El diario oficial de la Ciudad del Vaticano,
L`Osservatore Romano, recibió algo mal la noticia de que el Premio Nobel de
Literatura de aquel 1997 había caído en las impías manos de Darío Fo. Tan mal,
que no tuvieron recato en cuestionar los merecimientos del dramaturgo italiano
del que escribieron que no llegaba ni a escritor, que era, simplemente, un
bufón. Fo, lejos de sentirse molesto por el supuesto desprecio, agradeció esas
palabras, vino a decir que eran muy certeras y que, aun involuntariamente, le
piropeaban de la mejor manera posible. Un bufón, explicaba el recién premiado,
se dedica a hacer gracias ante los poderosos, a sacarles a estos unas
carcajadas, sí. Pero precisamente por eso tienen el poder de transportarlos a
la realidad, de hacerles sentir, siquiera por medio de la risa, seres tan
mundanos como los demás. Los bufones eran los únicos capaces de ridiculizar a
los mismos a los que hacían reír, los únicos que no tenían miedo, porque el humor
les servía como salvoconducto para adentrarse en el territorio de la verdad.
Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.
jueves, 5 de diciembre de 2013
domingo, 1 de diciembre de 2013
VIAJES ÚTILES
Imagino la cara de aquel joven ginecólogo que,
apoyado en la barandilla del balcón, habla por teléfono con su hermano.
‘Bien, bien’, dice, ‘ha merecido la pena viajar hasta aquí’. Recordaba
la primera (y única) vez que atendió un parto en su provincia, tiró
con tal fuerza del niño que le ‘arrancó’ de su madre produciendo en esta
una hemorragia con fatales consecuencias. Con tanto vigor tiró que, a
resultas del propio impulso, el bebé se le resbaló de las manos y voló
hasta que encontró un freno en la cabeza de su propio padre. Ambos
murieron en el acto. Con el auricular en la mano, el médico sonreía
satisfecho. Lejos, aunque no hubiera pasado tanto tiempo, quedaba aquel
día en que el Colegio de Médicos le había expedientado y él decidió irse
a otro lado. Ahora estaba en ese otro lado hablando con su hermano.
¿Cómo te está yendo? Bien, bien, ha merecido la pena viajar hasta aquí,
ya he atendido un parto y he conseguido que sobreviviera el padre.
jueves, 28 de noviembre de 2013
MENOS CULTOS, NO PEORES
![]() |
Ambiciones y Reflexiones - Belén Esteban |
En algún momento de la historia
alguien dijo o dejó escrito que si las personas fuésemos más cultas
inmediatamente nos convertiríamos en mejores personas y desde entonces estas
palabras, u otras parecidas, se repiten como si de un axioma matemático se
tratase. Nada más lejos de la realidad. Más cultura individual nos convertiría
en más cultos uno a uno; más cultura en una buena parte de la sociedad
convertiría a esta en una sociedad más culta y ese sería el único beneficio
seguro. No habrá quien pueda garantizar que esa hipotética sociedad vaya a ser
más justa, ni más digna, ni más democrática. Ni siquiera es cierto que un
colectivo mejora necesariamente si quienes le gobiernan son personas
brillantemente formadas. No hace falta más que analizar el nivel cultural de
los jerarcas nazis para darse cuenta de ello, no hace falta más que ver esa
película de Jonh Frankenheimer titulada ‘El tren’ para comprender esta
posibilidad.
sábado, 23 de noviembre de 2013
LETRAS DE IDA Y VUELTA
Este país, en el que lo trascendente pasa de
puntillas pero a la vez se entretiene discutiendo hasta lo inverosímil
sobre lo accesorio, ha encontrado otro elemento de discordia en el
nombre de un centro cultural. Importante es la política cultural que
camina de la evanescencia hacia la nada (la política cultural, no la
cultura). Asunto menor, por más que haga frontera con el delicado
terreno de lo simbólico, es el de las letras que dan nombre al espacio.
Lo primero viene ocurriendo sin que por ello suenen más que unas pocas
voces que se convierten en alarmas insuficientes; pero algún responsable
del ayuntamiento madrileño decide que se retire el letrero del Teatro
Fenán Gómez para renombrarlo posteriormente y la noticia llena páginas
en los medios, origina revuelo en algunos corrillos, mofas en otros y
solivianta esas tabernas actuales llamadas redes sociales.
jueves, 21 de noviembre de 2013
UN DURO POR SUBIR AL ÁRBOL
Seguro que
recuerdan aquellos patéticos primeros chistes que nos contábamos. Tenían todos
como protagonista a Jaimito. Uno de ellos relata cómo una chiquilla le dice a
otra que Jaimito le ha ofrecido un duro por subirse a un árbol. La segunda niña
le responde que lo que pretendía el chaval era verle las bragas. La primera
sonríe con aire de ingenua ambigüedad y le replica que eso ya lo sabía y que,
para evitarlo, se las había quitado antes.
No soy capaz de
poner rostro a ese Jaimito etéreo que es el poder económico que todo lo puede,
que decide por nosotros. Pero consigue su propósito con creces, porque por
menos de un duro ha logrado que varios de nuestros gobernantes accedan a sus
peticiones y suban a un árbol mostrando impúdicamente sus vergüenzas. El
problema es que el árbol es tan alto que lo vemos todos. Desde allí arriba, el
Ministro del Interior muestra que bajo sus calzones tiene un proyecto de ley de
seguridad ciudadana (¡anda qué!) cuyo único propósito es blindar las calles
para reprimir, ley en mano, cualquier tipo de protesta imponiendo sanciones que
sonarían ridículas si se tratase de un chiste, pero estamos hablando de nuestra
realidad.
jueves, 14 de noviembre de 2013
QUE CORRA EL MOËT
Nada ha cambiado desde ayer, simplemente queda un día
menos para no se sabe qué. Pero la crisis oficialmente ha terminado. Usted,
pardillo, aún no se ha dado cuenta porque no tiene estudios en Cambridge, pero
si Emilio Botín o César Alierta, que ellos sí saben de lo que hablan, lo
anuncian a los cuatro vientos ¿qué razones quedan para dudar? Piénselo, no se
deje abatir por el clima de pesimismo. No permita que los agoreros le engañen,
la crisis ha terminado, extienda el mensaje en su círculo más íntimo. Comuníqueselo,
por ejemplo, a su hija, sí, a la mayor, la ingeniera que trabaja en Birminghan
en una hamburguesería. Seguro que cuando esta tarde le vea sonreír a través del
Skype se va a llevar un alegrón.
lunes, 11 de noviembre de 2013
SABER HACIA DÓNDE
La asociación de estos datos, dejados caer así, por su
peso, puede resultar estremecedora pero son solo dos datos puestos a la misma
altura. Dato uno: El número de personas desempleadas en Alemania el año de la
víspera del ascenso al poder de Adolf Hitler rozaba los 5.6 millones. Hay que
añadir que la población total sobrepasaba los 67 millones. La vieja noche de la
Belle Epoque era un vago recuerdo, la gran depresión hundía las economías de
los países occidentales y el motor de Europa, sin haberse rehecho de la
puñalada que supuso la derrota en la I Guerra Mundial, gripaba. El resto de la
historia, más o menos, ya la conocemos. Dato dos: El número de parados
registrados este pasado octubre en esta España de 47 millones de habitantes, supera los 5.9 millones. Otra crisis internacional, cebada en lo local con
argumentos propios, castiga con crudeza al corazón de la Península Ibérica.
Unan los dos números y empiecen a temer. Lo sorprendente, sin embargo, es que
si un amnésico o un extranjero desinformado pasease por cualquiera de nuestras
calles no sería consciente de los dramas que se esconden entre las paredes. Los
analistas foráneos lo flipan, ¿cómo es posible, se preguntan, que estando las
cosas como están tanta gente continúe sin moverse? Lo cierto es que si uno pone
la oreja al tanto, igual da en un bar o que en la puerta de un colegio, en la
sala de espera de un ambulatorio o en cualquier tertulia improvisada alrededor
de un banco en el parque, escucha siempre la misma coletilla: algo hay que
hacer. Pero ese algo no se hace porque nadie sabe lo que es.
jueves, 7 de noviembre de 2013
LA PATA OSCURA
El
lobo no había conseguido su propósito en el primer intento, pero no se dio por
vencido. Caminó hasta el molino y allí pudo blanquear la pata metiéndola en un
saco de harina. Ahora sí, pensó, Regresó ufano a la casa de los siete
cabritillos. Una vez allí golpeó dos veces la aldaba, escuchó el estruendo de
la chavalería e imposto la voz.
-Abrid
la puerta hijos míos, soy vuestra madre.
Los
cabritillos, advertidos tras el primer intento, desconfiaban. Antes enséñanos
la pata, dijeron. El lobo les mostró la pata enharinada y las ingenuas
criaturas se convencieron de que era su madre quien estaba detrás. El resto del
cuento de Perrault ya lo conocemos.
En
su primer intento, el ministro Wert llamó a la puerta de los ‘Erasmus’, pero
estos le pidieron que enseñara la pata. Wert se la mostró. Es parda, no eres
nuestra madre, le dijeron. El ministro, incrédulo, se la tuvo que mirar. Cuando
comprobó que, efectivamente, su pata no parecía blanca se sorprendió.
domingo, 3 de noviembre de 2013
JUSTICIA DE PANA
A la
justicia se le representa como una mujer con los ojos vendados portando
una balanza en una mano y una espada en la otra. Como mujer en honor a
la diosa griega Themis y a su secuela romana Iustitia. La venda,
pásmense, pretende transmitir la idea de que no tiene ojos, de que todos
somos iguales ante ella. La balanza simboliza el equilibrio, las
pruebas y los argumentos se pesan antes de valorar. Con la espada se
explica que el veredicto se ha de cumplir por las buenas o por la
fuerza. En realidad, si nos atenemos a lo que dicta el refranero,
podríamos asegurar que la justicia es hombre y zamorano seguro ya que en
su atuendo no falta el pantalón de pana con remiendo en el culo. No
puede ser de otra forma, ropa vieja cuyos pliegues se adapten a nuestro
cuerpo y remiendos que vayan cubriendo los agujeros por donde entra el
frío y asoman las vergüenzas.La justicia tiene (debe tener) un sentido
armonizador en las sociedades, por lo que siempre porta un sustrato
cultural, la forma con que cada grupo humano valora lo que es bueno y lo
que no lo es en los comportamientos individuales y la manera de
organizar la propia sociedad. Pero no es suficiente con una serie de
sobreentendidos, para poder hablar de justicia es imprescindible que lo
dicho anteriormente se articule, se codifique y que haya personas
encargadas de administrarla con rigor e imparcialidad.
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