jueves, 7 de marzo de 2013

EL PAPEL SE TRABUCA

El miedo al papel en blanco sigue susurrando al oído, pero ahora ya no asusta con silencio. El fantasma ya no se envuelve en la sábana del ‘qué decir o del cómo decirlo’ propio de aquel tiempo en que las noticias se reposaban tras una buena sobremesa. En estos tiempos de comida basura las noticias siguen el mismo ritmo apresurado, se preparan con rapidez, se engullen sin digerir, se expulsan sin absorber. Y sin tiempo no hay matices, negro, blanco, blanco, negro. El Papa que dejó de ser Papa, apenas hace de ello un par de días, se bajó de la portada para entrar en el museo de cera; ya es antigualla depositada en el trastero. Así quedó, así será: un nazi para unos, un santo para otros. Ningún partidario admite ver fisuras en la biografía de quien, como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, eliminó cualquier atisbo de disidencia, ni mostró ninguna sensibilidad hacia los homosexuales. Ningún detractor, de él o de lo que representa, reconoce la integridad de una mirada introspectiva, la gallardía de quien no se ampara en el enemigo externo. La portada de la que apearon a Ratzinger alza a Hugo Chávez. Negro, blanco, blanco, negro. Un tirano sanguinario para unos, un libertador para otros. Así quedó, así será. Los apologetas olvidarán su mesianismo, sus fiscales negarán hasta las estadísticas que muestran el avance de la justicia social en Venezuela. Para mañana, hoy está muy atrás. El uno estará doblemente olvidado, el otro por dos veces enterrado.

martes, 5 de marzo de 2013

LA EUROVEGAS DE CASTILLA

Os dejo el artículo completo que escribí para Interviú sobre el 'megaproyecto' de Montealegre y que han publicado un poco recortado en la revista. Este artículo complementa el que firma Rosa Martínez y que también podéis encontrar allí. Además hay un estupendo reportaje gráfico de Dani Amo




ESPEJISMO DE FUTURO


Desde el pie del castillo de Montealegre de Campos, podemos observar como se abre de par en par  un inmenso mar de cereal en el que solo destacan las torres de las iglesias de los pueblos que salpican la llanura. Es la Tierra de Campos. Un conglomerado de pequeños municipios apenas distantes entre sí que llevan siglos viviendo de la agricultura. Cada generación repetía lo que había aprendido de la anterior, hasta bien avanzado el siglo XX. En Montealegre, poco más de 35 km al norte de la capital vallisoletana, se han encontrado los restos de lo que llegó a ser una ciudad vaccea, un pueblo prerromano que se asentó en el siglo III a.c.  en la Meseta Norte. Desde ese momento, hasta el inicio del siglo pasado, la agricultura evolucionó menos de lo que lo ha hecho en los últimos sesenta años. Al menos si medimos esa evolución relacionando el producto obtenido y la superficie cultivada  o, sobre todo, si contamos el número de manos necesarias para labrar una hectárea. No solo eran necesarias menos personas para cultivar la misma cantidad de terreno, además con la generalización del uso del automóvil, ya ni siquiera era necesario vivir en el mismo municipio dónde se llevaban a cabo las faenas agrícolas. Visto de esta manera, es fácil comprender como los pueblos han ido perdiendo población hasta el punto de encontrarse en trance de desaparición.

lunes, 4 de marzo de 2013

NO SOMOS ÁNGELES

Los ángeles no tienen sexo’, más que una frase hecha o una aparente explicación terrena que puede servir para ilustrar a los creyentes acerca de una realidad incognoscible, es un adagio, una sentencia moral. La frase de marras enfoca el camino a la perfección, el referente al que deben aspirar las personas de fe: desprenderse del cuerpo, alejarse de los placeres que este pueda proporcionar. No es casual que cualquier persona consagrada haya tenido que realizar un voto de castidad por el que renuncia a cualquier práctica sexual: ser como ángeles, ese es el ideal. Esta abstinencia, sin embargo, no te acerca a los ángeles ya que ese ‘no tienen sexo’ no puede ser considerado como explicación sino como un terreno metafórico en el que el sexo es la imagen que aúna todas las pasiones y pulsiones de los seres corpóreos. La diferencia entre lo angelical y lo humano no es la tenencia o carencia de órganos genitales, su uso o la negación de él. Es más, esto último, las más de las veces, puede ser contraproducente porque genera una disfunción entre lo que se siente y el compromiso adquirido o, en el peor de los casos, porque puede ocurrir lo mismo que a una olla de vapor cuando se obstruye la válvula: la tapadera se enfrenta a una realidad física y vuela por los aires. Ni somos ángeles, ni podemos serlo.
En ‘Cielo sobre Berlín’ Wim Wenders cede el protagonismo de su película a dos ángeles que bajan a la Tierra con la misión de insuflar ganas de vivir y mitigar el dolor que la vida, en algún momento, produce. Hay dos líneas que no pueden atravesar: ni pueden modificar la vida de las personas con las que se cruzan, ni pueden hablar de su procedencia. Con su cuerpo recién adquirido (aunque solo puedan verlo la buena gente y los niños) pasean por la capital alemana, uno de ellos va sintiendo la eternidad como un castigo y aspira a beber todos los tragos de la vida humana incluido el amor.

jueves, 28 de febrero de 2013

ERRAR ACERTANDO, ACERTAR ERRANDO

Siglos de evolución han servido para que hayamos aprendido a leer en la mirada, en el movimiento… y a partir de ahí podamos obtener conclusiones que a veces confirman, y otras tantas desmienten, lo que nuestro interlocutor pudiera estar diciendo. Es otro lenguaje, el corporal, que, además, enriquece con matices al verbal, matices que aportan información y sensación. Incluso existe un área del conocimiento, la kinésica, que tiene por objeto el estudio de este lenguaje no verbal. Los tiempos actuales han traído nuevas formas de comunicación que tienen también un lenguaje directo y uno interpretativo. Un segundo lenguaje que ha desnudado al diputado Toni Cantó porque, más allá de la certeza o falsedad de los datos que aportó, queda la urgencia y la saña con que lo hizo: la prisa por exponer unos números que confirmaban sus prejuicios sin detenerse, siquiera, a contrastarlos  y la reiteración de tuits que abundaban en la misma tesis.

lunes, 25 de febrero de 2013

DE NUEVO CON EMPLEO

Desde el momento en que Eva y Adán asumieron que tendrían que ganar el pan con el sudor de la frente, el trabajo pasó a ser una suerte de esclavitud temporal: había nacido la necesidad y el trabajo se convirtió en el camino que unía dicha necesidad material con la forma de cubrirla. Desde entonces, unos cuantos se adueñaron de los medios de producción, los otros solo tenían las manos como objeto de intercambio. Para estos últimos, que a duras penas cubrían sus mínimas necesidades, ese trabajo era la garantía de un mendrugo de pan o del pago de una factura. En nuestras sociedades, como en todas las anteriores, no poder desarrollar ese potencial nos empequeñece, nos acobarda, nos deshumaniza. Individual y también colectivamente, porque cuando este problema afecta a un número ingente de personas, un claro síntoma del fracaso de un modelo, es la sociedad entera la que sufrirá, aunque sea tiempo después, las consecuencias. Unas consecuencias que son funestas psicológicamente a corto plazo pero que, según caen las hojas del calendario, se van convirtiendo en dramáticas en lo económico. Por eso, el dato que nos indica el número de personas sin empleo, sirve más para palpar las perspectivas de una sociedad que para conocer la realidad presente.

jueves, 21 de febrero de 2013

QUÉ DECIR, A QUIÉN DECIR

En uno de sus monólogos, solo aparentemente ingenuos, Miguel Gila, aún impresionado tras haber contemplado la Acrópolis de Atenas, resumía las sensaciones que le produjo el viaje a Grecia con una frase tan genial como profética: “Grecia está, pero hay que ver cómo está”. Recuerdo esta cita mientras el Congreso acoge el debate sobre el estado de la nación, la nuestra, que también está, pero que hay que ver cómo. Los dos partidos mayoritarios se han convertido en una especie de Thelma y Louise acelerando su coche al borde de un barranco, aunque, eso sí, las dos protagonistas de la película de Ridley Scott huían de la resignación tras haberse enfrentado sin tapujos a la violencia machista y en el suicidio encontraron la dignidad; aquellos huyen de la realidad despreocupados ante el riesgo de ‘suicidarnos’ al resto. El debate entre ellos es un combate de esgrima, no va más allá de una discusión entre piloto y copiloto con el único fin de tomar las riendas del coche.

lunes, 18 de febrero de 2013

LA LEYENDA PERDIDA

Salía perdiendo en cualquier comparación. En aquel presidio convivían, al menos vivían juntos, asesinos convictos, traficantes habituados a marcar territorio, atracadores de gatillo fácil y los propios carceleros cuyos valores no se diferenciaban de los reclusos y su actitud la empeoraba por el simple hecho de ser los depositarios del poder. Formaban una caterva para andarse con cuidado, para recelar ante cualquier movimiento. Luke Jackson tendría que compartir ese territorio, en que la violencia se servía con más frecuencia que la comida, por un motivo mucho menor: destrozar un indicador de aparcamiento en medio de una borrachera. No era un santo, su carácter era excesivamente impulsivo, pero poco más. En medio de aquella cueva de lobos se veía como un alma cándida, tenía todas las papeletas para ser visto como tierna carne de cañon para ser servida en caliente. Luke recordó, no podía ser de otra forma, nadie que haya oído silbar las balas a centímetros de la oreja o el estruendo de las bombas al explotar puede olvidarlo, que, aunque a sí mismo se considerase, sin más, un ciudadano corriente, había participado en una guerra. Sabía que en terreno inhóspito, en suelo hostil, el primer mandamiento es hacerse respetar, forjar una imagen que fuera un escudo, y en ello puso todo su empeño.

jueves, 14 de febrero de 2013

USTEDES FIRMEN, YA YO LUEGO…

Álvaro de Figueroa, Conde de Romanones, fue, durante el reinado de Alfonso XIII, tres veces lo que hoy llamamos Presidente del Gobierno, amén de ostentar en diecisiete ocasiones el cargo de ministro. Con tal bagaje sobre sus espaldas podemos intuir que conocía cada vericueto de la administración y, por ello, no perdía el tiempo en debates estériles en los que algunos de sus colegas parecían jugarse la vida. En medio de una batalla parlamentaria, mientras los cuchillos volaban en el Congreso, él permanecía abstraído. Sus compañeros, que observaban perplejos tanta parsimonia, le llamaron la atención. Les miró con ese aire de superioridad que da el haber tratado hasta con el diablo y les replicó: “Ustedes hagan la ley, que yo haré el reglamento". No le faltaba razón y no le faltaría hoy. La separación de poderes en España continúa sin estrenarse. El Congreso y el Senado están formados por brazos de madera que se levantan al son de la música de los sucesivos gobiernos. Nadie vota en contra de lo que ordena su partido salvo excepciones, unas honrosas, otras no tanto, baste recordar aquel penoso capítulo que relata cómo Esperanza Aguirre llegó a presidir la Comunidad de Madrid.

BRASEROS DE AUTOCOMPLACENCIA


Las voces llegan a mi habitación, levanto la persiana y observo una muchedumbre que grita frases que empiezan por NO. No a esto, no a aquello. Abro la ventana, me asomo y leo las pancartas. Todas, casi todas, empiezan por un NO. No a esto, no a aquello. Espero, cuando la manifestación (¿Desfile? ¿Procesión?) ha terminado me pongo el abrigo, hace frío hasta en casa, y salgo a la calle. No tengo un destino definido, camino, solo camino y miro los rostros de las personas con las que me cruzo. No percibo chispa en sus ojos, no intuyo un gramo de ilusión, camino. Pienso en alguna palabra que pudiera turbar esa triste sensación que no es tristeza sino desesperanza, una frase que pudiera romper esa monótona desazón que no es desazón sino derrota. Pienso, pero no doy con ella. Tengo las manos heladas, entro en un bar, necesito un café que caliente las manos y la garganta, una sonrisa que caliente el día.
A mis oídos llegan cenizas de una conversación que mantienen dos hombres y una mujer que comparten la mesa de al lado. No puede ser, dicen, no podemos seguir así. Me giro. La tele está encendida pero sin volumen. Un subtítulo enmarca las palabras inaudibles de la presentadora: los indignados toman nuevamente las calles.
Vuelvo a casa. Leo un periódico, me sobresalta el titular. En España hay más de 6 millones de parados, los mismos que había en Alemania, con una mayor población, cuando Hitler ganó las elecciones. ¿Es posible, me pregunto, que aquí, ahora, pueda ocurrir algo parecido? Me desasosiega la respuesta. La que doy a la pregunta y la que veo en la calle. Hartazgo de noes y de indignaciones, toneladas de rabia y miedo que de la mano provocan gestos temerarios pero solo gestos, miles de personas con la fuerza intacta pero sin saber hacia dónde, ni cómo dirigirla.
Veo también personas, organizaciones, que anticiparon esta situación, no son pocas, nunca estuvieron quietas. Antes fueron llamados catastrofistas, ahora, medio con orgullo por haber sido capaces de prever, medio con pánico ante tanta incertidumbre, se preguntan qué hacer. El problema es que se lo preguntan en cenáculos autocomplacientes, reductos en los que todos se dan la razón o se pierden en discusiones bizantinas, burbujas de corrección política en los que nadie se sale del librillo, pequeños braseros, abrigos raídos. A veces surge una respuesta y se ponen manos a la obra, pero tampoco esa obra sale del círculo. Mientras, en la calle, crece el hastío. Miro por la ventana. No la abro, hace frío.

Publicado en "Ultimo Cero" el 31-01-2013