jueves, 5 de octubre de 2017

VARIACIONES DEL DINOSAURIO

Imagen tomada de www.publico.es
“Cuando despertó, el dinosaurio ya no estaba allí”. Rajoy, tómenlo como metáfora, se quedó dormido sin percatarse de la magnitud de los movimientos de las diversas placas tectónicas que conformaban la estructura social de esa España que presidía. De tanto negar los problemas, llegó a creer que no había problema alguno. De tanto negar la existencia de conflictos, sí, también territoriales, uno de estos (nos) ha estallado y su detonación se lo puede llevar a él por delante. Entre la ley y la propaganda, Rajoy, tómenlo como metáfora, se veía con agua y manguera suficiente para apagar cualquier incendio, siempre pequeño, siempre controlado, que pudiera producirse. Al despertar, sin embargo, pudo comprobar que ya nada era como lo había dejado cuando se quedó traspuesto en la autocomplacencia. El dinosaurio sagrado ya no estaba. Ahora, Rajoy, tómenlo como metáfora, persigue huellas y sombras. Pero quien esto hace siempre llega tarde. Cada vez que se introduce en un debate, el debate ya versa sobre otros asuntos. Sigue a vueltas con un referéndum, cuando ese tiempo pasó mucho antes del domingo pasado. No acierta ni a señalar. Acusa a Puigdemont, un recién llegado, un MacGuffin irrelevante en el relato, de arrastrar a la sociedad cuando la única razón por la que se ha puesto (aparentemente) delante es para no morir aplastado. 

domingo, 1 de octubre de 2017

SE ACUMULAN LOS GESTOS

Foto; El Norte de Castilla
La lengua, y no me refiero a la que tenemos en la boca, que también, es un organismo vivo. Vive, por tanto, expuesta a una continua evolución que permite la incorporación de nuevos giros o palabras. Adquiere así más profundidad, mayor capacidad para dotar de matices la comunicación. Paradójicamente, este proceso no se suele deber a agentes intrínsecos a la propia lengua, a un guardián del idioma que nos indicaría el camino lingüísticamente correcto, sino a factores extrínsecos de diverso pelaje. Uno de estos se asienta en las circunstancias geopolíticas. Toda lengua acrecienta su acervo semántico incorporando palabras o expresiones que proceden de otras lenguas. Son los llamados extranjerismos. Estas modificaciones suelen difundirse por ósmosis, por el mutuo influjo que se produce entre dos lenguas de dos territorios vecinos. Pero también ocurre que la influencia esté relacionada con el citado dominio geopolítico. Hoy por hoy son los EE.UU. los depositarios del poder global.  Este dominio, como los fluidos, se expande en todas las direcciones. La idiomática no iba a ser una excepción. De esta manera, son numerosos los vocablos que, con origen en el idioma de Shakespeare, van encontrado acomodo en el cervantino. En algunos casos, show por espectáculo, se produce una sustitución que arrincona un término adecuado; en otras, se encuentra allí un término idóneo para ocupar un vacío. Es el caso de ‘speaker’. No existe en castellano un vocablo que defina de forma precisa esa figura que, micrófono en ristre, anima informando o informa animando. ‘Animador’, ‘presentador’ u ‘orador’, porque bien se quedan cortas, bien se pasan, no sirven para delimitar la actividad que en los partidos en los que el Pucela actúa como local, desarrolla Rubén Pérez. Es este el que, mientras Óscar Plano amontona dedicatorias, Pepe Zorrillo -supongo- sonríe para sus adentros y el público muestra castellanamente su alegría, dota a la fotografía de banda sonora gritando aquello de «gool del Real Valladolid, goooool de Óscar...» dejando con los puntos suspensivos espacio para que la afición remate «Plaaaano». Un in crescendo que parece influido por los cánones actuales: tras indicar que es ‘de los nuestros’, la mayor intensidad sonora final recae sobre el nombre del individuo.

jueves, 28 de septiembre de 2017

LA HABITACIÓN DE LOS DISTINGUIDOS

Imagen tomada de http://noticieros.televisa.com
Los espíritus acomplejados viven con la urgencia de sobresalir, como si lográndolo fueran a imponerse a su propia psicosis. Cuando lo consiguen, necesitan echarlo en cara -¿veis?, parecen preguntarnos-, como si el resto de los mortales fuésemos conscientes de esa tensión que les generan sus propios fantasmas. Vemos, sí, pero no damos tanta importancia a ese hecho del que nuestros protagonistas presumen ufanos. Si el asunto acabase aquí, habríamos derribado ese artificioso edificio. El acomplejado no podría permitirlo y daría un paso más. Necesita medirse y para ello qué mejor que utilizar el metro del reconocimiento ajeno. Soy bueno porque se me valora, porque el jefe me ha puesto una medallita o un pin de colorines, porque pinto algo.

lunes, 25 de septiembre de 2017

NO ME VEAS

Foto: El Norte de Castilla
De repente, sin haberlo previsto, por una irresponsabilidad, te ves imposibilitado para realizar la labor que tenías encomendada.  Con ello, el resto de las personas que comparten objetivo contigo se ven obligadas a multiplicar su tarea: han de realizar la que les corresponde y una parte alícuota de aquella en la que tú te desempeñabas. Entonces, lo más probable es que no se llegue a buen fin -si ya es difícil completar lo propio…-, te culpabilizas y te llevas las manos a esa cabeza por la que le rondan mil preguntas, que recrea imaginariamente la situación intentando corregir en la ficción el error producido en la realidad. Las frases en condicional se encadenan: si no hubiera dicho, si no hubiera entrado al trapo, si hubiera cerrado la puerta, si no hubiera cogido el coche, si no hubiera empezado a fumar, si, si, si…  Pero ya es tarde, a esta hora ya sabes que no hay remedio.
El árbitro, con su código de tarjetas de colores, ha ordenado a Michel que abandone el campo. Como los salmones, el Pucela nadaba contracorriente intentando llegar a la portería rival para desovar. Ahora, por una niñería, tendrá que hacerlo sangrando tras haber perdido una de sus aletas. El centrocampista se tapa la cara. Podría parecer que no quiere mirar, en realidad es un resorte instintivo tan infantil como la actitud previa que acarreó el castigo: se tapa la cara para esconderse pensando que si él no ve, los demás tampoco lo ven a él.   

jueves, 21 de septiembre de 2017

CUANDO DICE QUE SE VA

Imagen tomada de www.intangiblesydeporte.com
Cuando creemos que algo se está produciendo, es que ya se ha producido. Lo que vemos en ese tiempo que llamamos ‘presente’ no es sino la constatación de que lo sustantivo ya ha ocurrido. A partir de ese momento en que la realidad se muestra palmaria, podemos estar seguros de que la transformación se había venido fraguando desde mucho antes. Dejar de fumar cuando el diagnóstico es irrefutable poco soluciona.

viernes, 15 de septiembre de 2017

LOS RICOS TAMBIÉN LLORAN

Mi madre, como tantas de su generación, trabajaba más horas de las que tenía el día. A esas mujeres y a sus maridos, les debemos casi todo lo bueno que ha ocurrido en este país. Más allá de relatos sobre el franquismo y la transición, lo cierto es que es al esfuerzo sin límite de esas generaciones al que debemos el progreso que las camadas siguientes hemos podido disfrutar. Pero ese esfuerzo pudo haber sido baldío si no hubiera estado acompañado de una visión absolutamente certera del futuro que venía y ellas, aquí sobre todo ellas, demostraron su tino. Supieron hacernos ver que ese esfuerzo tenía que tener continuidad por nuestra parte y, sobre todo, que había que ponerlo en valor estudiando. No necesitábamos más motivación porque nos lo habían inculcado a sangre y fuego: estudiar era el camino. Para que así fuera, estaban dispuestas a hacer lo que fuese y durante las horas que fuesen necesarias. Lo consiguieron y aquí, mal que bien, estamos.

lunes, 11 de septiembre de 2017

PARTIDO DE PARTIDOS

El Pucela se impuso en los entretiempos en los que los leoneses tomaban oxígeno.Hubo tiempo para el disgusto y la desilusión; lo hubo para la alegría y el regocijo.


El objetivo casi siempre parece claro. Lo verdaderamente difícil es dilucidar primero y recorrer después el camino para llegar a él. Por eso es tan fácil la realización de discursos que se centren en lo primero y un sutil mutis por el foro del propio orador cuando de lo segundo se trata. De esto han hecho arte los políticos y los publicistas, valga la redundancia, de prometer un paraíso si les votas o les compras el producto sin abordar cómo vamos a trazar la vereda ni cómo sortearemos las miles de piedras que siempre aparecen en el camino. Claro, decir que lograr algo costará esfuerzo –que incluso ese esfuerzo puede ser infructuoso- no entra en ningún plan de comunicación. Pero nada hay que merezca la pena que antes no haya costado. No es, como dice el refranero, que entre el dicho y el hecho haya mucho trecho. Es que una sociedad que no quiera pasar por infantilizada desea conocer el trecho para admitir como válido el dicho. 

lunes, 4 de septiembre de 2017

La visión del cuerpo completo nos permite, a primera vista, intuir una cierta tensión entre sus partes. Parece que las piernas hablan de una cosa; mientras los ojos, a la par, se empeñan en contradecirlas y lanzan un mensaje completamente opuesto. Las primeras, según van sintiendo que se doblan, se afanan en evitar la caída, en volverse a erguir. Los segundos, elevados, como ausentes, siguen mirando al frente como si el resto del cuerpo estuviera en plena disposición de ejecutar las órdenes que, auspiciado por esa visión, el cerebro se empeña en enviar. 

lunes, 28 de agosto de 2017

La comunicación se torna imposible cuando dos personas, en sus sucesivos papeles de emisor y receptor, dotan al mismo significante de significados tan diferentes que a veces parecen opuestos. Ocurre cuando el deseo de los interlocutores no apunta tanto en la dirección del acuerdo o en el cuestionamiento de las propias certezas cuanto en el objetivo de imponerse. Los que detestan el fútbol, por ejemplo, lo pretenden ridiculizar reduciendo su complejidad a «22 tíos en calzoncillos dando patadas a una pelota». Podrías responderles que eso es una simpleza y que, de igual manera, estarías en disposición de encontrar una definición que ningunease hasta la más bella de las Bellas Artes. Pero, piensas pero callas, ¿para qué rebatir? Todo lo más para dar inicio a una estéril sucesión de lugares comunes que suele terminar con un «claro, tú lo defiendes porque te gusta».