Los adjetivos son esas palabrejas que sirven para calificar al
sustantivo. Según qué función realicen en la oración podemos amontonarlos en
diferentes estanterías. Se les puede dividir también por su valor, por lo que
aportan al nombre. Así, unos tendrían una labor explicativa, los que se limitan
a expresar la cualidad del objeto; otros, especificativos, aquellos que sirven
para diferenciar dicho objeto del resto de los de su especie en función de la
facultad señalada. Otra subdivisión de
los adjetivos haría referencia al grado. Los positivos se limitan a indicar la
cualidad; los comparativos sirven para valorar la cualidad de un objeto frente
a la misma de otro y los superlativos que expresan el mayor grado posible del
adjetivo.
Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.
viernes, 13 de enero de 2017
sábado, 7 de enero de 2017
NO ES FALTA DE RESPETO
Va para una docena de años desde ese 20 de febrero en que fuimos convocados a un referéndum en el que se nos pidió nuestro parecer sobre si el Parlamento español debería ratificar aquel remedo que se presentaba como Constitución Europea. El Gobierno, una vez realizado el recuento, se felicitaba porque, según decían, el 77% de los españoles habían votado afirmativamente. Con afirmaciones semejantes aparecieron, también, diversos titulares en la prensa. La aseveración, sin embargo, tropezaba con un hecho que no parecía frenar el entusiasmo: seis de cada diez personas con derecho al voto habían decidido quedarse en casa, cada cual por sus motivos. Algunas no entenderían la diferencia entre una opción y otra, a otras les daría exactamente igual. Tanto da, esas personas parecían no contar en las valoraciones oficiales. Item más, hace apenas un par de meses, en el centro del imperio se celebraron elecciones presidenciales. Ganó Donald Trump, nada que no sepan, y sobre ese resultado se han escrito miles de textos hermenéuticos con la pretensión de descifrar las motivaciones que han llevado a los norteamericanos a votar lo que votaron. La realidad es que, para no perder su costumbre, poco más de la mitad de quienes estaban llamados acudieron a las urnas . La otra ‘casi mitad’ no fue digna de análisis alguno. Como si no fueran parte del mismo cuerpo al que se estudia.
jueves, 5 de enero de 2017
SORPRENDENTE Y DEPRIMENTE
La rivalidad entre la nostalgia y la creencia en el avance lineal del
tiempo siempre se desarrolló en los mismos términos: ocupan espacios vecinos,
no dejan de mirarse con desdén, se mienten mutuamente y, lo que es peor, se engañan
a sí mismas haciéndose ver mejor de lo que son. La nostalgia se dice, y nos
viene a decir, que cualquier tiempo pasado fue mejor. Estudiar un poco de
historia, solo un poco, sin embargo, desmiente el aserto. Las luces y las
sombras se intercalan como los números racionales y los irracionales: siempre
es posible encontrar una luz entre cualquier par de sombras por muy cercanas
que estén, y viceversa. La añoranza por los tiempos pasados solo puede emerger
gracias a ese talento tan humano para domesticar la memoria de forma que esta
pueda difuminar los aspectos más negativos a la par que enaltecer los que nos
fueron gratos.
jueves, 29 de diciembre de 2016
TERCERA OLA O BELA LUGOSI
Alguna vez he llegado a pensar que Pablo Iglesias ansiaba convertirse en
un émulo de Ron Jones, aquel profesor californiano que puso en práctica en el
instituto en el que trabajaba un experimento sociológico con sus alumnos al que
denominó ‘La tercera ola’. Este experimento se convirtió en novela gracias a
Morton Rhue y de esas páginas saltó a las pantallas de la mano de Dennis
Gansel. El profesor Jones pretendió
demostrar que cualquier sociedad, por libre que se crea, nunca está del todo
vacunada frente a los totalitarismos. Jones tuvo que frenar el experimento
cuando comprobó que la cosa se le iba de las manos. Alguna vez, ya digo,
imaginaba que cualquier día Pablo Iglesias habría de tomar el micrófono para
hacernos saber que la ola Podemos era parte de un ensayo, que intentaba conocer
el reflujo que producía el verbo ganar, que la experiencia había sobrepasado
sus expectativas y que, por tanto, había llegado la hora de revelar la verdad
para dar por concluido el juego.
jueves, 22 de diciembre de 2016
SE ADMITEN APUESTAS
Cuando todavía hablábamos en pesetas se decía aquello de “si debes un millón a un banco tienes un problema; si le debes mil millones, el problema es del banco”. En realidad, aunque la utilizase como señuelo, el aforismo no se refería estrictamente a la banca. Venía a decir, sin más, que quien tiene cogida la sartén por el mango no se quemará ni recibirá un hipotético sartenazo. La única sentencia referida a la banca que pertenece a la categoría de axioma afirma que esta, se le deba uno o mil millones, siempre gana o, al menos, nunca pierde. Semejante logro se debe a que la banca es una maquinaria que opera con una materia prima que ni siquiera es suya: el dinero.
domingo, 18 de diciembre de 2016
RELATO INCONSISTENTE
Si ya de por sí es difícil desgranar qué es verdad y qué es mentira sobre lo que oímos en los relatos que cuentan lo que ocurre en nuestras inmediaciones, resulta misión imposible separar el grano de la paja en las espigas que brotan en territorios ajenos, lejanos y desconocidos. Más aún si el terreno en que germinan no es un campo fértil, sino el suelo pedregoso de una guerra. En estos casos, el desconocimiento real de la verdadera naturaleza de lo que ocurre, en vez de disminuir, puede aumentar conforme aumenta el caudal informativo. Es así en los aconteceres que por desgracia se han vuelto cotidianos en el territorio sirio.
jueves, 15 de diciembre de 2016
¡AY DE AQUELLAS PREVISIONES!

La realidad, al poco, vino a mostrar que en esto de los negocios, cuando
interesa, “toda la cuenta es sueño y los sueños, sueños son”. La cosa no salió,
claro, ¿quién lo iba a pensar?, los desalmados conductores prefirieron circular
por una autovía gratuita que aflojar pasta en la autopista paralela.
martes, 13 de diciembre de 2016
CANASTA DE CONCEIÇÃO
Quizá fuese el silencio más estruendoso de la historia del deporte.
El uruguayo Ghiggia, cuando comprobó que Barbosa, el portero brasileño, en su
intento de cerrar la línea de pase, había dejado al descubierto un espacio
entre él y el primer palo, golpeó virulentamente el balón que terminaría
alojándose en la red. Maracaná, 200.000 personas, que eran todo Brasil, festejando lo que a buen seguro habría de ser, súbitamente calló.
Esa máquina brasileña de hacer fútbol hubiera tenido suficiente
con un simple empate: aquel partido no era propiamente una final del mundial,
sino el último encuentro de una liguilla de cuatro, un simple formalismo previo
a la recepción de la copa de campeón. No es que lo esperado fuese la victoria, es
que el público asistió para celebrar el avasallamiento a los uruguayos. Obdulio
Varela, el ‘Negro Jefe’ de la celeste, así lo reconocía: “…si ese partido lo
jugábamos otras 99 veces las perdíamos, pero ese día nos tocó el cien”.
lunes, 12 de diciembre de 2016
BIEN, MAL Y VICEVERSA
Cuando alguien me pregunta, y no crean, de vez en cuando algún insensato se atreve, cómo se puede hacer determinada cosa, sonrío en primera instancia y respondo que hay dos maneras: bien y mal. Y remato: procura hacerlo bien. Eso sí, después de la gracieta me desdigo y el interpelador y este menda nos aventuramos en busca de la solución que dé respuesta a ese ‘cómo’. Me desdigo porque en realidad suele haber varias formas diferentes de abordar cualquier problema. Algunas lo resuelven; otras no y muchas, pues depende. Salvo los problemas estrictamente técnicos, que sí se suelen regir por un manual de instrucciones concretas que dejan claro que ‘así sí’ y ‘así no’, el resto quedan al albur de las circunstancias, las opiniones o las expectativas de cada cual. Incluso sin ser relativista, que tal no me considero, es obvio que, al margen de esas grandes declaraciones tan pomposas como vacías, no todo lo que unos catalogan como bien (o mal) merece el mismo juicio para otros. De hecho, esta inexorable disparidad de criterios es la que genera el conflicto social y, precisamente por ello, se convierte en la base de la actividad política. El Gobierno, pongamos por caso, ante unos datos que certificasen la reducción de las cifras del paro podría decir que en materia laboral está haciendo las cosas bien. El que coteje la situación de este momento confrontándola con la de hace una decena de años podrá afirmar, de la misma manera, que la merma de derechos e ingresos de los trabajadores muestra que el Gobierno lo está haciendo mal. Y hablo solo de ‘bien o mal’, no de ‘bueno o malo’que este último par depende siempre de ‘para quién’, y es harina de otro costal.
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