jueves, 20 de septiembre de 2012

ADIÓS COMPLACENCIA, ADIÓS



Cien mil, medio millón, tanto da, mucha gente. Cada uno arrastra una historia. La gran mayoría se han ido incorporando a medida que su situación particular se deterioraba, desfilan en el mismo orden en que han sido despedidos. Muchos sueñan con que las agujas del reloj giren en sentido inverso hasta llevarnos de nuevo a 2005. No saben, no quieren saber, que no es posible ni deseable; que toda borrachera lleva en sí una resaca, que 2005 es el padre necesario de 2012 y lo que queda por venir. Caminan por el centro de Madrid sintiéndose germen de un futuro distinto por el simple hecho de invocarlo, pero el futuro nunca acudió así. Llegaron a la capital llamados por todos y por ninguno, por cientos de movimientos sociales y por los sindicatos, llamados por las hostias recibidas y atemorizados por las que quedan por recibir. Al final se oyeron palabras, sonaron a esperanza forzada, a lo que la liturgia requería, a cura de pueblo prometiendo el paraíso en latín. Los oradores parecían contar cabezas como si el objetivo fuese reunir multitudes en torno a una plaza. Se oye la palabra éxito como si ante sí no tuvieran la muestra de un fracaso al que han contribuido por falta de audacia, por conformarse con mantener lo que aparentemente iba bien. Pasó el momento pero las cabezas siguen ancladas en los días de vino y rosas, se siguen preguntando qué pasó en vez de coger con fuerza el adónde queremos ir.
Ser sindicato no es compatible con vivir sin audacia. No pueden ser por más tiempo meros gestores de un descontento para canalizarlo dentro del sistema. Esta dejación, por lo que el ‘poder’ les llama responsables, sería la mayor irresponsabilidad y su tumba. Hablan de un cambio de valores, es ridículo, ese cambio ya se está dando: no se puede sobrevivir con los mismos valores cuando creemos que sobra, que cuando se palpa la escasez. Han de olvidar la palabra éxito, asumir su fracaso, el de todos, y arrancar de ese desencanto la fuerza para dar la vuelta a la sociedad. Cien mil, medio millón, tanto da, poca gente. 

Publicado en "El Norte de Castilla" el 20-09-2012

martes, 18 de septiembre de 2012

SIN TIEMPO

Los días pasan así, como sin que nadie los tocase. Unas veces es la rutina, que parece garantía de que nada malo puede ocurrir, total, repitiendo los mismos pasos son previsibles las mismas consecuencias. Otras la cobardía, el sí pero no, el que piensa pero no se atreve, el que decide pero no hace, el pasito palante, María, que conlleva dos zancadas atrás. O la indefinición, que impide ir a un sitio porque hay otro o al otro porque hay uno, o las convenciones que impiden que nos salgamos de esas dos rayas en las que nos enseñaron a enclaustrar las letras. Son cuerdas que aprietan nuestras muñecas, inutilizan nuestras manos y cercenan los caminos que llevan el oxígeno al cerebro, son días de madrecita que me quede como estoy, de encender la tele y ver multitud de pases en el centro del campo y acostarse con cara de cero cero inicial

jueves, 13 de septiembre de 2012

CURSO NUEVO, VIEJOS USOS

Sentado en uno de esos pupitres que cualquiera que tenga más de cuarenta años reconocería como suyo, borraba las palabras escritas a lápiz en la cartilla de dos cursos atrás. Mi hermano acababa de entrar en la escuela por primera vez y en su raquítica cartera llevaba un cuaderno sin estrenar, un escaso estuche y una cartilla heredada. Se sentó a mi lado -entonces en la misma aula vivíamos niñas y niños de diversos cursos- y tímidamente colocó sobre la mesa lo poco que de casa había traído. Le cogí la cartilla y me dispuse, goma en mano, a dejarla como nueva.

jueves, 6 de septiembre de 2012

NADIE REGALA NADA

El traje, aunque lo llevaba puesto, no parecía suyo. Como una pareja atrapada en su hipoteca, los pantalones y la chaqueta compartían espacio en silencio, cada cual a lo suyo, guerra fría bajo el mismo techo. La corbata pasaba por allí.
La máscara tras la que el chico se esconde tiene una sonrisa dibujada, una mueca aprendida, la tristeza de quien se ve obligado a exteriorizar lo contrario de lo que siente. Yo solo soy una posible comisión, una cruz en su cuadro de visitas, unos euros a fin de mes. Me extiende su mano, le ofrezco la mía. Habla a la misma velocidad con que un tahúr mueve los dedos, arroja las palabras torrencialmente con la pretensión de impresionar, de aletargar, de anular el silencio imprescindible para que la razón de su rival, sí, ese al que sonríe, no encuentre el momento de hacerse presente. Sus palabras son ruido, bullicio previo a una firma, alcohol para llevarte a la cama, nada importa la resaca, nada saber quién es el dueño de la ropa tirada en la habitación, una firma ahora, un polvo vulgar, un pobre objetivo con el que poder sobrevivir.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Llegado de otro tiempo

Unos huevos de codorniz, mejor dicho, la falta de ellos, tuvieron la culpa. El Conde Godofredo de Miramonte, fuera de su ser tras tomar un brebaje ofrecido por una bruja, había asesinado a quien pocas horas después tenía previsto convertir en su suegro. Asustado, Godofredo se encomienda al mago Eusebius quien le propone enmendar el hecho regresando al pasado. Le ofrece una poción que el Conde no duda en tomar. Pero el mago olvidó añadir el último ingrediente, los huevos, y el viaje de Godofredo junto a su escudero toma un sentido inverso al previsto lo que les lleva a aterrizar en 1992. Esta situación de partida le sirvió a Jean-Marie Poiré para idear su película ‘Los Visitantes’. En ella, a través de una serie de situaciones hilarantes que parten del enfrentamiento entre la concepción medieval del mundo de los protagonistas y la de nuestros contemporáneos, vemos continuas apelaciones al sentido común. Un sentido común que opera de forma diversa porque son diversas las experiencias de cada uno de ellos.

martes, 28 de agosto de 2012

Todas las mañanas

Recluido en su granja, el señor de Sainte-Colombe anhela encontrar el sentido de la música. Sabe que la naturaleza ofrece ese milagro espontáneamente, que sus sonidos son sinceros, sin artificios. Entrega su alma intentando arrancar hasta el último parpadeo a su viola de gamba. A su casa acude un joven Marin Marais con el objetivo de aprender todo lo que le ha supuesto una vida al maestro. Sainte-Colombe le pide que toque alguna pieza. Marais toca embelesado convencido de su capacidad hasta que el maestro agacha la cabeza y emite su veredicto. Primero alaba su técnica pero le explica que la música es otra cosa, 'sois un gran equilibrista, pero un músico menor', y remata con desdén diciéndole que no tiene motivo para estar preocupado porque esas florituras gustan en la corte, vivirás muy bien. El debate entre talento y artificio, entre música y sonido aparente, centra el argumento de 'Todas las mañanas del mundo', película de Alain Corneau en la que la música de Jordi Savall está siempre presente.

martes, 21 de agosto de 2012

De ratones y balones

Sentados a la vera de un río, Lennie Small y George Milton reposan tras haber puesto su huella en muchos de los caminos arenosos de aquella California que sufría, unos más que otros, como siempre, la Gran Depresión. Huían del pasado tratando de poner pie en un futuro que nunca habría de llegar. En realidad pretendían escapar de un pasado idéntico al futuro, una maldición que se repetía y de la que parecía imposible huir: Lennie, inmenso, desmesuradamente fuerte, terminaba matando a cada ser vivo que pretendía acariciar, fuese este ratón, conejo o mujer. Vuelta a las andadas, vuelta a los caminos. Así lo cuenta Steinbeck en su novela ‘De ratones y hombres’. Creo, y digo creo, que los dirigentes del fútbol profesional español no tienen tan atrofiados los mecanismos del pensamiento como el pobre Lennie pero el resultado es similar. Quieren, dicen, al deporte que tienen entre manos, pero hacen todo lo posible por estrangularlo. El problema no es el día de la semana elegido, ni la hora señalada, ni el vergonzoso estado del césped en el que se jugó el partido. No, el problema solo es uno: la falta de respeto. Michael Jordan, el baloncestista norteamericano, decía que nunca jugó un partido a medio gas, por intrascente que fuera, ya que habría gente que solo tendrían esa posibilidad de verle jugar. Aquí cada día se maltrata inmunemente a quien pretende acudir al estadio, lo hacen sin problemas porque parecemos el país del "nunca pasa nada". Hasta que pasa, eso sí. Lo que no es seguro es que esa reacción exigiendo el respeto debido se vaya a dar a tiempo. Quizá, tan acostumbrados estamos a ser tratados como súbditos que lleguemos a pensar que este es el estado natural de las cosas. Al fin y al cabo, tomando palabras del teólogo Leonardo Boff , hemos desechado la razón objetiva, la lógica de las cosas, por la subjetiva, la lógica del yo. Un ‘yo’ que es mayor cuanto más poder tenga el sujeto y que termina imponiéndose a los miles de ‘yoes’ más pequeñitos.

jueves, 19 de julio de 2012

DE LA POLÍTICA

Hubo un tiempo en que las guerras se parecían demasiado a la sátira de Gila. Moría gente, pero todo con un orden. Estaba definido el día, la hora y el campo de batalla. Otra cosa eran las invasiones bárbaras que llegaban en oleadas y arrasaban lo que pillasen por medio. En la guerra clásica, sin embargo, se respetaban los tiempos y las formas. La modernidad acabó con todo eso. Había que ganar y para conseguir ese objetivo las sutilezas siempre son obstáculos.
En el tratado ‘De la Guerra’,  Carl von Clausewitz afirma que estas son "la continuación de la política por otros medios". Pues bien, el arte contemporáneo se ha encargado de retorcer la realidad hasta invertirla, ahora los gobiernos occidentales han desdibujado la política hasta reducirla a una continuación de la guerra por otros medios. Seguimos con von Clausewitz: “La guerra constituye un acto de fuerza que se lleva a cabo para obligar a un adversario a acatar la voluntad del otro”. No me digan que hoy la política no es eso.

jueves, 12 de julio de 2012

SINIESTRO TOTAL O SUICIDIO

La esencia de la filosofía se resume en buscar respuesta a las tres preguntas clásicas: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Adónde vamos? Pero esas mismas dudas son las que tiene en la cabeza una persona que al despertar siente hachazos en la cabeza y comprueba que en la misma cama hay cuatro personas más. Este hecho no emparenta la filosofía con la suma de una orgía y una borrachera, más que nada porque el primero pretende profundizar en el conocimiento y el segundo se conforma con una respuesta simple que le permita ponerse en pie para seguir caminando en busca de otra juerga. Hasta que el bolsillo se vacía.
Quizá por vivir en un país domeñado durante siglos por el caciquismo y asolado por el analfabetismo, hemos llegado a creer que nuestros gobernantes eran filósofos, cuando en realidad estábamos en manos de unos juerguistas que campaban impunes porque proponían barra libre y nos hicieron creer que estábamos todos invitados, a pesar de que la gran mayoría no participábamos de la fiesta. Pero como se oían en la calle los acordes del Juanito Chocolatero nos sentimos embriagados. Hasta que la música dejó de sonar. Los de dentro se llevaron las botellas que quedaban y no pagaron la cuenta. Ahora el gran hostelero pide la pasta, ellos, cosas de la resaca, no recuerdan lo que pasó y dicen que tenemos que pagar entre todos, entiéndase por todos, a todos los que no son ellos, que a escote nunca es mucho.
¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Adónde vamos? Es el cuadro que pintó Gauguin en los días previos al que tenía señalado como fecha de su suicidio. Las tres preguntas pero en otro orden son, también, el título de una canción del grupo gallego Siniestro Total. Un paisano suyo, de nombre Mariano, uno de esos que teníamos por filósofos, nos pide cuentas para saldar la deuda. ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Adónde vamos? No tienen ni idea. ¿Estamos solos en la galaxia o acompañados? O quizá sí lo saben, pero prefieren no decirlo, vaya, por no ponernos en alerta. 

Publicado en "El Norte de Castilla" el 12-07-2012