Unas hermosas vacas
pastando por los campos verdes, tierras de labranza que ofrecían varias
cosechas al año, en Europa siempre llovía cuando hacía falta. Platos llenos,
varias comidas al día, frigoríficos repletos, lavadoras automáticas,
televisores en color, en los diccionarios de Europa no aparecía la palabra
preocupación. El homosexual español besaba a su pareja en la calle cuando
soñaba Europa. Cuando soñaba Europa la madre soltera no sentía las miradas
inquisidoras disparadas desde el vecindario, es más, la mujer era tratada por
ley igual que el hombre. El trabajador no se refugiaba en la luz de la luna
para afiliarse a un sindicato, es más, tenía derechos. Europa era el trayecto
al sueño de cada uno. Las costa era un poco Europa, en cualquier playa un perplejo trabajador de SEAT
escuchaba a uno de Volkswagen decir que podía pagar un avión y venir a España
de vacaciones. Las suecas venían de Europa, el rostro de Alfredo Landa se
acaloraba porque pudo tocar Europa cuando España no se dejaba tocar, era pecado.
España en sí era un cura reprimiendo. Hasta muchos curas se sentían abrumados
de los curas y se quitaron la sotana porque era más europeo. En la tele no
había rombos, en las calles nadie decía cómo vestir, los cines se proyectaban
todas las películas sin necesidad de que un censor firmase el nihil obstat.
Europa eran dos tetas en una pantalla de cine en Perpignan. Europa era el otro
lado y los Pirineos eran una valla como la de Ceuta o Melilla.
Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.
jueves, 10 de abril de 2014
lunes, 7 de abril de 2014
ÓSCAR, EL INSUMISO
El primer siglo de vida de los Estados Unidos cuenta la historia de una expansión territorial que duró prácticamente hasta que el propio país sufrió una implosión, esa guerra civil conocida como la Guerra de Secesión. México, el de abajo, sufrió en sus carnes el mordisco del gran vecino que acababa de ver la luz. En 1846 el ejército estadounidense invadió México tras un litigio originado un año antes cuando se formó, sobre territorio que había sido mexicano, la República de Texas. En aquel momento, Henry David Thoreau, un filósofo puritano de Massachusetts, se negó a pagar impuestos al considerar ilegítimo que se destinasen a esta contienda, así como a mantener un sistema en el que la esclavitud estaba amparada por la ley. Debido a ello, fue encarcelado. Para justificar teóricamente su decisión escribió ‘La desobediencia civil’, en la que defendía que los ciudadanos deberían tener más poder frente a los Estados y que esto solo sería posible si cada persona se implicaba en su comunidad. Desobedecer las leyes era, en alguna instancia, la única salida digna de un ciudadano coherente frente a ese poder. En nuestro país el mejor exponente de este compromiso colectivo lo tuvimos con el movimiento de objeción de conciencia que, a finales del siglo pasado, impulsó campañas a favor de la insumisión –la negativa a la realización del servicio militar– como forma de apostar por una sociedad en la que el papel de los ejércitos fuera progresivamente disminuyendo. Ilustres defensores de esta forma de entender la vida fueron el ruso Tolstói, el indio Mahatma Gandhi, el norteamericano Luther King o el sudafricano Mandela. Ayer, en el estadio Zorrilla, se sumó a esta lista el futbolista pucelano Óscar. El poder establecido le ordenó jugar por la banda izquierda, en la posición teórica de extremo izquierdo, pero él, después de remolonear un poco por aquella zona, decidió que ese terreno no era el suyo y caminó río arriba hasta la demarcación en la que se encuentra más a gusto, o en la que cree que más puede ofrecer al equipo. La diferencia entre una y otra razón no es menor porque afecta al meollo teórico que califica a una desobediencia como legítima. En el primer caso, que fuera por su gusto, estaríamos ante una actitud pueril de niño malcriado o de adulto egoísta que solo obra en su beneficio. En el segundo, nos encontraríamos ante una actitud madura, comprometida y que, siendo el jugador consciente del riesgo de que el peso de la ley del entrenador cayese sobre sus espaldas, asumiría pensando en el beneficio colectivo. Quiero pensar que ha sido la segunda más que nada porque en este caso, al menos por lo que a ayer respecta, Óscar dobló el peso de la autoridad y el entrenador decidió, con la entrada de Bergdich por Manucho, reubicar a los jugadores permitiendo que el salmantino jugase en la posición de ‘10’.
jueves, 3 de abril de 2014
DIFERENTES, NO RAROS

lunes, 31 de marzo de 2014
SIN ACUSE DE RECIBO
Estimado Señor Rubio:
Desde ayer, la
Pucela futbolística se asoma por la ventana, cierra los ojos y se regodea
mientras recibe en la cara ese tímido rayito de sol que, atravesando el
cristal, parece venir a decirnos que ha llegado para derrotar al invierno. Pero
en esta tierra sabemos que hasta el cuarenta de mayo no es conveniente
desterrar la ropa de abrigo, por si acaso. Precisamente por eso, ahora que aún
nada está conseguido y, a la vez, se está a tiempo de lograrlo todo, quería
dirigirme a usted para decirle una palabra que, también a la vez, resume todas:
¡gracias! No me apetece esperar a que se confirme la permanencia del equipo,
así será, cruzo los dedos, porque daría
la sensación de que ese agradecimiento sería un premio por haber alcanzado un
fin. Quiero hacerlo en este momento en que todo está por escribir. En este
sentido me da igual lo que ocurra al final, si alumbra ese rayo de sol es
debido, sobre todo, a usted. Sí, ya sé que el fútbol no es una excepción, que
el trabajo de uno carece de sentido si no está respaldado del de los demás. Y
es cierto que usted pertenece a una plantilla que ha dado a lo largo del año
muestras de una honradez que escasea en otros ámbitos de la vida social de
nuestro país. Quienes así no lo entendieron tuvieron que hacer las maletas. Al
resto nada que reprocharles, lo que tienen lo dan. Más no se puede pedir. Pero
en medio de todos refulge usted, y no por brillar como lo haría una estrella,
tampoco por arrancarse en carreras estériles a la manera de los demagogos que
buscan el aplauso fácil, su mérito radica, ahí es nada, en hacer en cada
momento lo que corresponde y hacerlo, casi siempre, bien. Ayer, sin ir más
lejos, consiguió transmitirme la emoción que siento cuando observo ante mí algo
que se acerca a la perfección.
viernes, 28 de marzo de 2014
SEGURO QUE SÍ
Supongo que las cosas
habrán cambiado desde entonces, pero cuando uno vuelve la vista hacia atrás y
la fija en aquella época en que la semana no era más que una larga espera que
encontraba sentido a partir de los viernes, rememora un tiempo envuelto en una
doble capa de optimismo y perseverancia. O sea, una concatenación de intentos
fallidos que culminaban en la vana esperanza de que la semana siguiente sería
distinto. Llegada la hora salíamos en tropel a la fiesta de cualquier pueblo o,
en su defecto, a la Peñaranda capital de aquella comarca en la que conviven
tres provincias. Ahora llegaban los de tal pueblo, ahora los del otro hasta
abarrotar el aforo de las calles. Los chicos de entonces, copa en mano, aires
de yo pasaba por aquí, nos acercábamos a las chicas con las que íbamos
coincidiendo en cada garito.
jueves, 27 de marzo de 2014
CON LA FRENTE MARCHITA
Decimos por aquí
que en la mesa y en el juego se conoce al caballero. Si olvidamos el tinte
clasista que expele el tenor literal de este refrán, podremos obtener de él una
enseñanza: aunque uno se pase la vida queriendo disimular, hay ámbitos en los
que la verdadera personalidad, por más empeño que uno ponga en esconderla, se
impone a las apariencias.
La muerte de Adolfo
Suárez ha tenido este efecto. Las versiones oficiales han edulcorado una época
de cambalaches y posibilismos, ‘una tormenta que -como cantara Sabina- duró hasta entrados los años ochenta cuando el
sol fue secando la ropa de la vieja Europa’. Desde este hoy que se nos
desconcha ha brotado un arrebato melancólico como si ese ayer fuese
paradisíaco. Pero, sigo con Sabina, ‘no hay
nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió’.
domingo, 23 de marzo de 2014
CON DIGNIDAD
Llegada de la marcha a Valladolid - ROSI CASARES |
Han pasado cinco meses desde que Cáritas hiciese público el VIII Informe del Observatorio de la Realidad Social referido a 2012, un pormenorizado estudio que, piedra sobre piedra, dato sobre dato, certificaba con un número, tres millones, una realidad que, a estas alturas, no se le escapa a nadie: algún vecino nuestro es pobre de los de verdad. Pobre severo, si utilizamos la terminología empleada en el informe. El subtítulo del informe no puede contener más información en menos palabras: «El aumento de la fractura social en una sociedad vulnerable que se empobrece». Lo peor, con todo, no es el dato - tres millones de personas en España disponen menos de 307 euros al mes- sino la tendencia: cinco años antes el número era la mitad. La información que ofrece la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) confirma esta tendencia, sus análisis ratifican que en el periodo 07-10 España fue el país europeo donde más aumentó la desigualdad. Mientras los ingresos de las clases sociales más altas se mantuvieron, las más bajas habían reducido sus rentas en un 14%. Si extendiésemos los datos hasta hoy podríamos, de quedarnos vergüenza, ponernos colorados.
El fútbol, como buen crisol en el que se funden todos los metales de la sociedad, se mimetiza con la sociedad hasta reflejarla de forma fidedigna. Todos los focos apuntan esta semana en la dirección de ese Foro de Davos del balompié, de ese Wall Street futbolero, que es el Real Madrid-Barça, sin embargo, el partido en que más había en juego era el del Pucela frente al Rayo. Mientras aquellos se enzarzan en discusiones sobre quién tiene el mejor avión o despide a más empleados, estos se juegan en cada carrera el pan de cada día. Comparten planeta, pero son otra cosa. Aquellos rivalizan, decía, pero se ponen de acuerdo para quedarse con el pastel. Estos pelean por unas migajas, apenas por un salario que les permita vivir y mantener las fuerzas para poder trabajar al otro día. Nos han convencido de que una derrota es una humillación, de que un empate, si no da para llegar a fin de mes, es merecido porque, a buen seguro, no hace nada por salir de esa condición.
jueves, 20 de marzo de 2014
LA DESNUDA MUERTE DESNUDA
Las valoraciones de
las noticias que tienen capacidad para sobresaltarnos se convierten en un
retrato fidedigno de quien las emite, porque siempre pillan con el pie cambiado.
Es más fácil salir al paso con un comunicado oficial en el que la fina hipocresía
encubre la bajeza de los verdaderos propósitos. Cuando toca lidiar con la cruel
realidad a pelo, sin retóricas prefabricadas, a muchos se les ve el descosido
ético.
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