jueves, 6 de marzo de 2014

SON DE FUERA, NO SABEN

Miedo me da que a España le dé un ataque de sí misma. Miedo porque carga sobre sus espaldas con una maldición idéntica a la de Troya. La sacerdotisa Casandra recibió de Apolo la capacidad de profetizar los acontecimientos venideros. Posteriormente, el mismo dios, por despecho, la castigó de la forma más cruel, no le retiraba el don pero, a partir de ese momento, nadie le creería nada de lo que pudiera decir. Mal para ella, peor para su pueblo que despreciaba la voz que mejor podía aconsejar sobre el rumbo a tomar. Entre sus vaticinios estaba la caída del propio reino como, al poco, ocurrió.
España, como tantos otros países, talló sus límites a espada, dictó su historia en el campo de batalla, contó sus contiendas empachadas de héroes y siempre resultó malherida por ella misma. No, no faltaron Casandras, voces que abrían el futuro. Pero nunca hubo intención de escuchar sus anuncios. Cada vez que un grupo de personas pretendió dar un impulso, Carpetovetonia se rebeló poniendo la marcha atrás en el reloj de la historia. Parece que un dios lejano maldijo a este rincón condenándole a vencer en las guerras que más le hubiera valido perder y a perder en las que hubiera sido mejor haber ganado. Porque todas, en el fondo, fueron civiles y los hados se aliaron con el bando equivocado otorgando el triunfo a la porra sobre los libros.
Miedo me da España cuando se ensimisma. No cambian los tiempos, cambian las situaciones y a veces, las que vienen, suenan a ya vistas. Hace unos meses se cuestionó al tribunal de Estrasburgo porque su sentencia, que declaraba contra derecho la retroactividad de las condenas, era debida a que los jueces no entendían lo que pasaba ya que no eran españoles. Ahora, la que no entiende lo que pasa en Ceuta y Melilla es la comisaria europea de interior Cecilia Malmström porque tampoco tiene la virtud de ser española. En justa reciprocidad, el Gobierno, en su penúltima reforma, restringe hasta vaciarlo el concepto de ‘justicia universal’.
Debemos ser difíciles de entender hasta para nosotros mismos. 


Publicado en "El Norte de Castilla" el 06-03-2014

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