¡Este partido lo vamos a empatar! Año
94. Bochornazo en el Valladolid-Celta. Y no sólo por el calor del nonato
verano. Unos mordían la tabla salvadora de la promoción en el Salto del
Caballo, los otros no descendían. Y todos tan contentos. Incluidos los que
pagaron por ver ¡un partido de fútbol!. Desprecio para el espectador, desprecio
para el resto de contendientes, desprecio para el deporte. Donde dos debían
contender se limitaron a mirar al cielo, por si llovía, no vayan a mojarse. Los
desmarques, quiebros, pases verticales, profundos, la búsqueda del gol fueron
suplantados por toquecitos horizontales hasta conformar un esperpento del que
mofarse sino fuera por el perjuicio acarreado al resto de los implicados. Me
dirán que hace siete años, vaya actualidad. Pero el 0-0 de Aznar-Zapatero
destilaba el mismo aroma. Incluso apareció el insufrible que siempre nos
encontramos en el estadio. Con la baba hasta los pies de adular al jefe resbaló
y tras el golpe en la cabeza comparó “El Quijote” con los jarlenglobertrotes.
Me hubiera reído de no haber sido un ministro.
Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.
lunes, 2 de julio de 2001
martes, 26 de junio de 2001
JESÚS Y EL BECERRO DE ORO
Da
igual ganar la liga, ascender a cualquier categoría o quedar segundo en el
trofeo de la galleta. Tras las consabidas celebraciones “espontáneas” llegan
los paseos triunfales, las soflamas desde algún balcón aderezadas con obligatorias
menciones a los atributos que les llevaron a dicho triunfo y como colofón una
visita a la virgen de turno que tanto contribuyó en el logro. No se sabe que
opinarán las vírgenes rivales, ni imaginar quiero como estará este año la
moreneta, es un suponer. Vestigios de un pasado del que no queremos acordarnos.
Curas consagrando a aduladores del becerro de oro. Teocracia militar que ha
impregnado nuestras costumbres de un rancio aceite con cuyo hedor convivimos
sin que revienten nuestras pituitarias. Un día Jesús entró en el templo y, cual
manifestante antiglobalización, gritó hasta la afonía (Mateo 21,12).
Hipócritas, ciegos que guían a otros ciegos, raza de víboras, sepulcros
blanqueados fueron lanzados contra los que vestían sotana. El hombre, creador
de dioses a su imagen y semejanza, le subió al altar. Pero antes le había
matado.
martes, 19 de junio de 2001
ADIÓS GIL, ADIÓS CANEDA
A mí me gusta el fútbol. Eso que comienza cuando el árbitro toca el
silbato y con el mismo toque, repetido tres veces, concluye. Y sin embargo
convertimos en protagonistas a los gil de turno. Necios avalados por el dinero
que están convencidos de que el dinero todo lo compra. Casi siempre es así, y
por ello cuando algo se torna inaccesible a sus pecunias el sentimiento de
frustración es superior a la del resto de los mortales. Es entonces cuando su
lenguaje de casquería mana a borbotones y encuentra acomodo en los medios de
comunicación en detrimento de la información de lo que sólo es fútbol. Se
presentaron con un discurso oportunista y demagogo, consiguieron el fervor de
gentes que necesitan el narcótico de la ilusión, oír a alguien que les hable de
futuros esplendorosos. Pero todo acaba. Se puede engañar a uno mucho tiempo, se
puede engañar a todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el
tiempo. Los gritos de los aficionados del atleti y del Compostela a sus
presidentes pueden ser el fin de una pesadilla.
martes, 12 de junio de 2001
CARTA A UN IMBÉCIL
Mi poco estimado anónimo: Quiero que tengas claro
que mereces una metafórica patada en el culo que voy a darte con gusto. El
Racing ha bajado por méritos propios. La directiva, en vez de fortalecer un
proyecto, descapitaliza a la plantilla con la venta de Munitis y Salva, no
renueva a Benítez (por caro) y juega a cambiar de entrenador para terminar de
nuevo con el propio Benítez. Para desviar culpas, en vez de elaborar una sana
autocrítica, acusan y amenazan sin dar. Como cualquier dictadorzuelo se escuda
en un enemigo exterior que encarna todas las maldades. Y tu entras al trapo
como borrego. Ahí callas, te muestras débil. Te tratan como necio y demuestras
que tienen razón. Hasta ese punto es tu problema. El mío comienza cuando leo la
pancarta que parió tu neurona. Defender a tu club con una frase que hiere a
todos aquellos que se juegan (y pierden) la vida luchando contra las olas del
mundo de los satisfechos buscando su dignidad robada es de mala gente o de
estúpido. Tu estómago atiborrado no te
permite suplantar, ni por un segundo, a
quien se ve obligado a atar los cuatro nudos del hatillo cargado del
sufrimiento acumulado en una vida de desesperanza. Y muchas veces el mar se
convierte en compañero definitivo. Con el débil tu debilidad se torna fuerza.
Diviértete con el fútbol pero no cubras de desprecio a los muertos que hemos
matado. Espero que recapacites. Joaquín Robledo.
martes, 5 de junio de 2001
UN GESTO
Podemos
empezar a sentir miedo. El asco brotó hace ya mucho tiempo. Todo ese enjambre
de grupúsculos ultras de todos los colores deben ser combatidos con nuestras
armas o nos combaten con las suyas. Y en este barco hemos de zarpar todos. Nos
guste el fútbol o no. Llevan dentro un germen que puede poner en peligro
nuestras vidas: son violentamente excluyentes; y el que comienza a excluir no
detiene su perversa dinámica en el odio al rival deportivo. Los presidentes han
de dejar de verles como jóvenes algo radicales pero majetes. No son ni
radicales, ni, por descontado, majetes. Y los futbolistas, lejos de beber los
vientos por un aplauso tan fácil como vacuo, han de actuar. Señores que
diciendo “el fútbol es así” o “si la verdad es que si” aparecen en todos los
medios de comunicación deberían ser conscientes de su capacidad de influencia y
darle un sentido. Por eso el gesto de los jugadores del Treviso que se pintaron
de negro para protestar por la actitud de los ultras que abandonaron la semana
pasada el estadio porque en su equipo jugaba Omolade (negro él) debería ser
tomado como ejemplo.
domingo, 3 de junio de 2001
SE COMPRA SUEÑO
El reducto onírico parecía el único
refugio no sometido a las leyes del mercado. Pero la ilusión comienza a tener
un precio. 12800 millones, 5000 millones y podría así cubrir un artículo
completo. Escribir estos números no es difícil. Hacer demagogia exponiendo una
lista interminable de destinos alternativos para ese dinero tampoco. No es
dispendio, es pura y dura inversión. La sonrisa del niño está calculada a
priori por esos artistas de la venta de azúcar al diabético. El fútbol es, cada
vez más, la imagen de esta sociedad: ingentes cantidades de dinero que viajan
sin producir para llenar bolsillos de intermediarios, contratos con base en la
“productividad” individual y quién más chifle capador, poder para especular y
modificar la organización de las ciudades por encima del interés general y
Fernández Tapias, vicepresidente del Madrid, calificando de lamentable
espectáculo que debe acabar a la acampada de trabajadores de Sintel (un año
sin cobrar) situada, casualmente, al lado de la Ciudad Deportiva. Ya me
entienden.
martes, 29 de mayo de 2001
RAÚL APARECIÓ
Escribí el 23 de enero que Raúl no
había aparecido desde el final de la Eurocopa. Quizá el fallo del penalti ante
la selección francesa, quizá el verse desplazado del papel de estrella
principal, quizá... En
cualquier caso apareció y de que manera. Se cargó al equipo encima, dijo
“vamos” y reivindicó para si los elogios que el impacto mediático del fichaje
de Luis Figo le había usurpado. Habló donde hay que hablar demostrando que se
puede ser decisivo sin la fuerza de Ronaldo, la fantasía de Romario, la
exquisitez de Maradona, el regate de Figo, la omnipresencia táctica de Redondo
o la fuerza física de Mauro Silva. A base de astucia, intuición y coraje ha
sabido ganarse un espacio entre los más grandes que, por calidad técnica, no le
correspondería. Tiene
las virtudes del superviviente en un mundo venerador de la comodidad, chico de
barrio marginal entre pijos.
Predestinado al talco blanco lo ha sustituido por la droga del éxito.
Apareció, ¡vaya si apareció!
martes, 22 de mayo de 2001
EL AZAR
Desde el
momento que un espermatozoide (de los infinitos millones posibles) fecunda un
óvulo (tenía que ser precisamente ese) y se pone en marcha la maquinaria que
nos trae a la vida, no se puede negar el postulado que dice que lo más
importante que nos ocurre está íntimamente vinculado al azar. Pregunten sino a
César, el portero que mamó fútbol al ladito mismo del Pisuerga. Ficha por el R.
Madrid quien decide, para abaratar el coste, que permanezca un año más en el
Pucela y estirar las posibilidades de Illgner. Pero hete aquí que éste se
lesiona, Bizarri no cuaja y surge, inesperadamente, Casillas. Pasado el año
Cesar tiene que ver los partidos desde el banquillo pensando que de haber
llegado al Bernabeu cuando le ficharon él sería el inquilino de la portería del
Madrid y de la selección y Casillas luciría sus estiradas en los campos del
Toledo o del Fuenlabrada. El azar designa rutas pero César está demostrando
que, con conciencia, trabajo y perseverancia, se le puede doblegar aunque cueste
tiempo.¡Cuantos injustos designios del azar nos quedan por doblegar!
viernes, 18 de mayo de 2001
VERDAD ABSOLUTA
Seguramente usted se haya percatado de
un hecho que, a fuerza de repetirse, se cuela de rondón entre los fenómenos
comunes e inocuos: el uso de la bandera rojigualda en el Estadio Santiago
Bernabéu. Son una parte del madridismo, portadores de un espíritu prepotente, uniformador y hegemonizador que
ha llevado a una asimilación de lo pretendidamente común como icono de parte.
Confunden su sentimiento con la verdad absoluta y no pueden comprender que alguien
no lo comparta. Marcan, pues, la barrera entre “buenos y malos”, expenden
certificados de españolismo. Son hijos de una tradición de la derecha hispana,
que ante la anuencia de la izquierda, han tejido un discurso que presenta a
España como unidad de destino,
monocromática, en el que la pluralidad se les escapa como la arena de la mano
de un niño. Su sensación de infalibilidad les lleva a menospreciar lo
discrepante por erróneo de partida y su único corolario es el triunfo. Y como
sus corifeos les adulan babosamente llegan a creerse su profecía y no asumen la
derrota. Esto explica la cara que se les ha quedado tanto a Del Bosque como a
Mayor Oreja.
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