martes, 25 de octubre de 2005

LA FUENTE DE LA PLAZA DE RASUEROS

De tanto en tanto rehago el hatillo de ropa y desando el camino por el que deserté del arado hace ya muchos años, los escasos cien kilómetros de uva y trigo que separan mi casa del exangüe Rasueros, mi pueblo. El regreso no es un retorno sino una constatación de lo inapelable de la huida, en todo caso un arrumaco con nostalgia, más que a la tierra, al tiempo que en ella hubo vida.

Rasueros, sincero, recibe con el cementerio a la entrada. De un blanco traslúcido, esa receptoría de muertos evoca más historias que historia en todo el pueblo queda. Poco más tarde el ruido del coche nos anuncia y abre de súbito la puerta de mi vieja casa de niño. La mueca de ternura de mis padres, ya aquejados de edad, el retozo de su risa ajada cuando abrazan a su nieto, mi hijo, me descoloca entre dos mundos de los cuales no formo completamente parte. Es un achuchón entre dos universos inmiscibles; los abuelos de Rasueros, el nieto de Valladolid y yo doliente de doble desarraigo, de la condición de forastero en ambas partes. Es un dolor desesperanzado sin antídoto que valga.
En casa perdura el olor a cuadra, entrar España en la Unión Europea y salir las vacas de los pequeños establos familiares fue todo uno, con su partida sepultaron una época que inexorablemente languidecía. A pesar o quizá por ello, cada vez que abro una botella de leche recuerdo los esfuerzos vanos de mi padre intentando salvar a una res de la muerte y las lágrimas iracundas de mi madre ante la pérdida inevitable. Las vacas se fueron pero ¡ay! su tufillo permanece.

La tarde es café, saludos y paseo por calles desnudas entre casas, algunas reconstruidas, que sólo se llenan unos días en verano. Callejuelas que desaguan en la plaza que es alegoría de toda la región. Extensa y desahuciada de pasado. Hasta hace apenas dos años en su centro descansaba orgullosa una modesta fuente, la primera canalización de agua corriente, alivio de trabajo para nuestras abuelas. Alrededor unos jardines con bancos de piedra fedatarios de amistades y cogorzas, de amores y pasiones; ¡Si pudieran hablar cuántas virginidades perdidas quedarían desveladas!. Hoy un barreñón de cemento empavesado con luces de neón usurpa ese espacio. Sigo andando, el frontón no encuentra quien juegue en él, a la escuela no van más de seis u ocho zagales. Las piscinas que llegaron cuando niños, en las que aprendimos a nadar y conocimos a las chicas de los pueblos cercanos, están como a trasmano sin nadie que las haga caso. Las campanas de la torre mudéjar tocan a muerto.

El invierno en los pueblos es invierno; sin esperanza de primavera. El frío en las calles vaciadas de niños congela más adentro de los huesos. Cuando regreso al presente, unívocamente urbano, estoy un poco más triste.

2 comentarios:

  1. Rasueros,en la época infantil y juvenil, que a mi me toco vivir, era un pueblo vibrante, bullicioso, unido, con bastantes habitantes, y sus escuelas,repletas de risas y juegos infantiles, eso sí dividido por sexos, tenía el encanto, del galanteo y el respeto de los unos hacia los otros.. Y así transcurrían los días,las Semanas,hasta que por la ley del paso del tiempo, llegaban los acontecimientos, que transformaban al pueblo en una gran vervena viviente, su fiesta mayor SantaLucia
    Antesala de la Navidad, se convertía en algo excitante, todo era distinto, las gentes vestían sus mejores prendas.. Esa misa mayor amenizada con el órgano de fuelle tocado magistralmente por Víctor el sacristán, los colores del roseton de la Iglesia que aportaban al ambiente, cierto aro de musterio.. La Iglesia repleta de fieles,"el 13 de Diciembre, Santa Lucía.. Y cuanto disfrutábamos nosotros los niños,aun con la escasez de los articulos. Pero a nosotros nos parecían lo mejor que nos podían traer, y ese inconfundible olor a carburo un olor fuerte pero agradable,cuantas Santas Lucía disfrute en mi pueblo de Rasueros.. Y poco después, llegaban las Navidades. Sabores a castañas cocidas, higos secos, y escasas barras de turrón, por aquellas épocas, todo escaseaba, pero dabas más valor a las cosas. Ah! No faltaba el chocolate,con churros clasico! Imprescindible en los desayunos de la fiesta de Santa Lucia. Son recuerdos vividos, que afloran a mi mente, porque mi pueblo Rasueros también estuvo cargado de bullicio, de gente, sincera, de palabra cumplidora,castellano recio, puro, de sentimientos nobles, de vida sencilla. Así recuerdo a ami pueblo Rasueros, lleno de personalidad, lleno de vida, lleno de fraternidad. Eran otros tiempos? Eran otras circunstancias? Creo que aún hoy Rasueros, no ha perdido mucho de su pasado y de sus gentes que le hicieron grande!!



    ResponderEliminar
  2. Rasueros,en la época infantil y juvenil, que a mi me toco vivir, era un pueblo vibrante, bullicioso, unido, con bastantes habitantes, y sus escuelas,repletas de risas y juegos infantiles, eso sí dividido por sexos, tenía el encanto, del galanteo y el respeto de los unos hacia los otros.. Y así transcurrían los días,las Semanas,hasta que por la ley del paso del tiempo, llegaban los acontecimientos, que transformaban al pueblo en una gran vervena viviente, su fiesta mayor SantaLucia
    Antesala de la Navidad, se convertía en algo excitante, todo era distinto, las gentes vestían sus mejores prendas.. Esa misa mayor amenizada con el órgano de fuelle tocado magistralmente por Víctor el sacristán, los colores del roseton de la Iglesia que aportaban al ambiente, cierto aro de musterio.. La Iglesia repleta de fieles,"el 13 de Diciembre, Santa Lucía.. Y cuanto disfrutábamos nosotros los niños,aun con la escasez de los articulos. Pero a nosotros nos parecían lo mejor que nos podían traer, y ese inconfundible olor a carburo un olor fuerte pero agradable,cuantas Santas Lucía disfrute en mi pueblo de Rasueros.. Y poco después, llegaban las Navidades. Sabores a castañas cocidas, higos secos, y escasas barras de turrón, por aquellas épocas, todo escaseaba, pero dabas más valor a las cosas. Ah! No faltaba el chocolate,con churros clasico! Imprescindible en los desayunos de la fiesta de Santa Lucia. Son recuerdos vividos, que afloran a mi mente, porque mi pueblo Rasueros también estuvo cargado de bullicio, de gente, sincera, de palabra cumplidora,castellano recio, puro, de sentimientos nobles, de vida sencilla. Así recuerdo a ami pueblo Rasueros, lleno de personalidad, lleno de vida, lleno de fraternidad. Eran otros tiempos? Eran otras circunstancias? Creo que aún hoy Rasueros, no ha perdido mucho de su pasado y de sus gentes que le hicieron grande!!



    ResponderEliminar