Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.
sábado, 14 de mayo de 2022
EN MANOS DE OTROS, LEY DE VIDA
miércoles, 11 de mayo de 2022
ÉRAMOS MUCHOS
A mí, miembro del baby boom 57-77, la lectura me lleva a comparar mi nacimiento con el de un potencial nieto. Cabe un parecido eterno. Por mucha o poca libertad que creamos disfrutar, las circunstancias son claves en las decisiones. Permítanme ir a Marx, “la vida material condiciona el proceso de la vida social”. Nosotros fuimos muchos porque llegamos tras una posguerra cruel por la -entre muertos y movilizados- ausencia de varones jóvenes. Somos hijos de la alegría del después, bien tratados por los avances médicos que casi anularon la mortalidad infantil. Catorce millones nacimos en esos veinte años. Ya hablaremos de las pensiones, que los de aquella explosión demográfica somos ‘old boom’ y tenemos 20 años más de esperanza de vida.
domingo, 8 de mayo de 2022
TAN TORPE PARA ESCALAR COMO DIFÍCIL DE MATAR
martes, 3 de mayo de 2022
MÁS LÓGICA QUE KARMA
miércoles, 27 de abril de 2022
CALLADITOS
domingo, 24 de abril de 2022
LO MISMO Y LO CONTRARIO
domingo, 17 de abril de 2022
VOLVER AL 49
martes, 12 de abril de 2022
EL NIETO DEL GATO ESCALDADO
A simple vista, la frase ‘agua pasada no mueve molinos’ suena a verdad como un templo: parece obvio que el molino lo moverá la corriente que viene, no el agua que ya se fue. Alargando la mirada, la verdad no lo es tanto, desde que aprendimos el ciclo hidrológico –siquiera cantando con ‘Los Toreros Muertos’ aquello de ‘Mi agüita amarilla’- sabemos que la masa total de agua se mantiene, que la misma da vueltas, va y viene, una y otra vez, que el pasado es capaz de parir futuro por más que de inicio, cuando ese mismo pasado estaba aún reciente, este futuro parecía impensable. No, no será exactamente igual: la misma agua que veo discurrir bajo el Puente Mayor es más turbia que la vez anterior: arrastrando idéntico líquido, parece menos, aunque pueda ahogar de la misma forma.
Ocurre al menos de dos maneras. La primera, por la memoria.
Sucede si en vez de por los sueños de los más jóvenes, estos reaccionan ante el
recuerdo de unos abuelos humillados. Y no siempre, se presenta de una forma
similar. El heredero de la víctima puede rebrotar exigiendo una justicia
dilatada en el tiempo o puede comer el plato de una venganza ya enfriada. El
del verdugo puede envalentonarse si percibe que se pierden los efectos de
aquella victoria.
La segunda, por el olvido. La memoria mantiene encendidas
las alertas tan solo un par de generaciones, después, ya sabemos, nadie
escarmienta en cabeza ajena, el nieto del gato escaldado vuelve a meter las patas
en el agua hirviendo.
Quizá si el ciclo de esta agua sucediera tan solo en España,
me preocuparía menos. De fuera vienen noticias peores. Al final, el meteorito
seremos los propios humanos.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 11-04-2022