No
fue la mejor de las conmemoraciones. En 1850, tres siglos después de la
muerte del fundador, desaparece en España la Orden de San Juan de Dios.
Más que una desaparición sería un cese temporal de actividad porque los
frailes de otras latitudes se dolían por el vacío generado en el país
en que nació la Orden. Así pues, manos a la obra. Un joven italiano,
Angelo Hercules Menni, que apenas tres años antes había ingresado en la
Orden y cambiado su nombre por el de Benito, fue el encargado de
cimentar esa refundación a partir de 1867. Cuando el edificio tuvo, de
nuevo, cierta consistencia se embarcó en otra aventura. Dado que la
Orden era masculina, y hombres la mayoría de los beneficiarios, se
propuso, y logró, fundar una congregación con el mismo carácter pero en
femenino. Nacieron así, en 1881, las Hermanas Hospitalarias del Sagrado
Corazón. Benito Menni fue canonizado y por tanto el ‘san’ debería
preceder a su nombre, pero las monjas le deben tratar de tú: el hospital
que regentan en Valladolid omite el título de santo. Esta misma
congregación gestiona otro centro en Palencia, el San Luis, similar a
tantos en que atiende a personas con enfermedad mental, discapacidad
física o psíquica pero que tiene una peculiaridad: un pasillo casi tan
largo como la prototípica calle mayor de la capital palentina.
Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.
sábado, 2 de febrero de 2013
jueves, 31 de enero de 2013
50 NO ES SUFICIENTE
En 1994 el Fondo Monetario
Internacional y el Banco Mundial cumplían medio siglo. Ambas instituciones
fueron creadas cuando la II Guerra Mundial ya estaba decantada y Estados
Unidos, el gran triunfador de la contienda, pretendía imponer un patrón
económico que se adecuara al nuevo orden que habría de surgir. Inglaterra había
ganado la guerra pero, a la par, perdido definitivamente la hegemonía. Las
órdenes provenían ahora del otro lado del Atlántico.
Para celebrar el acontecimiento
convocaron una Asamblea General y la acomplejada España, que después de no haber
pintado nada en el concierto internacional desde que las guerras eran con
arcabuces quiso erigirse en sede de todo, pagó el convite en Madrid.
domingo, 27 de enero de 2013
EL DIOS DE LOS NOMBRES
Los nombres de las personas, como los títulos de los libros o los
artículos, tienen su pequeña historia.
A veces la casualidad bautiza. Durante 19 años me llamé Celestino. Fueron casi dos décadas en las que ya tenía nombre sin haber aún nacido. Mi padre -como todos los niños de esa Castilla hidalga, pobre y ensimismada en las viejas historias de los siglos en que sus reyes dominaban territorios tan amplios que no se ponía el sol; mientras, a la vez, con tanta hambre como para obligar a sus habitantes a trabajar como si el sol no se pusiera- sabía que en su futuro estaban el arado y los hijos. Con 11 años se sabía padre y agricultor. Entonces, inopinadamente, murió mi abuelo, su padre. También padre y también agricultor. Ese día tomó la decisión: su hijo mayor se habría de llamar Celestino como el difunto que involuntariamente le dejaba desamparado, como él mismo que acababa de atravesar la línea de sombra del dintel que certifica la irremisible muerte de la infancia para entrar en el hosco territorio de la vida adulta. Desde entonces, el niño que se tuvo que hacer hombre demasiado pronto, soñaba con una criatura acurrucada en sus brazos al que llamaba Celestino. Así fue hasta una semana antes de que yo naciera. Entonces quiso el destino -esa forma de llamar a las cosas que van ocurriendo- que muriese mi otro abuelo y, claro, la cercanía pudo más, heredé el 'Joaquín' y el 'Celestino' quedó postergado para otro hijo que a buen seguro habría de llegar.
A veces la casualidad bautiza. Durante 19 años me llamé Celestino. Fueron casi dos décadas en las que ya tenía nombre sin haber aún nacido. Mi padre -como todos los niños de esa Castilla hidalga, pobre y ensimismada en las viejas historias de los siglos en que sus reyes dominaban territorios tan amplios que no se ponía el sol; mientras, a la vez, con tanta hambre como para obligar a sus habitantes a trabajar como si el sol no se pusiera- sabía que en su futuro estaban el arado y los hijos. Con 11 años se sabía padre y agricultor. Entonces, inopinadamente, murió mi abuelo, su padre. También padre y también agricultor. Ese día tomó la decisión: su hijo mayor se habría de llamar Celestino como el difunto que involuntariamente le dejaba desamparado, como él mismo que acababa de atravesar la línea de sombra del dintel que certifica la irremisible muerte de la infancia para entrar en el hosco territorio de la vida adulta. Desde entonces, el niño que se tuvo que hacer hombre demasiado pronto, soñaba con una criatura acurrucada en sus brazos al que llamaba Celestino. Así fue hasta una semana antes de que yo naciera. Entonces quiso el destino -esa forma de llamar a las cosas que van ocurriendo- que muriese mi otro abuelo y, claro, la cercanía pudo más, heredé el 'Joaquín' y el 'Celestino' quedó postergado para otro hijo que a buen seguro habría de llegar.
jueves, 24 de enero de 2013
MONTAÑAS DE 500 EN SUIZA
Parece que acabamos de descubrir
que en Suiza los Alpes se formaron apilando billetes. Como si fuera de ayer,
como si también lo fuera la corrupción que ha enriquecido a unos y, al parecer,
ha arruinado a tantos. Y quizá esto último sea cierto, pero convendría no
confundir el grano con la infección. Convendría analizar si los casos que están
aflorando, si las personas apuntadas por las iracundas miradas de los
ciudadanos, son parte del síntoma o de la enfermedad. En este punto se hace
necesaria una definición precisa. ¿A qué llamamos corrupción? El alcalde de
Valladolid aporta una cuando dice que “hay que ser inflexible con el que meta
la mano en la caja”. Pobre definición que tiene como propósito alejar el foco
del problema fundamental. Meter la mano en la caja es robar, meterla en la caja
pública es reprobable y penalmente condenable, pero no pervierte el
funcionamiento de la sociedad. El presidente madrileño no define, pero acota el
terreno apuntando lo que, en su juicio, no
es corrupción. Dice que no lo es el hecho de que el exconsejero Güemes, quien
cuatro años antes patrocinara la privatización de los servicios hospitalarios,
sea directivo de la empresa a la que le han adjudicado esa encomienda. No lo es
para el señor González porque la ley impone dos años de incompatibilidad.
Tampoco vale la negativa, se puede, se ha demostrado, legislar al dictado de los
intereses de quienes legislan, de las corporaciones que se benefician.
lunes, 21 de enero de 2013
ERRARON PERO GANARON
En aquellos ya lejanos años en que las grandes palabras mantenían el significado que las otorga el diccionario, cuando democracia era un despertar tras cuarenta años de noche, cuando libertad era un plato lleno en casa del hambriento, un manjar que se mordía hoy sin pensar en el mañana, cuando no eran palabras manoseadas que sirven de coartada hasta el punto de que al escucharlas, como acto reflejo, arrastramos la mano al bolso pensando que son las manos con las que el tahúr esconde la piedra, en aquellos ya lejanos años, decía, un grupo de jóvenes pegaba unos carteles. Casi nadie en la ciudad conocía siquiera uno de los nombres que figuraban en aquel afiche que animaba a acudir a un homenaje que, música mediante, se iba a realizar en la madrileña Escuela de Ingenieros de Caminos. En dicho homenaje, costumbre muy española, burro muerto, cebada al rabo, se iba a enaltecer la figura de un joven fallecido semanas antes, José Enrique Cano, ‘Canito’, bateria de ‘Tos’, una banda cuyo final se escribió en la misma carretera en que dejó la vida nuestro protagonista. Sus compañeros de grupo, tres hermanos de apellido Urquijo. Si desconocido para la gran mayoría era el homenajeado, no menos se podía decir del elenco musical. Detrás de ‘Tos’ se alistaban Trastos, Alaska y los Pegamoides, Mermelada, Los Bólidos, Mamá, Mario Tenia y Los Solitarios, Nacha Pop y Paraíso. Allí, ese 9 de febrero de 1980, lo que quedaba de ‘Tos’ dio vida pública a una canción que el poso de los años ha convertido en referente generacional: ‘Déjame’. Esta canción, compuesta poco más de un año antes por Enrique, uno de los tres hermanos Urquijo, formaba parte de la única maqueta que tuvo tiempo de realizar la banda. La muerte de Canito obligó a los tres hermanos a buscar un nuevo batería. A partir de ahora se denominarían ‘Los Secretos’, y este nombre aparecerá indisolublemente unido a ‘Déjame’, su tema fetiche, una melodía pop que envuelve un serie de frases enunciadas por quien sufre un desgarro en su corazón al sentirse traicionado y se niega, se dice a sí mismo que se niega, a un nuevo encuentro. «Tuviste una oportunidad», dice, «y la dejaste escapar».
Uno de esos presuntos axiomas que se utilizan en el mundo del fútbol se mueve en la misma línea que la letra de esta canción: ‘El que perdona (pierde una oportunidad), termina pagándolo con la derrota’. Claro, esto se dice cuando la realidad se atañe al enunciado, de no ser así nos olvidamos del dicho. Por ejemplo ayer, cuando el error, incluso el empecinamiento en el error, no tuvo tan fatales consecuencias. El Real Valladolid marró cerca de media docena de ocasiones nítidas, de esas que han de terminar en gol sí o sí y fue que no. Larsson, Óscar y Guerra tuvieron una, dos y hasta tres oportunidades y las dejaron escapar. Podían haber pensado que «No hay nada que ahora ya, puedas hacer» pero persistieron en sus intenciones y el partido no se escapó.
Uno de esos presuntos axiomas que se utilizan en el mundo del fútbol se mueve en la misma línea que la letra de esta canción: ‘El que perdona (pierde una oportunidad), termina pagándolo con la derrota’. Claro, esto se dice cuando la realidad se atañe al enunciado, de no ser así nos olvidamos del dicho. Por ejemplo ayer, cuando el error, incluso el empecinamiento en el error, no tuvo tan fatales consecuencias. El Real Valladolid marró cerca de media docena de ocasiones nítidas, de esas que han de terminar en gol sí o sí y fue que no. Larsson, Óscar y Guerra tuvieron una, dos y hasta tres oportunidades y las dejaron escapar. Podían haber pensado que «No hay nada que ahora ya, puedas hacer» pero persistieron en sus intenciones y el partido no se escapó.
jueves, 17 de enero de 2013
LEER CAMPO, LEER FRÍO
En cualquier dictadura existe
paranoia en doble dirección. Los súbditos se sienten controlados conscientes de
que el régimen escarba con millones de orejas hasta en los espacios más
recónditos. Los jerarcas temen cualquier movimiento porque en todo intuyen un
intolerable vestigio de disidencia y saben que cualquier golpe puede horadar su
tiranía. En esas condiciones, aparentemente, solo pueden escribir los que
quieran garantizar su jornal y toman nota de lo que el régimen quiere leer o
los temerarios que ponen su nuca a disposición de cualquier bala. Sin embargo
hay un tercer grupo, el formado por personas que son capaces de enviar mensajes
a los lectores más allá del tenor literal de sus palabras. Durante el
franquismo se hablaba de ‘leer entre líneas’.
miércoles, 16 de enero de 2013
UNA CINTA LANZADA AL AIRE
A principios de los
años setenta, gimnasia y rítmica eran en España dos palabras que nadie entendía
que pudieran ir unidas, nadie excepto Félix Fernández, el Presidente de la
Federación Española de Gimnasia, empeñado en introducir esa disciplina en nuestro
país y, para ello, nada mejor que empezar apuntando alto: quería que España
albergase el mundial de 1975. Pero esa aspiración no podría ser cumplida si no
había una base, por pequeña que fuese, y decidió que una representación debería
acudir al mundial previo, el que habría de celebrarse en Rotterdam. Dado que
nadie practicaba ese deporte, se hacía imprescindible una actuación urgente. Se
contrataron dos entrenadoras de prestigio internacional que realizaron el
primer curso nacional de entrenadoras de GRD con una selección de 50 profesoras
de Educación Física y, finalmente, tras otros cursos, eligieron a tres de ellas.
Una de esas tres, fue es nuestra protagonista: Teresa de Isla. Quedaron
penúltimas en la ciudad holandesa pero se consiguió el objetivo a corto plazo,
el mundial se celebraría en España, y otro que aún permanece superando con
creces cualquier sueño de los federativos de entonces, la gimnasia rítmica se
ha consolidado y sigue proporcionando éxitos al deporte español. En este
segundo apartado, Tere de Isla también ha marcado un camino, su labor como
formadora ha contribuido de forma decisiva para que varias generaciones de
chicas conocieran los entresijos de este deporte.
domingo, 13 de enero de 2013
UN PUÑITO CHICO
Hace diez años, una parte de Italia lloraba por la pérdida del polifacético artista Giorgio Gaber. Con su muerte, producida el mismo día que nacía el calendario de 2003, desaparecía un referente artístico, pero también un faro ético e intelectual. Desaparecía él, pero no su obra, hoy podemos escuchar sus canciones, deleitarnos con sus actuaciones en el teatro o sonreír, con la tristeza propia de quienes sienten un pellizco en la parte del corazón en la que reside la nostalgia, cuando oímos sus brillantes monólogos.
Estos últimos son un compendio de agudeza para diseccionar la sociedad en la que vive, con sus anhelos y sus derrotas-, ingenio para encontrar las palabras precisas, ternura para declamarlas como si fuesen caricias y mordacidad para no permitir la indiferencia. En uno de ellos, ‘Qualquno era comunista’, Gaber asiste a una supuesta entrevista de trabajo. En sus primeras respuestas al inexistente interlocutor, él, timorato, trata de medio esconder o justificar algunos hechos producidos tiempo atrás, cuando militaba en alguna organización juvenil de orientación comunista. Dice que sí, pero bueno, eran cosas del momento, pecata minuta, cosillas a las que se sentía arrastrado por otros. Cantaba la Internacional, pero lo hacía en coro. Vio a los Inti Illimani, pero no lloró. Tenía en la habitación un cartel con el rostro del ‘Che’ pero pequeño. Nunca, nunca, nunca, levantó el puño, bueno, a lo mejor una vez, un puñito chico, claro.
jueves, 10 de enero de 2013
HUELGAS INOCUAS
Las personas que reciben un
salario por su labor no hacen otra cosa que vender su trabajo. Dado que no
tienen otra posibilidad, llegada una situación de conflicto, la única
herramienta disponible es ese trabajo que ponen en venta. Es tan simple como comprender
cualquier mecanismo de intercambio. Cuando una parte entiende que en el pacto
sale perdiendo porque hay un abuso de poder, toma medidas para buscar, al
menos, un punto de equilibrio. Cada trabajador, por su cuenta, sabe que su
capacidad de presión es ridícula comparada con la del empresario por lo que, si
pretende que la fuerza de su trabajo se ponga en valor, necesita que el resto
de la plantilla, la gente de su misma rama laboral o, incluso, todo un país, secunde
una iniciativa común. Ahí radica el sentido de las huelgas, así fue su origen y
de esta manera las define la Organización Internacional del Trabajo.
En una sociedad tan
interdependiente como esta, es inevitable que lo que afecta a unos influya en
todos, y las huelgas no son menos. Si un sector detiene su actividad, las
personas, en principio ajenas a dicho conflicto, sentimos la repercusión. El
eco de esa huelga será tomado como un indicador por los demás sectores y
elevará, o disminuirá, la capacidad negociadora del resto de los trabajadores.
Quien viva de un salario deberá saber que, de una manera u otra, ese conflicto
es también el suyo. Pero hay otro tipo de resonancia: el hecho de que alguna
actividad cese, siquiera por un tiempo, rompe el ritmo de la ciudad. Sin el
trabajo de unos, otros no pueden desplazarse, no llegan alimentos a los
supermercados, las calles están llenas de bolsas de basura sin recoger... Todo
eso ocasiona molestias al resto de los ciudadanos y son muchas las quejas que
se oyen. Hasta que le toca al que se quejaba y entiende que una huelga que no
molesta pierde parte de su potencial. En época de conflicto, es conveniente
tener claro qué es lo que está en juego y hasta qué punto se convierten en
soportables algunas molestias.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 10-01-2013
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