sábado, 12 de diciembre de 2020

HEREDERO SIN SABERLO

El cielo en lo alto, tan lejos de Castilla, no hubo forma humana de desentrañarlo. Como el empellón democrático llegó a España después que los tractores, el señor Cayo ya había tenido tiempo de quedarse solo. El medio rural había casi completado la primera fase de la despoblación, las generaciones más jóvenes, las fértiles, habían buscado futuro y acomodo en el País Vasco, Cataluña o Madrid. La segunda toma forma de cuenta atrás, “en Martos (quedan) cinco. Aguarde, digo mal, cuatro, el Baudilio falleció el mes pasado”. Así, hasta que el último apague la luz.

Porque ‘El disputado voto del señor Cayo’ va de eso -ni importa el voto, ni hay disputa por él. De hecho, el único encontronazo, y digo encontronazo porque para pelea son necesarias dos partes, del que se da cuenta en las páginas del libro, se nutre del rencor previo. El sentido del voto del anciano no tiene rango ni de excusa-, de la inexorable muerte de un mundo que se va apagando en silencio delante de nuestros ojos aunque no acertemos a verlo.

domingo, 6 de diciembre de 2020

MÁS SABE EL DIABLO

Los habitantes de un territorio conocen los entresijos de su lengua vernácula sin ser conscientes de la finura de su manejo. Con absoluta naturalidad aprendieron multitud de matices que quienes se acercaron a este idioma con algún año de más nunca terminarán de asimilar. Una preposición o un artículo en medio de dos vocablos, un cambio de orden entre sustantivo y adjetivo, una frase hecha, juegos con las palabras, dobles sentidos, incluso una variación tonal son materia suficiente para modificar el significado de cualquier comentario.

Ciñéndonos al DLE, cuesta entender la diferencia entre ‘oficio’ y ‘profesión’. De hecho, define esta última como ‘oficio que alguien ejerce’. Sin embargo, en el uso cotidiano, entendiendo ambas como actividades por las que se obtiene una remuneración, asociamos ‘profesión’ a una labor para cuyo desempeño se requiere una preparación académica y ‘oficio’ a otra gama de tareas de carácter manual o artesanal.

miércoles, 2 de diciembre de 2020

BRIAN Y PIJUS MAGNIFICUS

No sé en qué sentido se mueve el aire: si traslada las emociones de la calle a los representantes políticos y estos, una vez conocidas, reescritas, estudiadas y ensayadas, las vocean en el atril del Congreso o sopla en rumbo inverso y deposita hasta en el último rincón del país el resabio de las invectivas parlamentarias. En uno u otro caso, parece obvio que existe una correa de transmisión que une ambos territorios, el de representación y el representado. Con muchas excepciones, por suerte, aunque estas sean incapaces de introducir algo de música en medio del ruido.

Con demasiada frecuencia, los personajes del Congreso me recuerdan al elenco de ‘La vida de Brian’. Tanto en la película de los Monty Python como en la tribuna parlamentaria, el mismo actor, según exigencias del guion, interpreta a la vez un papel: el de su antagonista o el de cualquier personaje del reparto. Brian o Pijus Magnificus. Todos con el mismo arrojo, eso sí. Ya puede el gobierno presentar un proyecto de ley que reproduzca en su enunciado la de la gravitación universal o exponer un plan para dotar de alas a los peces, que la respuesta de la oposición anunciará desairada el mismo apocalipsis por más que la primera se cumpla por prescripción de la Física y la segunda sea de imposible cumplimiento.

domingo, 29 de noviembre de 2020

DE DÓNDE SACA

Foto El Norte de Castilla
El paso de los años, tal vez sea por la sucesión de malas experiencias, nos afila el colmillo, nos retuerce la mirada. La ingenuidad o el candor -no las tomen por virtudes, con ambas se puede delinquir- cogen polvo perdidos en alguna estantería. La naturalidad ni eso, murió y fue bien enterrada varios pies bajo tierra. El primer paso lo dimos aquel día en que nos tapamos los ojos con la intención de que no nos vieran. El gesto rezumaba ingenuidad, pero apuntaba a salir de ella. 

A las sociedades y a sus desarrollos les ocurre tres cuartos de lo mismo: con el transcurrir de los siglos, se resabian. Sin embargo, a pesar de la dinámica, de tanto en tanto nos sorprenden brisas de frescura, niños con los pantalones manchados de barro, adultos jugando con un balón. Porque el fútbol, sin poder evitar la envoltura con el celofán de la impostura, ha conseguido que en el campo de juego pervivan esencias y modos de su carácter primitivo. Así, en el rectángulo conviven expresiones de ambos mundos que se manifiestan hasta en el sentido de llevarse la mano a la nariz. Uno, el granota Son, desdeñoso, lo hace para liberar sus fosas nasales, para dar vida a unos pulmones hambrientos de oxígeno. Así, indiferente a composturas y miradas ajenas, aprieta la napia y empuja aire hacia afuera lanzando los mocos al suelo.  Otro, el local Guardiola,  con ese gesto malhumorado que nunca le abandona, dándose ínfulas de importante, pretende con su mano esconder la conversación. Como si en sus palabras hubiera alguna fórmula desconocida que patentar a la salida del estadio, como si el diálogo fuera más allá de un par de lugares comunes y un ‘hasta otra’. Precisamente Guardiola, ‘de dónde saca pá tanto como destaca’, el mismo que a punto del fin de la pasada temporada, de forma precipitada cuando se imponía la prudencia, abrió la boca de par en par en forma de tuit para entonar el anuncio de una despedida que luego no fue. 

lunes, 23 de noviembre de 2020

BENDITOS FALLOS

Foto "El Norte de Castilla"
En cualquier comedieta romántica, el entramado se dibuja como un campo de minas intransitable que sugiere que no va a ocurrir lo que todos sabemos que terminará por suceder. Entonces, como de repente, cuando se ha dado a entender que el más que previsible romance entre los dos protagonistas ha ido al traste, un giro de guion permite que todas las dificultades se soslayen, que todos los nudos se desaten y que se cierre la trama con un final feliz. Entre todas ellas, una obra teatral destaca por el prestigio del autor, William Shakespeare, y por lo bien que el título refleja la peripecia argumental y la filosofía vital de un gran número de congéneres: “A buen fin, no hay mal principio”.

Todo el pucelanismo, él el que más, lamentó la ocasión errada por Plano cuando el partido estaba aún en pañales. Lo mismo sucedió al poco tras un error similar de Guardiola. Entonces teníamos claro que esos nonatos goles solo podían sumar en el platillo blanquivioleta de la balanza. Tras el partido, tras conocer el resultado, mejor será no volver la vista atrás: ¿quién sabe qué hubiera ocurrido si las cosas no hubieran sido como efectivamente resultaron ser? La sabiduría china nos enseñó que un sutil aleteo de una mariposa en determinado lugar puede sentirse tiempo después en el sitio más alejado. Vaya, que cualquier variación de las circunstancias, cualquier modificación de las condiciones de partida, podrá desplazar a gran distancia la desembocadura de un sistema dinámico caótico como lo es un partido de fútbol. Y dado que el de ayer concluyó con un resultado óptimo, mejor, ya digo, que todo sucediera, errores incluidos, tal y como sucedió.

miércoles, 18 de noviembre de 2020

HABITACIÓN A MAYORES

Foto "El Norte de Castilla"

A donde quiera que fui, siempre hubo un bar que me eligió y un yo encantado de ser elegido: la Tartana, el Pala, el Medayo, la Oca, la Pequeña, los Robles. Tabernas vivas, tascas lo suficientemente a mano como para convertir su territorio en otra habitación de mi casa, a los cantineros en compañeros de piso, en amigos. No por casualidad el epígrafe de esta columna  reza ‘al pie de un café’. Uno, históricamente no sobrado de posibles, por el precio de un café, dos a lo sumo, pasó horas tomando notas mientras leía varios periódicos.

No solo; cuando andaba alguna clase por cobrar, me fiaban las bravas o la tortilla que mataban el hambre: “ya me lo darás”. Escucho a gente reclamándose orgullosos de que nadie les haya regalado nada. Desconfío. Que nadie te haya dado nada es, de por sí, un desdoro. Quien tal afirma nunca hizo mérito para recibir, nunca nada va a ofrecer.

lunes, 9 de noviembre de 2020

UN NO PARAR

Foto "El Norte de Castilla"
El mundo no se está quieto ni en el sentido figurado, la vida es puro dinamismo, ni, por supuesto, en el literal, que bien sabemos que ese ritmo de nuestra Tierra, de vuelta diaria sobre sí misma y anual alrededor del Sol, nunca decae. Pero no por ello dejamos de apelar a ese imposible y, cuando vienen mal dadas, imploramos al planeta que se detenga.

Tras el fallecimiento de mi tocayo el dibujante Quino, proliferaron las imágenes de su más icónica creación: Mafalda. En muchos casos, tal vez por el momento de duelo, le acompañaba una frase de ese estilo atribuida a la niña, “detengan el mundo, que me bajo”. Tiempo atrás, el propio Quino apuntó que se trataba de una viñeta adulterina; su Mafalda, la genuina, nunca hubiera deseado dejar el mundo. Su potente curiosidad, su visión crítica de la sociedad, eran causa y efecto de una monomanía: la pretensión de que el mundo mejore.

miércoles, 4 de noviembre de 2020

IR POR DERECHO

Foto "El Norte de Castilla"
Ante cualquier avería tiramos de listín telefónico y llamamos al profesional pertinente. En principio, el asunto parece fácil: si la cosa va de agua, se llama a un fontanero; si de ladrillo, a un albañil; si de chispa, a un electricista... Pero más allá del terreno de la ñapa doméstica, las necesidades suelen ser más complejas y los profesionales, más específicos. Para resolver los trámites de un divorcio, litigar con la empresa que nos despide o comerse el menor trullo posible tras haber atracado un banco necesitamos un abogado, pero no el mismo para las tres cosas. Eso de ‘tengo un primo abogado que esto me lo resuelve’, pues según y conforme. Y sorprendidos si el primo nos dice que de eso no sabe. Como lo estuvo aquel fulano que, sentado en la plaza de la Universidad, pendiente de sus hijos, vio cómo el menor recibía un balonazo en la entrepierna. Acudió presto y, ante las quejas de la criatura, miró y comprobó que el testículo izquierdo se le estaba amoratando. En el instante de la duda del qué hacer, su mirada se topó con el edificio de la Universidad. Allí, pensó, tienen que saber. Cargó con el muchacho, fue y, apenas sobrepasada la entrada, preguntó azarado a la primera persona que encontró.

martes, 3 de noviembre de 2020

CLAROSCUROS

Foto "El Norte de Castilla"
Entre el hoy en que escribo esto y el hoy en que esto leen, los norteamericanos habrán decidido quién va a ocupar su presidencia durante los próximos cuatro años. En cualquier otro momento habríamos observado con mucho más que curiosidad. Éramos conscientes de que casi nos jugábamos más en aquellas elecciones que en las propias, en las que nos limitábamos a elegir la forma de obedecer –a regañadientes, a escondidillas, orgullosos o con los pies encima de la mesa-, la manera de supeditarnos a los designios de aquel. 

Entonces Europa, más aún España, bailaba al son de la música provocada por el romper de las olas de un océano al que se agitaba desde la otra orilla.