lunes, 6 de mayo de 2019

TIERRA DE DOS COSECHAS

Foto "El Norte"
Él nunca los ha visto; jamás, en sus casi ochenta años, ha visitado aquellos países, pero sus paisanos que tomaron el camino de la emigración allende los Pirineos le hablaban y no paraban acerca de la fertilidad de aquellas tierras lejanas, más aún si las comparábamos con las de aquí, parcas, mucho menos generosas. Estas referencias habían hecho mella en el pensamiento de Fortunato de forma tal que le habían provocado una especie de sentimiento bastante similar a la sana envidia que afloraba en cuanto la ocasión lo hacía propicio.
– No podemos comparar nuestros campos con los de Francia, Bélgica y todos esos países de por ahí. De sus tierras Los agricultores de allí sacan dos y a veces más cosechas.
En las palabras de Fortu no había aparecido, eso sí, síntoma alguno de admiración sobre sus colegas del norte.

jueves, 2 de mayo de 2019

EL ALETEO DE SUSANA DÍAZ


El cuerpo electoral es un sistema complejo porque está formado por una infinidad de partes interconectadas entre sí por unos lazos que generan un caudal de información imposible de analizar. Dado que además es dinámico -va evolucionando acorde pasa el tiempo- y caótico –cualquier variación de las condiciones puede provocar efectos muy diferentes en el comportamiento-, el cuerpo electoral está sujeto al efecto mariposa, esto es, un hecho en apariencia insignificante en algún lugar produce un cambio radical e imprevisible en otro lugar diferente. Existen miles de asesores, unos técnicos, otros augures, dedicados a trampear sobre el sistema en pos del beneficio de la parte contratante. Los que tuvo a sueldo Susana Díaz le llevaron a convocar elecciones por adelantado. Entendieron que no les venía bien acercar los comicios propios al batiburrillo electoral de mayo, que los  mensajes se podrían mezclar y que tal mezcolanza no era buena para ella. Así, sola, porque yo lo valgo, ganaría fácil y después, para la primavera, el que más chiflase, capador, el piñazo que bien se pudieran llevar los suyos, es un decir, no le arrastraría.

domingo, 28 de abril de 2019

LA EXCUSA DEL FUE SIN QUERER

Foto "El Norte"
Ahora, en tiempos de campaña electoral, justo cuando los políticos pretenden –más si cabe que habitualmente– convencernos de que con ellos al frente el paraíso estaría al alcance de la mano, el meme que me llegó por Whatsapp me arrancó una sonrisa. Que no te engañen, decía, los únicos que dan trabajo indefinido son los hijos. 'El Norte', no este periódico sino un grupo musical de los que a rebufo de la movida proliferaron a finales de los ochenta, perpetró una canción pastelosa hasta la náusea que repetía mil veces que 'un diamante es para siempre'. No, para siempre, para siempre, entendido siempre como todas las horas del día, todos los días del año, todos los años de la vida, los hijos. Por unos u otros motivos, siempre la están preparando. Yo, mal que bien, lo voy llevando aunque hay algo que me supera, una expresión que me saca de quicio: 'Fue sin querer'. Da igual si han tirado el plato de la comida al suelo, se han olvidado de un examen o han pegado a otro chaval en el colegio. Todo, siempre, fue sin querer. Lo grave es que debe de resultar tan eficaz que los adultos también decidieron utilizar la misma excusa. Así, para evitar que la responsabilidad por los daños se escapara por la gatera, los legisladores añadieron la palabra 'negligente' a una serie de conductas o resultados de conductas para que, aunque menos, tuvieran pena. El negligente en realidad no es el delito, lo es sino quien, por ejemplo, conduce a 200 Km/h o va bebido y atropella 'sin querer' a otra persona.

jueves, 25 de abril de 2019

LA RAZÓN FRENTE A TENER RAZÓN



Polvo, humo, niebla, el ambiente se llena de palabras sin apenas peso que impiden ver. El debate, los debates. Pasaron y el paisaje quedó como cuando se despeja la polvareda levantada por un coche en un camino: mucho ruido antes, después todo más o menos exactamente igual que estaba. Sí, entiendo el revuelo de los días de víspera, a este tipo de debates les ocurre, al estilo de la propia democracia, que son el peor formato a excepción de todos los demás. Vamos, que dado el paño, ¡y madre mía, qué paño!, no hemos sido capaces de encontrar un modelo mejor. Al menos obligan a los candidatos -un ‘los candidatos’ en masculino, masculino; sin nada de genérico- a confrontar sus programas frente a sus adversarios con nosotros como testigos en la distancia.
Antaño, quizá por la novedad, tal vez porque en los protagonistas aún existía un punto de candor que se fue perdiendo cuando las sucesivas hornadas de asesores limaron las aristas de los debates y los debatientes, tenían alguna gracia, algún valor añadido. Hoy por hoy, pasado el tiempo, erosionado el modelo, resabiados los contendientes, han quedado como un triste escaparate en el que se exhiben sonrisas enlatadas, poses preparadas, latigazos ensayados, productos ultracongelados.

miércoles, 24 de abril de 2019

LO RAZONABLE SERÍA...

Foto "El Norte"
Acababa de comer. Debía de estar en ese justo punto en que se deja de estar despierto pero sin haber entrado en el territorio de los dormidos; en esa sazón en que parece que las luces de lo consciente se te van apagando pero aún queda encendida alguna bombillita que te mantiene alerta ante lo que ocurre alrededor. La televisión estaba encendida, los documentales de bichos no suelen fallar en su quehacer como narcóticos. No suelen fallar, pero esa tarde el reportaje sobre los lobos tuvo el efecto contrario debido a un ridículo comentario del cronista al que se le vieron las costuras urbanas. Mi lucecita de guardia captó la tontería. Me desperecé, salí del letargo. No me lo podía creer. Estaba la criatura contándonos que no todos los lobos salen a cazar, que son solo unos pocos los encargados de ir en pos del alimento, que la mayoría permanece en la manada esperando el momento del almuerzo que a buen seguro les traerán aquellos. Hasta ahí, todo normal, comentarios y tono muy válidos para dejarte encapsular por el sueño. El despropósito llegó en el añadido. Lejos de lo que pudiéramos creer –el tío dijo 'lejos de lo que pudiéramos creer'– esos pocos lobos eran los más jóvenes cuando lo razonable sería –el tío dijo 'lo razonable sería'– que quienes proveyeran de alimento fueran los más viejos ya que su experiencia les permitiría desarrollar mejor la labor. Vamos, que el émulo, Dios me perdone, de Félix Rodríguez de la Fuente pensaba que la jerarquía de una manada de lobos se ordenaba con los criterios de un jefe de personal de tres al cuarto. Y no, en la naturaleza, y en los pueblos, los jóvenes son los que, en cuanto pueden, se encargan de las tareas más fatigosas con el obvio fin de ir aprendiendo y liberando a los viejos que ya fueron jóvenes y tuvieron que pasar por tal tamiz.

lunes, 22 de abril de 2019

SE LE VE AUNQUE NO APAREZCA

Foto "El Norte"
Posiblemente en alguna situación parecida a esta, si bien muchos siglos atrás, el ser humano agarró sus miedos y los atenuó valiéndose por primera vez de un recurso exclusivo de los de su especie que posteriormente fue conocido como ‘oración’. Después, con la erosión lógica por el manoseo de cientos de generaciones, la oración fue adaptándose a los diversos ritos religiosos que fueron, son y serán y tomando formas concretas en función de las diferentes dificultades ante las que la propia existencia nos aboca o los simples hechos ineludibles a la propia existencia como la enfermedad o la muerte; pero antes de todos esos procesos antropológicos, antes de invocar a diosas de la fertilidad o a deidades que procurarían fértiles cosechas, algún ser humano quiso encontrar auxilio más allá de sus propias fuerzas cuando comprendió que estas no eran suficientes. Fue, por tanto, un momento de absoluta modestia, unos segundos en los que nuestro pasado asumió que ni las propias fuerzas, ni su orgullo, tenían ya capacidad para salvarle el pellejo. Quizá le fue bien y lo atribuyó a la plegaria. Tal vez estando a punto de ser devorado por alguna fiera que le había atacado en campo abierto en una jornada de caza, sintiéndose ya alimento de la bestia, se encomendó a algún supuesto ser superior para que algo ocurriese que revirtiera la situación e, inmediatamente, el animal caía abatido por una certera pedrada lanzada por algún congénere. Nuestro primario protagonista, en tal secuencia de hechos, ante lo que pudo ser sin más una bendita casualidad temporal, advirtió una relación causal que relacionó el ruego con la presencia salvífica de su pariente.
Siglos más tarde, el psicólogo estadounidense Abrahan Maslow, queriéndose adentrar en el comportamiento humano, expuso una teoría en la que, tras escalonar nuestras diferentes necesidades en forma de pirámide, afirmaba que, en la medida que las de abajo se iban satisfaciendo, se creaban unas nuevas que Maslow apuntaba en el piso subsiguiente. En la cuarta planta, siempre según este psicólogo, habitan las necesidades de reconocimiento. Y vaya sí son importantes estas necesidades, tanto que no sé si incluso deberían ir más abajo. Necesitamos ser aceptados en nuestro ámbito y, por lo mismo, llevamos mal, muy mal, sentirnos responsables de un mal que afecta en ese entorno propio. No en vano dedicamos buena parte de nuestro tiempo a encontrar la forma en la que aminorar las consecuencias de nuestros errores, cuando no a evitar que aparezca la relación entre el error y ese autor que soy yo.

jueves, 18 de abril de 2019

VIEJO LOBO DE BAR

Imagen tomada de diariosur.es

Fue Abundio, viejo leonés de la vallisoletana Victoria, el que, pensando que yo sabía, me puso al tanto en Los Robles, ese hogar que cada día nos abre Mariano en la Plaza de San Bartolomé. ¿Sabes, Joaquín, por qué no sale hoy el artículo de Alcántara? No lo sabía, claro, pero la intuición respondía, “91 años”.
Eché la vista atrás. Hacía poco menos de dos años que, en una de esas estupendas veladas de cine al aire libre en la plaza de la Solidaridad del barrio citado, se proyectó el documental ‘La mayor locura’ de Adolfo Dufour y Pablo Mínguez. En él se nos ofrece la mirada de tres personas, el locutor Ángel Marco, la fotógrafa Paca Arceo y el propio Manuel Alcántara, que caminan sobre la última etapa, ‘juegan la prórroga’, que diría el bueno de Manuel. Ayer, el árbitro le pitó el final. La vida pudo ser mejor, también pudo ser peor, el partido terminó y, como casi siempre, con resultado de empate. Un empate que deja satisfecho porque hubo juego, porque hubo partido. En el documental, el crujir de una vieja máquina de escribir hace dúo con un acordeón para crear la atmósfera sonora bajo la que este viejo lobo de bar nos recuerda que solo somos tiempo, que nuestra materia prima no es más que las horas en las que estamos vivos. Y nos deja un consejo, “la tristeza empaña las paredes del alma, hay que sacudírsela”. El mar malagueño de fondo y más de fondo Mayte Martín regalando voz y música de su disco ‘Al cantar a Manuel’: “No pensar nunca en la muerte/ y dejar irse las tardes/ mirando como atardece. / […] y no estar triste por nada/mientras el sol se arrepiente”.

lunes, 15 de abril de 2019

EN DOS TIEMPOS

Foto "El Norte"
Incertidumbre, emoción, tensión, idas y venidas, propuesta de marcar frente al riesgo de encajar… noventa eternos minutos, noventa minutos fugaces, en los que el estado de ánimo oscila armónicamente acompasado al movimiento de ese objeto -mimado por virtuosos, pateado por estibadores- llamado balón. Nos estiramos y rugimos cuando la pelotita se aproxima a la portería rival, nos encojemos y resoplamos cuando olemos el peligro en la nuestra. Hasta que llega el gol, el instante sublime, y el juego se detiene. Mientras, se signa una raya imperecedera en el marcador y los festejos -o lamentos, en simétrica correspondencia- brotan instantáneos, como un acto reflejo colectivo. Así era hasta hace nada. La llegada del VAR ha trastocado esta dinámica prolongando el estado de incertidumbre. De repente, el gol o su preámbulo el penalti se han convertido en un movimiento de dos tiempos: el primero, cuando ocurre; el segundo, cuando se certifica. Dos tiempos en los que conviven cuatro potenciales efectos.
El mejor de los casos, claro, cara y cara. Gol de Guardiola. La fuerza de la emoción no frena la celebración aunque sepamos que aún no es; el alivio de la confirmación nos impulsa a un nuevo festejo. 

jueves, 11 de abril de 2019

EFECTOS IMPREVISTOS

Imagen tomada de arainfo.org

Junto con los impactos ya conocidos, el fenómeno de la despoblación devasta el cuerpo llagado de la España inmolada también con efectos secundarios imprevistos. Bien saben ustedes, gentes que en su mayoría llegaron a las capitales desde cualquiera de los muchos pueblos de nuestras provincias, que allí, en el mundo rural, existen papeles asignados a determinados paisanos en función de un atributo físico acentuado, una discapacidad, una profesión, un rasgo del carácter o una anécdota especialmente significativa. Papeles que en muchos casos devienen en un apodo - ‘Orejas’, ‘Patapalo’, ‘cables’, ‘estirao’ o ‘mataburras’- que en no pocos caos se va asumiendo estoicamente como legado generación tras generación.