistema. Para procurarte el pan y los pañales, tu madre, contigo
flotando dentro, tuvo que hacer el hatillo y montar en el primer tren que a Madrid
llevara. Pero tú le añorabas, no entiendes de movilidad laboral ni gaitas de
esas, y cada noche sin caricias te revolvías hasta que te empeñaste en salir a
buscar el arrumaco y los susurros. No era tu hora, pero para ti era más
importante unir el calor de los dos. Y con tu voz de niña balbucear que no
entiendes que dos que se quieren tengan que separase para seguir queriéndose.
Es mucho más lo que no entenderás. ¿Cómo decirte que se avecina una guerra?
¿Cómo que niñas como tú morirán por no poder comer? Tienes todo por delante
para saberlo y seguir rebelándote. Enhorabuena Lucía.
lunes, 17 de febrero de 2003
CUANDO LA TRIPULACIÓN NO CALLA
Apenas ha pasado un año desde que Aznar estrenara chaqueta como
presidente de Europa y tan seguro estaba en su trono patrio que él, en
conciliábulo consigo mismo, decidiría quien de sus hijos heredaría la nave. Apenas
hace un año, en la clausura de esa liturgia catódica en que se envuelve cada
congreso del PP un Aznar eufórico, con esa sonrisa ensayada ante el espejo para
improvisarla después, veía como sus huestes jaleaban el “España va bien”
embriagadas por el anís del poder. No sé si no querían ver o el humo del
incienso se lo impedía, pero, ¡sólo hace un año!, en sus discursos contaban
cuentos de un país de rosas con fondo azul-gaviota regido con pericia
incuestionable por un gran capitán. Hasta entonces navegábamos sobre las
tranquilas aguas de un ciclo de crecimiento económico y los bogantes, asustados
por el poder de la oficialidad del barco, remaban y callaban. Ese tiempo parece
ya muy pasado. Los brujas que marcan el signo de la economía mudaron sus designios
y el capitán se ha mostrado incapaz de navegar cuando la mar se embravece. Un
recorte en los derechos de los remeros encendió la mecha. Desde entonces el
capitán navega contra el parecer de buena parte de la tripulación. En estas
circunstancias cambiamos de tripulación
o cambiamos de capitán.
lunes, 10 de febrero de 2003
VÍCTIMAS Y VERDUGOS
Dos
bramidos recorren las calles de nuestras ciudades, dos gemidos clamando
silencio perpetuo a las armas: “No a la Guerra” y “ETA no” son esperanzas que
manan desde el fondo herido de la mayoría de nuestras gentes, las que sueñan
con desterrar a la violencia como medio de cualquier fin, las que no están
dispuestas a comprar nada a precio de una vida. Sin embargo alguien pretende
confundirnos enfrentando a esos dos sentimientos, anteponiendo uno sobre otro.
Cuando el mundo del cine, en su fiesta, reclama al gobierno español que, ante
la crisis en Oriente Medio, encamine sus esfuerzos hacia una solución pacífica
son acusados de no haber realizado el mismo gesto ante ETA. Se equivocan. En
primer lugar porque lo han hecho –en la gala de 1.998, tras el asesinato de
Ascensión García Ortiz y de su marido, el concejal sevillano Alberto Giménez
Becerril- y en segundo porque no es lo mismo. Mientras ETA no nos representa,
nos asigna el papel de víctimas potenciales y eso produce un legítimo miedo por
que estamos al otro lado del gatillo, frente a sus ansiosas pistolas, en la
dirección de sus balas, el gobierno nos impele a asumir el papel de sayones de
decenas de miles de civiles irakíes. A mi también me da miedo ser víctima, por eso
no quiero ser verdugo.
lunes, 3 de febrero de 2003
DONALD EN LA VIEJA EUROPA
Existen personas cuya biografía es un predestino desde el momento en que
sus padres les marcan con un nombre. Es el caso del secretario de defensa
estadounidense, el señor Rumsfeld, Donald. Una vida dedicada a honrar a su homónimo:
Donald, Pato. Ese polichinela metepatas –nunca mejor dicho-, de verbo
ininteligible y que no pierde ocasión de pisar un charco con tal de salpicar.
Ambos cuentan con la ventaja de saberse inmunes ya que sus respectivos
guionistas conspiran para que los acontecimientos discurran acorde sus
intereses; trazan una maniquea semblanza de los figurantes de la historieta:
una horda de islamocomumunistas malos con petróleo que sueñan con apropiarse de
todo y, para salvar al mundo –a pesar del mundo-, unos patitos buenos a los que
dotan del potencial que ceden las viñetas a sus
héroes con objeto de cerrar, invariablemente victoriosos, cada aventura
para mayor gloria de las arcas del Tío Gilito.
En su última correría intenta recabar el
apoyo de Europa y al no conseguirlo, desairado, la desprecia “Vieja Europa”.
Insulto que aquí recibimos con halago, la joven Europa fue un manantial de caudalosos ríos de
muerte, un desgarro rojo, un campo de batalla de guerras sin fin que gestaron
imperios a costa de la vida de millones de hombres. Hemos aprendido que los
golpes inocuos del cómic se reparan en la viñeta siguiente pero la sangre
derramada no vuelve a corretear por vena alguna.
miércoles, 29 de enero de 2003
LA HORA DE LOS VALIENTES (actores en la calle)
El que por miedo decide callar no tardará en ahorrarse el esfuerzo de pensar para no sentirse silenciado.
Un oficial victorioso embutido en su reluciente
uniforme ejerce de improvisado guía en ese Museo del Prado que olía a sangre
reciente en el Madrid de la posguerra. Entre cuadro y cuadro rememora sus
hazañas bélicas con esa hinchazón huera capaz de transformar en epopeya la más
abyecta traición. De sopetón interrumpe su paso y muestra un lienzo, el autorretrato
desde el que Goya lleva dos siglos observándonos, ufano relata como unos
soldados falangistas rescataron ese cuadro cuando “unos rojos” pretendían
destruirlo. Es la penúltima escena de la película “La hora de los valientes”
(Antonio Mercero, 1988).
Goya había retratado al pueblo de Madrid como
víctima de los devastadores Desastres de la Guerra, guerra sin héroes ni
gestas, guerra como triunfo del fanatismo, de la crueldad y de la avaricia,
ante el valor de la razón. Goya supo desmadejar el nudo formado por la retórica
liberal del discurso napoleónico y los estragos causados por el ejército
francés (Carga de los mamelucos o Fusilamientos del tres de mayo). Goya sufrió
la carnicería, que toda guerra es, soportando en sus carnes el nacionalismo
cerril que toda guerra de invasión produce. Derrotado el imperio, que no supo
defenderse de usos bélicos desconocidos hasta entonces (la guerrilla), se reestableció el antiguo régimen y Goya tuvo que retirarse a Carabanchel y
exiliarse poco después.
Mientras sus pinturas hablaban, él ha mantenido su
pose inerte. Hasta el otro día. Un grupo de actores, conscientes de la sordera
del de Fuendetodos repitió hasta la extenuación un grito: “No a la guerra” y el
maestro sonrió. Esa sacudida despertó de un prolongado letargo a una buena
parte de la sociedad que, suscribiendo la proclama, no encontraban la forma de
hacerse oír y, a la vez, agrió el gesto de un gobierno no demasiado proclive a
aceptar disonancias.
Por que esa es otra, y al cabo lo que me interesa en
este artículo, estamos en manos de un gobierno que miente y manipula para
acallar las críticas a su gestión e insulta a quien las plasma negro sobre
blanco. Hasta ahora la respuesta de los agraviados se difuminaba en un olvido
ramplón, pero hoy quiere manchar nuestras manos de sangre so pretexto de
liberar a un país de su tirano y eso son palabras mayores.
Una sociedad que se autodefine adulta tiene como
obligación ineludible denunciar las componendas de un presidente que anula el
debate parlamentario fundiendo en su persona al poder ejecutivo con el
legislativo, que arrastra a un estado soberano a una guerra cuando cuatro de
cada cinco de sus conciudadanos se opone, que anula el debate social en los
medios de comunicación públicos impidiendo la aparición de voces discrepantes o
sesgando la información difundida y que, en vez de tener voz propia, se limita
a acatar subordinadamente las ordenes que llegan del otro lado del Atlántico.
Que mejor oportunidad para esa denuncia que aprovechar los micrófonos de una gala
emitida por televisión.
Pues a partir de ahí la de dios es cristo. Junto a
palabras legítimamente críticas reprobando la actitud de la gente del cine,
hemos asistido a un espectáculo de desconche de la liviana capa de pintura
democrática que recubre el afán totalizador de miembros del gobierno y de sus
palanganeros. Sobra con analizar sus comentarios. Veamos:
Los más simples –piensa el ladrón...- adjetivan como
manipulados a quienes criticaron al gobierno. ¿Eso no es insultar?. Quizá si la
frase de marras no hubiese manado de más de cuatro bocas habría sido merecedora
del aplauso como el recibido por Almodóvar, quien vino a decir lo mismo tras
recibir un globo de oro, sin embargo una respuesta unánime que va mucho más
allá de lo que puede ser una gracia de algún “farandulero retroprogre” se les
torna insufrible
Acusan de desleales a los organizadores por no haber
entregado el guión previamente a los responsables de TVE. Mienten. La dirección
del ente tenía en su mano el guión, no así las intervenciones de los premiados
que, obviamente, son una incógnita sin despejar hasta que son impelidas.
Embuste aparte, ¿cabe un más explícito reconocimiento de censura?. En
televisión, por primera vez en mucho tiempo, no nos dijeron lo que tenemos que
pensar; se enteraron de lo que pensamos la inmensa mayoría. Dicho sea entre
paréntesis, las imágenes que TVE cedió al resto de cadenas de televisión
omitían cualquier referencia a estos hechos.
Critican a los cineastas que con el alboroto sólo
consiguieron que no se hablara de cine. Me callo y que responda Fernando León
de Aranoa, a la postre el principal perjudicado: “nunca antes se había hablado
menos de la película más premiada y, sin embargo, no podía importarme menos”.
Los formalistas se escandalizan por la utilización
de un foro para fines que no le son propios. La política para los políticos,
vienen a decir, los actores a actuar y el papa a decir misa. Son los mismos
que, en la gala de 1998, bendijeron a José Luis Borau, presidente entonces de
la Academia, cuando levantó sus manos pintadas de blanco y labró un discurso
que merece la pena recordar: “nadie, nunca, jamás, en ninguna circunstancia,
bajo ninguna ideología ni creencia, nadie puede matar a un hombre”. La sangre
de Ascensión García Ortiz y de su marido, el concejal sevillano Alberto Giménez
Becerril, estaba fresca. Habían sido vilmente abatidos por pistoleros de ETA.
Nadie acusó a Borau de extralimitarse, ni de estar fuera de lugar.
El Salón puesto en pie haciendo suyo el gesto
de Borau desmantela el argumento de los
que piensan que el cine español no asume una postura tan clara cuando de la
violencia de ETA se trata. Pero si les parece poco que vayan a ver películas
como Yoyes, Días contados, asesinato en febrero...: Hay, en cualquier caso un
matiz que no conviene dejar correr. Cuando ETA asesina nos convierte en
víctimas, cuando el gobierno decide que se arrase a otro país nos convierte en
verdugos. Y se puede decidir no ser verdugo, la decisión de no ser víctima está
más lejos de nuestra voluntad.
Argumentos hasta mil con el objeto de robarnos la
opinión, negando la realidad e intentando convencernos de que España es el país
de nunca jamás que cada tarde a las tres nos muestra una tele que debiera ser
de todos y es sólo su tele. Se han despistado un ratito y, de la misma forma
que una grieta puede hundir a un Prestige, una ranura de libertad puede ser
suficiente para domeñar el ardor guerrero de nuestro gobierno, un vientecillo
puede esparcir la semilla de la dignidad y devolvernos el orgullo arrebatado
por un presidente que ha rendido vasallaje a la ultraderecha norteamericana.
Con engaños y silencios han lustrado su currículo.
Como el oficial de la película citada al comienzo, pueden repetir hasta la
saciedad que rescataron el autorretrato de Goya, pero en realidad bombardearon
al Museo del Prado. Pueden acusar de intentar destruir al cuadro a quién murió
por defenderlo. Pueden... pero cuando el oficial abandona la sala, en la última
escena de la película, una mujer y un niño se acercan al cuadro, saludan a Don
Francisco con la familiaridad de quien ha compartido tres años de miseria en
medio de una guerra. Los tres seguían vivos
pero echaban de menos a su marido, a su padre, a su compañero. Sufren su
ausencia, pero sufren más el baldón de la infamia. Y Goya desde su pedestal de
El Prado sigue advirtiéndonos de los desastres de la guerra y de las mentiras
que a ella llevan.
lunes, 27 de enero de 2003
RAZÓN Y PASIÓN
Estamos en la vigilia de la apoteósica arenga en la que George Bush
demostrará que el régimen tiránico iraquí
posee armamento biológico, químico y nuclear, para ello exhibirá al
mundo unas pruebas irrefutables. Podría ahorrarse circunloquios si utilizase el
método intuitivo de mi frutera, dice a quien le quiere oír: “Joaquín tiene
plátanos en casa”, sonríe y presenta copia de la factura. En cualquier caso la
sociedad española se muestra renuente a dejarse convencer pese al apoyo
incondicional del gobierno al órdago bélico y se está organizando en cada
ciudad para elevar el anhelo a imperativo. En Valladolid diversos colectivos
han creado una plataforma que, además de convocarnos en manifestación el
próximo domingo 16, ha organizado una conferencia (hoy martes 4 a las 19.30 en
la Casa Revilla) en la que Carlos Taibo desmenuzará la situación geopolítica
del conflicto. Taibo es uno de los imprescindibles en definición de Brecht.
Nada le importa que las causas de sus luchas aparezcan perdidas; nada que otros,
que cortejaban a las mismas damas, sólo cuidaran de si mismos, es un caudal de
conocimientos puestos al servicio de su integridad ética. Conviene oírle.
Dorará de razón a la pasión del no a la guerra
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