jueves, 27 de octubre de 2005

SIN ARMAS, CON SOLUCIONES

La esencia de una sociedad es el conflicto. Bien encauzado supone un paso adelante, una oportunidad. Pero a veces se encanalla hasta ajar el tejido social. Existe un mojón en el camino a partir del cual es tarde para aplicar ensalmos o pretender sanar con gasitas de algodón.
En el País Vasco subsiste un conflicto enquistado cuya metástasis llega a cualquier rincón de España, un conflicto que ensarta el pasado y el fututo rasgando cualquier atisbo de normalidad social, cultural o política. ETA, en este contexto, es sólo la punta negra de un iceberg. Pasear por las calles de las ciudades vascas o dedicar unos minutos del verano a hablar con gentes de esa generación, la mía, que ha nacido allí pero vuelven puntuales a nuestros pueblos, los de sus padres, no deja lugar a la duda.
ETA es un residuo del franquismo, una banda que pretende imponer su visión del mundo a punta de coche bomba. Un anacronismo sin valor futuro pero capaz de deteriorar el presente. El final de su anacrónica violencia es el paso previo para abordar las demás contradicciones, para que el conflicto deje de ser tal. Pero el remedio no es sólo el fin de la violencia etarra.
Anteayer cientos de miles de personas se manifestaron por las calles de Madrid convocados por la Asociación de Víctimas del Terrorismo con el empeño de defenestrar la resolución del Parlamento por todos conocida.
Entiendo, desde el dolor de quien lo ha perdido todo, su afán. Comprendo que como dolientes principales necesiten una reparación y centren su empeño vital en ello. Quien ha sufrido el rigor de la violencia debe ser un soporte ético pero nunca se puede arrogar el privilegio de ser un colectivo decisorio en exclusiva de las políticas ni ser ejecutor del derecho. El uso perverso del poder empático de las víctimas va preñado de una malicia irresponsable.
La macabra trayectoria de ETA es el deyección de un conflicto. Pero tras el eco de los disparos olvidar su respaldo social, criminalizar a todos los que sin violencia aspiran a lo mismo, desoír el magma que mana bajo nuestros pies, puede lastrar los días venideros.
Con la violencia de ETA hemos de acabar, sus planteamientos políticos sólo pueden refutarse con argumentos de mayor peso.
Los conflictos que brotan de enfrentamientos nacionalistas son de largo recorrido, o se trabaja en pos de una solución o pudren las carnes como una larva que va creciendo y brota de sopetón estallando en la cara. Las soluciones manu militari demoran pero no curan. Tito mantuvo aparentemente acallados los ecos nacionalistas en Yugoslavia medio siglo. El resto de la historia ya la conocemos.

miércoles, 26 de octubre de 2005

LA CENA DE LA ETERNA JUVENTUD

Hay días que merecen la pena. Escribo con las ojeras de una trasnochada cada vez más infrecuente y una sonrisa resabiada de nostalgia y de ilusión. Casi cien personas, cien locuras. Alguno ha traspasado el Rubicón de los cuarenta, otros no llegan al peldaño de los veinte. Risas, alegría, abrazos...encuentro. Semblanza de una excepción. Tres lustros de reivindicación en un mismo mantel: la historia de Alternativa Universitaria.

En ésta época de crisis del asociacionismo, más aún del que enraíza su referente en la utopía, la salud de A.U. es un fenómeno sociológicamente inaudito. Si además se trata de un colectivo juvenil –quince años son ocho generaciones distintas y enlazadas- sólo hay una explicación:  han encontrado un bote con el bálsamo de Fierabrás.

En A.U. la juventud no es un ave de paso, ni un resabio cínico de la adolescencia. Es un manera de afrontar la vida, una propuesta insolente en pro de una universidad pública, abierta e inmersa en la sociedad de la que forma parte; de una universidad encaminada a preparar personas con capacidad crítica y que apoye a los grupos sociales que sufren exclusión. Para la memoria colectiva quedan aquellos acuerdos del claustro universitario apoyando a los insumisos o a los homosexuales. 

Un centro de información por el que han pasado miles de alumnos, movilizaciones contra la subida de tasas, contra las lous o los informes bricall que atacaban a la esencia de universidad pública, contra los que aprovecharon su cargo para falsificar las notas hasta que fueron condenados por ello ¿verdad señor Aroca? En la calle y en el despacho. Horas y horas de trabajo sin perder la sonrisa. Horas de un día, de un año y otro....

Los libros de historia están atestados de reyes y reyezuelos, de caciques y fotos de palacio pero los grandes cambios políticos y sociales despuntaron del esfuerzo originario de unos pocos que supieron que organizados podían más.

Entre el desdén de quienes viven en un mundo del que nada se cuestionan, el posibilismo de los que se preguntan los por qués, habita el entusiasmo de una asociación juvenil que sueña el mundo que no es y se lanza a la aventura de conquistarle preguntándose “¿por qué no?”. Se llama Alternativa Universitaria y tiene las puertas abiertas.

martes, 25 de octubre de 2005

LA FUENTE DE LA PLAZA DE RASUEROS

De tanto en tanto rehago el hatillo de ropa y desando el camino por el que deserté del arado hace ya muchos años, los escasos cien kilómetros de uva y trigo que separan mi casa del exangüe Rasueros, mi pueblo. El regreso no es un retorno sino una constatación de lo inapelable de la huida, en todo caso un arrumaco con nostalgia, más que a la tierra, al tiempo que en ella hubo vida.

Rasueros, sincero, recibe con el cementerio a la entrada. De un blanco traslúcido, esa receptoría de muertos evoca más historias que historia en todo el pueblo queda. Poco más tarde el ruido del coche nos anuncia y abre de súbito la puerta de mi vieja casa de niño. La mueca de ternura de mis padres, ya aquejados de edad, el retozo de su risa ajada cuando abrazan a su nieto, mi hijo, me descoloca entre dos mundos de los cuales no formo completamente parte. Es un achuchón entre dos universos inmiscibles; los abuelos de Rasueros, el nieto de Valladolid y yo doliente de doble desarraigo, de la condición de forastero en ambas partes. Es un dolor desesperanzado sin antídoto que valga.

domingo, 23 de octubre de 2005

DE NOSOTROS DEPENDE

Una maleta como principio y fin de Rosa María. Una maleta de cartón de España profunda huyendo de las penalidades del hambre mesetario le acompañó en el sueño de pan de la Barcelona industrial; otra maleta, rebosante de infamias, apostada en un banco fue testigo de sus últimas palabras dirigidas al cielo o a la nada. Rosa María, dieciocho hijos mediante –once vivos aún- ha muerto sola y abandonada. Vieja y loca era demasiada carga y como una culpa cualquiera se la arrojaban unos a otros. Ya sin fuerza y sin razón se la despeñó al abismo, probablemente su demencia le anuló la capacidad de odiar, de despreciar a sus hijos, hasta eso se ahorraron. El hecho no es reciente pero ahora ha trascendido tras un proceso judicial que le ha puesto precio: 240 euros de multa. El ordenador con el que esto escribo equivale al abandono de cinco madres. Paradojas del simple existir, con el paso de los años, una madre, se transforma en una vieja y si todo se mide por la eficacia y el rendimiento ¿Para qué sirve una vieja?. 240 euros es la punición por arrojo de escombros en la vía pública.
Américo Rodríguez grita su rabia contenida tras muchos años y más desaires. Se le niegan seis metros cuadrados donde instalar un ascensor que sustituya a sus pies enfermos, se le niegan las palabras directas del presidente de la Junta mil veces requeridas, se le niega una vida distinta al vegetar... y llora hacia dentro sus lágrimas mientras pasea su dignidad recordando que su vivir es un sinvivir. Cincuenta días de huelga de hambre nos interrogan, y tras cincuenta días, con Américo en el hospital, su mujer no puede más: “que quién pueda hacer algo lo haga”. De la misma forma que la vida es eterna en cinco minutos, la existencia puede ser insufrible sin seis metros que no se venden. El aleatorio dardo de la enfermedad se ha clavado en Américo pero la puntilla es brutalmente humana.
Son dos casos, sólo dos personas invisibles en las estadísticas. En los próximos meses seremos bombardeados con promesas de una mejor calidad de vida si votamos a tal o cual partido. Hablarán de proyectos faraónicos de miles de millones de euros, de trenes que en media hora nos llevarán a cualquier parte, de Europa, de la Constitución. Pero somos nosotros, usted y yo, los depositarios de parte de la felicidad de las personas que nos rodean. Tomando partido por los más débiles. Es una opción egoísta, mañana seremos viejos o enfermos.

miércoles, 19 de octubre de 2005

VIAJE DEL SUBSECRETARIO



La hipocresía reviste con verbo de tul el sentimiento de culpa, es anhelo de integridad, una vil justificación, una gracia que ofrece el error asumido. La envidia de la virtud hizo a Caín criminal, nos recuerda Machado. El hipócrita pretende, con gestos acomodados a sus palabras, ser creído (él o la tribu de la que se siente parte) Y el PP  es un caballo que porta un baldón de muerte como joroba. José María Aznar se sintió importante declarando una guerra y sus huestes han de obrar en consecuencia. El general de esta plaza, Javier León de la Riva, a falta de divisiones acorazadas, aporta lo que tiene: ordena a Rafael Salgado, vicesecretario del ayuntamiento, ir a Irak y explicarles como se privatiza el agua o como quedaría de lustrosa la ciudad de Diwaniya toda ella llena de fuentes. Les prevendrá de las fechorías de las Asociaciones de Vecinos o de los padres dolientes por naderías de leucemias y otras hierbas. Adecua palabras y obras al gusto del mandamás, blanquea el rubor de su tez ante el ridículo presidente; “soy de los suyos, es de los nuestros”.
Y digo, traviste las palabras y con ellas los presupuestos: los dineros que costearán el viaje saldrán del anémico saquillo destinado a la cooperación internacional, serán detraídos de la escuálida cantidad de 600.000 euros que destina Valladolid a proyectos de desarrollo en países desahuciados en el trastero del planeta. Idéntica cantidad, sirva de referencia, que hace ocho años. Quizá ahora, como antifaz que enmascare el desaguisado bélico o como anzuelo que acalle a las voces discrepantes, aumente. Vano esfuerzo.
Lo del alcalde de Valladolid es un ejemplo más de cómo el ego acomplejado del presidente secuestra la voluntad, y la dignidad, de sus mandados. O quizá soy un pertinaz optimista que procura rebuscar gérmenes de razón en el guijarral del conservadurismo español. Quizá esa derecha que se envuelve en la bandera y juega al me pongo de pie, me vuelvo a agachar, desea que juguemos a los agachaditos inertes que dejan hacer; tal vez esa derecha que sueña con inmovilizar la historia, esa derecha de solaz onanista ante visitas del Papa o desfiles de militarones disfrazados de Mahatma Ghandi sólo ansíe ser respetada por sus músculos.
Puede que Javier León de la Riva no practique la hipocresía tribal, se crea a sí mismo y entienda que gastar el dinero del municipio en el viaje del subsecretario sea el idílico colofón a la liberación de Irak. ¡Qué horror!

martes, 13 de septiembre de 2005

EL MONO QUE DIJO NO

Por las atapuercas varias se escudriña con mimoso esmero el pasado en pos del vestigio que clave la punta del día en que el mono se hizo hombre. Ese antesdeayer camina asociado al uso de la palabra; pero no una palabra cualquiera. En las simas se escarba tras el vocablo “no” fundido al fósil de un humano. El uso del carbono 14 establece una cronología de los testimonios biológicos, pero la frontera que nos separa de la jaula del zoo se resume en dos letras secas, cortantes, agrestes, tantas veces tristes, educadoras. El “no” dibuja la brecha entre la pulsión instintiva y el esfuerzo de la razón. 

La infancia es una meseta virgen, una llanura fértil en la que arraiga cualquier siembra, un territorio sin tiempo que perder pues, con el paso de los años, la semilla arraigada es maleza en un terreno correoso imposible de escardar.

El mañana es pan que han de roer los que hoy son niños; el presente les ha de proveer de una dentadura. La formación de un niño -la adecuación de sus necesidades e intereses, la activación de sus potencialidades, la inserción en un mundo complejo, la responsabilización de sus actos- dejada al albur del viento es la base de una postrera miseria moral.

En nuestras sociedades el monocultivo del economicismo más depredador impone modos de relación laboral que impele a los progenitores a dimitir de su labor y esa grieta, como las de las rocas con el agua, se ven henchir de televisión.

Algunos ilusos soñaron con las posibilidades educativas del medio y erraron de plano. Una empresa sólo atisba beneficios y su do re mi es más audiencia, más publicidad, más dinero. En televisión el corolario es simple: más carnaza.

Entre la dejación de unos y la ausencia de escrúpulos de otros la caja tonta es la perversa madrastra con la manzana envenenada. La suma de horas ante una pantalla infecta de los impúberes se aproxima a las que permanecen dormidos en las aulas y alguien pregona voces de alarma. Voz en el desierto. Los operadores de televisión se comprometen a vetar cuatro horas al día programas no aptos para menores. Un paso. Pisan la cola pero dejan viva a la serpiente: la publicidad. Al amparo de la programación infantil deambularán acicates al consumo desenfrenado, perversos mundos de sueños felices perpetuamente insatisfechos, marcas que se clavarán como iconos, una nueva religión. Perpetúa los clásicos roles masculino y femenino, pero aun solventada la salvedad, las niñas y niños engullen sin masticar horas de estímulo a sus instintos, reforzándolos hasta convertirlos en guía de su conducta y tiranos de nuestras casas.

No oirán la palabra follar pero el flautista de Hamelín les arrimará a la puerta del Gran Almacén. No sabrán decir “no”. La vuelta al mono

miércoles, 31 de agosto de 2005

KUSTURICA EN LA VICTORIA

El frenesí de realismo social expandido por la Seminci se desparrama más acá del Puente Mayor. Poco menos de las diez de la noche del sábado, una algarabía insólita reclama mi curiosidad. Con el subir de la persiana, sin pagar entrada ni penar en cola alguna, ante mí una película cuyo guión -una celebración gitana, un quítame allá esas pajas y el rosario de la aurora- es digno del mejor Kusturica.

Personajes al filo del abismo cuya vida es un manantial ardiente: los gitanos. Comparten nuestras calles, pero no les conocemos. Forman una sociedad periférica al parecer inmiscible con la nuestra y sólo sabemos de ellos de tanto en vez cuando por algún arrebato protagonizan alguna página de nuestra prensa. Después tópicos y desprecio. Sin embargo son admirables. En medio de una sociedad abotargada por el sinvivir cotidiano de hipotecas y letras del coche, ellos viven al minuto y celebran a lo grande, mañana no existe, lejos de aburrimientos profilácticos y preocupaciones pecuniarias tiran la casa por la ventana y olé.

sábado, 20 de agosto de 2005

DE ESTE PERIÓDICO A ESTE PERIÓDICO

La intrahistoria de un periódico es así de paradójica. Al quiosco llega una marabunta de letras, retazos de realidad forjados a martillazos en distintos yunques. Forman un todo pero no todo es lo mismo. La vecindad de las frases nauseadas al calor de la sangre por los Julio Fuentes de turno con las mías, estiladas al calor del brasero, es en sí una broma macabra. Sirva de homenaje a unos profesionales a quienes estimar compañeros me dibujaría una mueca de sonrojo.

Julio Fuentes, Maria Grazia Cutuli, Harry Burton y Azizula Haidari, fueron abatidos hace tres años en Afganistán en el extremo contexto de una guerra, bajo las leyes de la guerra, bajo los instintos que manan de la guerra, bajo el manto de impunidad de la guerra. Murieron como miles en una guerra. En Afganistán grabaron la data definitiva de su epitafio. 

viernes, 19 de agosto de 2005

EUROPA COMO OBJETIVO

Cuentan que hace mucho, antes incluso de que mi madre aprendiese a rezar el rosario, el emperador Calígula invistió a su caballo Incitatus con el ropaje de cónsul. El martes, mientras mi madre seguía manoseando las cincuenta cuentas, los americanos eligieron a su caballo como emperador. Cuatro años más de relinchos y alguna que otra coz sufriremos los que no teníamos capacidad de elegir. En tanto, mientras aparentan soliviantados, los jerarcas eclesiásticos de la Hispania sonríen para sus adentros al vislumbrar las sombras que se emanan desde el centro del centro del imperio: los cimientos de una antirrevolución apocalíptica.