domingo, 19 de febrero de 2023

HISTORIAS OPUESTAS RADICALMENTE

No sé si queriendo o sin querer, pero el mundo del fútbol innova sus armazones narrativos. De aquellos partidos dispuestos en estructura lineal, sustentados en un clásico armazón narrativo, ceñidos a su introducción, nudo y desenlace, hemos alcanzado relatos que avanzan sin que se muestren los elementos que propician los giros de las tramas.

Naturalizamos que el juego del equipo mejor intimide y que de esta manera termine imponiéndose. No nos sorprende (al menos mucho) que el equipo peor considerado derribe con un disparo de su honda al gigante. Esperamos, en caso de que los contendientes dispongan de fuerzas similares, una batalla cuerpo a cuerpo. Nos cuadra que el que vaya ganando se atrinchere para guardar su viña; que, en caso de empate, ambos entonen un temeroso 'virgencita, virgencita, que me quede como estoy'; que el necesitado de gol abalance sus huestes de forma temeraria, al fin, de perdidos al río.

martes, 14 de febrero de 2023

IDENTIDADES

A veces me preguntan cómo me defino políticamente -otras, y eso sí me enerva, sin ni siquiera preguntar, dando por hecho que atinan, que podrían adivinar lo que pienso de cada tema que se suscite sin necesidad de que abra la boca, comprimen mis pensamientos y actitudes en una palabra-, encojo los hombros, sonrío para salir al paso y me evado, ‘yo qué sé’. Parece que sin encasillar no somos nada.

No sé lo que soy ni cuando me lo pregunto. Comunista, pensé alguna vez. Aspiro a cierta justicia social, sí, pero ni estudié su doctrina tan en profundidad como para asumirla o descartarla, ni aspiro a vivir en sociedades similares a algunas de las que así se catalogaron. Anarquista, me dije en algún momento. En las etapas más optimistas, confío en que el ser humano escape de amos y soberanos. En las pesimistas, la desconfianza me genera dudas; las dudas, desazón; la desazón, desistimiento. Un hijo de mis padres, asumí con una mezcla de orgullo y resignación. Será que el corazón me late por reflujo de un cristianismo social metido por vena en la infancia y adolescencia.

lunes, 13 de febrero de 2023

SI HUELE BIEN, MEJOR SABRÁ

Cuando uno es niño de pueblo, asienta la hora de las comidas como óptima referencia para volver a casa. Dado que la comida propiamente, la del mediodía, no dejaba espacio para la duda, era cocido o cocido; que las meriendas no estimulan el olfato ni la incertidumbre –las pastillas de chocolate o las rodajas de embutido apenas huelen y tanto me daban unas como las otras–; lo que hubiera de cena me provocaba la única inquietud gastronómica. Apenas terminaba de poner un pie en casa, trataba de averiguar de qué era el olor que condicionaba pavlovianamente mis reflejos. Cuando no lo averiguaba, aún desde el pasillo, siempre gritaba a mi madre de la misma manera; ella, impertérrita, desde la cocina, siempre respondía igual. – ¡Qué bien huele! – Mejor sabrá. De esta forma, así, sin darnos cuenta ni importancia, establecimos una liturgia que, en cuanto me asomaba a la cocina, ella completaba mostrándome la palma de la mano en clara amenaza de cogotón si osaba comprobarlo antes de hora. 

lunes, 6 de febrero de 2023

LAS AGUAS SE ABRIERON

Estamos a apenas un par de semanas de introducir la variable 'Europa' en las conversaciones entre aficionados blanquivioletas. Las aguas del mar Rojo se separaron y, lejos de ahogarse, el equipo camina ahora sobre tierra firme con la sensación de hallarse protegido de cualquier mal. Somos seres así de emocionales. Cualquier análisis social o teoría política sustentado en la necesidad de un comportamiento estrictamente racional del ser humano tropieza con la realidad. Razón y emoción se mediatizan mutuamente. Así somos. Hace escasos ocho días, el Valladolid agonizaba. Enfrentaba entonces su partido con su espalda cargada de una secuencia de derrotas cuyo inicio se perdía en la memoria, de partidos sin siquiera haber anotado un triste gol. Ni en la imaginación de los más optimistas cabía manera alguna de atisbar cómo revertir tal situación. El calendario asustaba. El Valencia, por nombre; la Real Sociedad, por dinámica; el Osasuna, por consistencia; los demás, porque nos gana cualquiera. Ocho días. Una semana. Aquel resultado ralentizó –digo 'ralentizó' y no 'detuvo' o 'frenó' porque aún casi nadie percibía que la tendencia pudiera invertirse– la bajada a los fuegos infernales. Después, una semana de zozobra. De idas y venidas. Cada movimiento anunciado, un drama. Una tragedia, cada salida aplazada. Los diagnósticos, y casi ninguno bueno, se amontonaban sobre el aire de la ciudad. Con frecuencia, estiramos los afectos, las querencias, hasta sobreponerlos a criterios ajenos por más sentido que estos puedan tener. Así, también, somos. De repente, el mismo equipo dado por muerto hace nada, el mismo grupo que salió capitidisminuido del intercambio final en el mercado de enero, acude al feudo de la ejemplar y eufórica Real Sociedad y le planta cara. Podría haber escrito que obtiene el triunfo. Me pareció secundario. 
En todo caso, consecuencia de un juego firme, valiente, de la óptima ejecución de un buen plan y de la pizca de suerte imprescindible para que nada se torciera. Lo que ha ocurrido, visto desde la perspectiva 'txuri-urdin', nos suena mucho por estas tierras mesetarias: están en su punto más alto, les rodea el entusiasmo, se enfrentan a un rival que consideran menor –así lo indica la clasificación–, a una víctima propiciatoria, y se dan el castañazo solo esperado por inesperado. Insisto pues, primera buena noticia, el Pucela plantaba cara, atemorizaba y no temblaba ante el tercer clasificado de la liga. Esa imagen hubiera sido suficiente para alimentar las expectativas, para borrarnos de la cara ese rictus abatido. Segunda buena noticia, el triunfo llegó por añadidura. Eso es material contable. Ocho días. Seis puntos. Otra posición, otra perspectiva, otra mirada. Ufanos y crecidos, corre prisa que pase el siguiente. El calendario estimula. El Osasuna, porque jugamos en casa; los demás, porque no hay quién nos pare. Ocho días. Al mismo entrenador atorado, cuyo barco había embarrancado, le creemos ya capaz de dirigirnos al mejor de los puertos. La plantilla de parches y remiendos no nos parece inferior a ninguna. Es más, los que llegaron, de los que desconfiábamos por desconocidos y los conocidos de los que desconfiábamos, a buen seguro consolidarán un bloque impenetrable. Ironías al margen, el partido de Anoeta permite abandonar –al menos durante un tiempo– las tierras de penumbra. Sin angustia, con margen de error, resultará más sencillo ajustar las nuevas piezas, armonizar la sintonía y, sobre todo, al fin ese es el sentido, disfrutar del día a día. Lo que no quita, eso nunca, para continuar siendo críticos y exigentes. Desde luego no todo se hizo mal en esos ocho días. Pero tampoco todo bien.

Publicado en "El Norte de Castilla" el 05-02-2023

martes, 31 de enero de 2023

VIGILAR AL VIGILANTE

De forma apenas perceptible, hemos modificado la percepción. No hace tanto, debatíamos en la calle, en organizaciones sociales y políticas, en los medios de comunicación, sobre la pertinencia de la instalación de cámaras en determinados espacios públicos y privados, de la posible vulneración de la intimidad que suponía, al respecto de los límites y el control necesarios para compaginar la concreta vigilancia de un espacio con el respeto a la privacidad, con la garantía de que tu imagen no podría ser utilizada para fines diferentes a los fijados.

Poco a poco fuimos naturalizando la convivencia con esos ojos que todo lo ven. La proliferación de móviles con su camarita incorporada aceleró la deriva, nos convirtió a todos, como si formáramos parte de un juego, en vigilados y vigilantes. Cayeron todas las defensas. Precauciones, ¿para qué?

domingo, 29 de enero de 2023

LA EVOLUCIÓN DE DARWIN (MACHÍS)

Se me ha puesto la mismita cara –salvando los millones de diferencias– que al personaje de Lola Flores en la película 'Embrujo' de Carlos Serrano de Osma cuando el afamado Manolo Caracol le propuso «que tú y yo formemos pareja para actuar juntos». Lola, sorprendida, desconcertada, abrumada ante un reto que superaba sus expectativas, se escondió tras un par de evasivas. Manolo derribó de un plumazo tan tenues coartadas. Ella rebosaba de entusiasmo, pero, tal vez por malas experiencias, tal vez por vértigo reciente, el pánico le impedía despegar los pies del suelo. Y quiso poner un poco el freno, «de golpe me parece demasiado bien para decidirme de pronto». De golpe, pienso yo, el postrer gol que supuso el triunfo del Pucela me parece demasiado bien para decidirme de pronto a pisar el acelerador y dejar atrás muerto y enterrado el reciente pasado, para trenzar en forma de artículo un repique de campanas. Suena demasiado bonito haber escalado en la clasificación, haber escapado de esos tres puestos del final teñidos en rojo peligro, como para cegarnos, olvidar y responder sin más que sí. Ya no hay quien quite al Pucela estos tres puntos –un botín, no lo descartemos, que puede servir para saltar la frontera entre descenso y permanencia–, cierto. Pero, más allá del resultado, el partido ante el Valencia repartió tanta desazón en la primera mitad como desconcierto tras el descanso. También, claro, estallido de alegría e ilusión a la salida. Un gol tiene ese poder. Mayor aún si los labios se están ajando tras más de 600 minutos futbolísticos sin humedecerlos, de más de 10 horas mirando al cielo clamando por unas gotas de agua. Y no digo nada si ese primer chaparrón rescata el partido coloreando el verdor del triunfo. Desazón. Un rato antes, nadie en Pucela creía, nadie en Valencia dudaba. Lo visto hasta el descanso reafirmaba la idea de que el grupo blanquivioleta había entrado en colapso. Repetía empeorada la peor de las imágenes que transmitió en los partidos previos. Un completo desatino, un equipo a merced de un rival que, eso sí, fue incapaz de rematarlo. Lo dejó con vida. Y dio sentido a una continuación que podría haber tenido música de réquiem. Desconcierto.

domingo, 22 de enero de 2023

DE CÍRCULO VICIOSO A VIRTUOSO

El martes pasado estuve escuchando una charla del analista en temas de paz, noviolencia, desarme y conflictos Pere Ortega en la que el ponente recordó una frase del dramaturgo Bertold Brecht: «En los países democráticos no se percibe la naturaleza violenta de la economía, en los países autoritarios no se percibe la naturaleza económica de la violencia». Se quedó grabada en mi cabeza. No sé por qué, pero según transcurrían los minutos en la debacle pucelana ante el Atleti, más dura aún de lo que auguraban los peores presagios, me venía la frase de marras reformulada para este mundo de las cosas no importantes, del fútbol: «Cuando las cosas pintan bien, se olvida la importancia del resultado en el juego; cuando la racha viene mala, se olvida la importancia del juego en el resultado». Estamos rodeados de parejas de elementos que se retroalimentan, que forman, según, círculos viciosos o virtuosos y nuestra condición humana nos arrastra a elegir intelectualmente entre uno u otro como si no tuvieran que ver. El dilema no es juego o resultado; si uno cualquiera se pierde, súbitamente desaparece el otro. 

martes, 17 de enero de 2023

LA PALANCA ES MÍA




Se presentaron como garantes de una España unida, supieron acopiar brío del reflujo de los estímulos separatistas. La imagen que transmitían de su aspiración sonaba más a homogeneidad que a unión, lo que no dejaba de ser un estímulo que activa reflejos condicionados de una parte significativa de la sociedad. Las comunidades autónomas, decían, son palancas de disgregación. Sobran. En el deseo de VOX resudaba el clásico ‘España una y no cincuenta y una’.

El tiempo -y los votos, los pactos y la aritmética- les ha entregado el control de la palanca de aquí, y más que desmontarla, como decían querer, la activan para disgregar a su manera. Una manera a la que por supuesto no llaman ‘disgregar’ porque romper España es el precio para hormigonar ‘su España’, la de los buenos, faltaría más. A los que les sobran no se les otorga la categoría de españoles. El último asunto tocado, el protocolo propuesto para aplicar en caso de que una mujer tenga que asumir el trago de interrumpir el embarazo. Al margen de cualquier consideración, incide en un ámbito de decisión que escapa de las competencias de la propia comunidad. Vaya, que contradice su idea de que no tiene sentido que dos mujeres de dos puntos de España estén sometidas a legislaciones diferentes. Cuestiona la unidad desde abajo hacia arriba.  

Se contradicen pero saben lo que hacen. Con su propuesta activan la fibra visceral de los suyos. El PSOE, por supuesto, encantado. Nada mejor que encontrar un ‘no soy esos’ para flotar. El derrotado es el PP, primero porque permite a VOX reimprimir esa idea que le interesa transmitir, la de que son una organización cobarde; segundo porque pierden voz propia, decidan lo que decidan será a rebufo de alguien. Las gafas de lejos de Mañueco, como ha quedado patente, están demasiado rayadas, él se limita a caminar mirando el suelo para no tropezar. El resto, a lo suyo. Ciudadanos, demasiado tiene con respirar. Lo que queda a la izquierda de PSOE, con reinventarse.

Publicado en "El Norte de Castilla" el 17-01-2023

domingo, 15 de enero de 2023

LA SILUETA DIFUMUNADA

En los partidos de pueblo, pachangas de barrio, torneos de instituto o en el clásico solteros contra casados, la táctica y la estrategia estriban en pasar el balón al bueno y esperar a que este resuelva. Los demás, a correr para recuperar la pelota y aguantar el sofoco. En la élite, un poco también, pero algo menos. Básicamente porque los buenos parecen menos buenos al no ser tan malos los malos. Toca entonces diseñar planes de juego que posibiliten encontrar el Santo Grial futbolero: una situación ofensiva de superioridad. A veces se logra apelando a una virtud propia, otras forzando un error ajeno. El Rayo la encontró en torno a la hora de juego por esta segunda vía. En pos de una presión, las piezas defensivas pucelanas se movieron coordinadamente hacia su izquierda. En la derecha, claro, se dibujó un vacío. A ese espacio acudió Álvaro como una flecha. Plata no se percató, y tuvo que ver el gol desde una plaza de privilegio. El rayista recibió el balón. A partir de ahí, todo les fue coser y cantar. Cada pucelano llegaba a su cita con retraso, cada rival disponía de tiempo sobrado para ejecutar. Sorprender, lo que se dice sorprender, no sorprendió a nadie. Apostaría a que muchas conversaciones inmediatas arrancaron con un 'ya te lo decía yo'. Al fin, quien más quien menos asumía tal desenlace por lo de sobra sabido de este Rayo de Iraola –qué pena que no viniera en su día–, un bloque que, sin grandes nombres, ha solidificado hasta obtener grandes resultados a través de un juego agradable, por lo visto en el campo hasta ese momento y, sobre todo, por la inoperancia ofensiva local. Con todo, más que esa hora, por la nula capacidad de reacción, por la ausencia de rebeldía ante la adversidad, me desasosiegan los treinta largos minutos restantes. El Rayo ni se sintió interpelado. La carencia de recursos fue tan notoria que la única alternativa/ocurrencia consistió en la bravuconada de colocar a El Yamiq, homenajeado en la previa por su desempeño defensivo en el mundial, como delantero centro. Delantero pichichi, diría el Amador Rivas de 'La que se avecina'. Pero no nos engañemos con perogrulladas al uso, no es gol lo que falta sino juego. No es Weissman o Guardiola, sino plan y ejecución. Me escribe un amigo por WhatsApp que «si hoy hubiera jugado Halaand el resultado habría sido igual». Pese a ser abogado, tiene razón.