martes, 9 de febrero de 2021

LLUVIA MACHADIANA

Llueve. En este preciso instante, llueve. Es lo que toca, acabo de escuchar, en el remolino de partículas distantes frente a la panadería, a una señora con los brazos extendidos de resignación. Es febrero, el loco, el revoltoso, la última baldosa por pisar del año más extraño de nuestras vidas. De hace un año, hace cien.

Hasta entonces, nunca pude abrir la ventana sin que el ruido me recomendara volverla a cerrar. Es lo que tiene que te caiga justo debajo el punto en que la avenida de Salamanca pasa a ser de Burgos. Ahora ya es posible abrir, ver y no escuchar nada.  Deseos tengas y se cumplan, dicen que dice una maldición china.  

El silencio, la distancia ya no es una oración subordinada, y si lo es, hemos perdido la secuencia de la frase principal. Las fábulas que comenzaban con ‘el día en que esto concluya’ se han dejado de contar. En vez de alzar la mirada buscando una luz al final del túnel, agachamos la cabeza y tiramos, como se pueda, para adelante.

domingo, 7 de febrero de 2021

NO ‘GOLEMOS’ LO MISMO

No recuerdo si veníamos de pintar la peña, de cargar algún camión de ‘alpacas’ o de echar algún partido al frontón o al futbito. Ni siquiera cuántos y quiénes éramos. Pero sí la presencia de mi primo José Antonio, porque perdura su imagen adelantándose al grupo en cuanto reconoció a su madre, mi tía María Petra, tertuliando con Áurea y la ‘señá’ Claudia en la puerta de lo que había sido la tienda de esta última.

-Madre, deme las llaves de casa, me voy a duchar. 

Áurea, enlutada desde siempre, torció el gesto.

-Vaya con esta juventud, vais a terminar peces. ‘Tol’ día en el agua. 

-Pues una vez cada día -apuntó mi primo-, para quitar el mal olor.

-¿Tos los días? Madre del Amor Hermoso. Cuando moza, alguna vez de vez en cuando en el barreñón.

-Así oleríais.

-Sería, pero como ‘tos golíamos’ lo mismo nadie se daba cuenta.

Y acabó la primera parte. El aroma a descomposición que desprendía el Pucela no había variado en una semana, solo que en esta ocasión no difería del tufo del rival. Ambos ‘golían’ lo mismo. Ni un triste disparo en tres cuartos de hora. En este mal de muchos, que haya tres con menos jabón podría ser el consuelo. Y mira por dónde, el Alavés podría ser uno de ellos. Pero en el descanso, los vitorianos se enjabonaron, pasaron bajo el agua de una idea, se rociaron con el desodorante de la convicción y se perfumaron con la colonia del talento de Lucas Pérez. A partir de ahí, se notó demasiado el ‘golor’ pucelano. Hasta la foto lo desprende. No sé si por papanatismo, esnobismo o mala conciencia tras el gol recibido del levantinista Bardhi, el Valladolid, en un sinsentido, colocó al debutante Olaza tumbado tras la barrera para defenderse ante un posible disparo raso de Lucas en un tiro libre señalado a la altura de Miranda de Ebro. En la imagen se vislumbra la improvisación. Cuesta creer que la orden partiera del banquillo, que la ejecución se hubiera ensayado previamente. Lo mismo da cuatro -las inmediaciones del área- que cuarenta -la provincia de Burgos-.

El mismo Lucas, en la jugada del gol, en otro jirón arrancado a este deshacer pucelano, acarició el balón media docena de veces sin oposición. Él, que es el golpe de inspiración de su equipo, al que más hay que apretar, recibió la pelota, pensó, armó y ejecutó un pase preciso a su compañero Martín que irrumpía por una vía expedita. Fin en diferido. Faltaba un buen tramo; era patente, sin embargo, que no habría respuesta. Por eso, pese a ir perdiendo, cuando habitualmente los minutos parecen volar, el estrambote se hizo eterno.

Como eterna se está haciendo esta última parte de la travesía de Sergio; un epílogo que, dure lo que dure, desprende el hedor de ciclo acabado. Si Sergio leyese esto, si me admitiese un consejo de divorciado, le diría que diera el paso a un lado. Dar palos de ciego, mostrar lo peor de uno mismo como en la rueda de prensa del viernes, solo repercute en el propio menoscabo. Usted es mucho más que eso. Así pues, señor González, ante una ruptura inapelable, la firma, mejor cuanto más pronto. Será la única manera de salvar algo de una relación sin futuro y mantener el corazón limpio para empezar en otra parte. Se ha ganado salir de Pucela con honores, el privilegio de ser recibido con aplausos cuando vuelva.

Y así, separados, dense ambas partes la posibilidad de empezar a oler bien en otra relación.


Publicado en "El Norte de Castilla" el 07-02-2021

sábado, 30 de enero de 2021

RASGOS IMPRECISOS

Cuatro minutos y ya se me había puesto la cara afligida de Juana Ginzo doliéndose de cada golpe que encajaba su vecino Miguel en el ring. Ella, secreta y discretamente enamorada de “El tigre de Chamberí”, que acudió ilusionada a la cita con la esperanza de que el personaje interpretado por José Luis Ozores se confirmase como el gran boxeador que le habían dicho que era, sufría cada golpe como si fuera su mandíbula la que lo recibía. Hasta que no pudo más y estalló, “bueno, ¿aquí solo pega uno?”

Cuatro minutos y ya había tomado una nota que definía ese lapso como horroroso. Es muy poco tiempo para un juicio tan categórico, ya, pero los antecedentes aportaban una información adicional: ese arranque no era consecuencia de un ataque brusco e intempestivo del rival sino la reafirmación de un estilo basado en el esperar y ver, en una actitud contemplativa. No entendamos esto como una carencia volitiva de actitud, no tiene que ver con las ganas.

martes, 26 de enero de 2021

DE POLÍTICOS Y MÉDICOS

Si este último añito me hubiera pillado con 20 o 25, hubiera escrito alguna que otra tontería. Ahora, con más del doble, apenas he apuntado alguna crítica sobre lo concreto. El cambio de actitud tiene que ver con una cierta comprensión de mi propia ignorancia. Asumí las restricciones al entender que estaban avaladas con criterios médicos y sociológicos. Comprendí los vaivenes porque la ciencia trabaja con ensayo-error y los científicos investigan ahora sin margen, escrutados en directo por una sociedad que cree que la ciencia es un nuevo Dios omnipotente. Quise entender que habría motivos que se me escapaban cuando las decisiones tomadas sonaban contradictorias.

Pero existe un timbre que se activa en cuanto un gobernante roza, usemos este verbo por principio de precaución, los límites que el propio sistema se impone. Así ocurre con el ‘toque de queda’ marcado en CyL a las 20.00. La prosa del estado de alarma no lo permite, el gobierno central no podía no actuar y ha llevado la medida a un TS que, para darla por buena, necesitaría una cabriola schmittiana. No discuto la hora sino las maneras. El sistema es también un compendio de tiempos, formas y liturgias que, si bien no garantizan todo, al menos dificultan la arbitrariedad. El límite del estado de alarma marca la barrera de la separación de poderes entre legislativo y ejecutivo.

sábado, 23 de enero de 2021

NORMALIZADO Y MUY NORMAL

Supongo que nuestros antepasados homínidos, antes de desarrollar el habla, utilizaron los dedos para transmitir información contable. El desarrollo de la capacidad numérica ha sido imprescindible para que el sapiens se adueñara del planeta, para que la historia sea la que es. Con los números pudieron tener una idea cabal de lo que les rodeaba para transmitir una información más económica y precisa al resto de los paisanos.

Si la cuenta se refería a los mamuts, resultaba sencillo. Tres son tres y cinco son cinco. Pero las distancias, los volúmenes, requerían otro paso en la abstracción: definir y consensuar en cada comunidad las unidades de medida. Cuando la comunidad fue el planeta, hubo que adecuar medidas válidas universalmente y así el metro o el litro sustituyeron al pie y la vara o a la fanega y el celemín.

miércoles, 20 de enero de 2021

EJERCICIO DE MEMORIA COLECTIVA

‘Cienes y cienes’ de veces, tal vez alguna menos, me han preguntado si veo los partidos con una idea previa de lo que voy a escribir para luego, con fuego, martillo y yunque como el herrero en la fragua, amoldar tal esbozo a lo que ocurrió en el campo. La respuesta es ‘no’, nunca. Me siento a ver el fútbol sin plan preconcebido. Hasta hace unos años, iba tomando notas, dibujando el boceto mental que, cuando el árbitro daba por concluido el encuentro, habría de tomar la forma de artículo terminado. Desde que el jefe de este negociado me propuso escribir sobre una foto que él elegiría del partido, ni eso. Veo el partido, espero la elección de la imagen, la observo hasta memorizarla, rebusco en mi cabeza algo que servirá de base para hilvanar el texto…

miércoles, 13 de enero de 2021

SON LOS PADRES

Aunque los hechos se produjeran ya en la media tarde de aquí de ese seis de enero, el estruendo nos desconcertó tanto como para hacernos creer que despertábamos unas horas antes, a media noche, de un sueño profundo para descubrir frente a nosotros la impostura: nuestros padres dejando discretamente unos regalos sobre los zapatos que, bien embetunados, habíamos colocado horas antes sobre el poyo de la ventana.

De golpe, para quien de antemano no lo tuviera claro, hubo constancia de cómo funcionaba la mascarada: la democracia son los padres y los padres somos nosotros. La apariencia de libertad civil en la que vivimos a la que denominamos con ese pomposo nombre, ‘democracia’, solo es posible si actuamos como si creyéramos en ella, nos dotamos de unos usos y liturgias propios y reconocibles y actuamos en consecuencia. De lo contrario, el cuento de los Reyes Magos se nos viene abajo.

lunes, 11 de enero de 2021

AQUEL QUE DIU

Al oír su nombre, la chavalería pondrá cara de ‘de quién me estás hablando’; de los de mi generación para arriba, de ‘parece mentira que haga ya veinte años que se murió Eugenio’. Cuatro lustros ya desde que el humorista de negro, el del rictus extremadamente serio, el del cigarrillo y el ‘¿saben aquel que diu?’, ya ‘no diu res’. Antes, sin embargo, comprimiendo su filosofía en esas pildoritas de humor aparentemente absurdo, había dicho mucho. Ya entonces, nos presentó a un señor que tenía un reloj demasiado parecido al Real Valladolid de esta temporada.

Verán. El hombre en cuestión se hizo con un reloj de oro porque un vecino que necesitaba liquidez se lo vendió a precio de ganga. Al llegar a casa, orgulloso, su mujer le bajó los humos: no tenía sentido el gasto, era mucho riesgo llevar en la muñeca un objeto de tanto valor. Para evitar cualquier fatalidad a ella se le ocurrió comprar uno idéntico pero de chapa dorada y dar el cambiazo. Así las cosas, nuestro hombre acudió al trabajo y le comentó lo del reloj a una compañera. Esta entendió que le habían engañado, que era falso. Incrédulo, el Fulano para asegurarse visitó una joyería. El joyero constató la teoría de la amiga: falso de toda falsedad. Obviamente, no dijo nada en casa.

domingo, 3 de enero de 2021

VA Y ME LA PARA

La historia sucede hacia adelante y se relata mirando para atrás. De esta forma, cada hecho posterior, bien aporta sentido y trascendencia a lo anterior, bien lo sepulta bajo siete capas de polvo. Ayer, por ejemplo, se cumplían 529 años, que ya son, de las Capitulaciones para la entrega de Granada que supusieron el último capítulo de la Guerra entre los reyes de Aragón y Castilla y el sultán nazarí, Muhámmad XI, conocido por estos pagos como Boabdil el Chico. El relato de esa postrer batalla entre reinos cristianos y musulmanes se narra como fundamental en la historia de España. Mirado desde aquí, resulta innegable. Una trascendencia que habría sido radicalmente distinta si el católico Fernando, tras enviudar de mi casi paisana la no menos católica Isabel, hubiera logrado su propósito de preñar a la joven Germana de Foix y, de esta manera, haber engendrado heredero para su reino aragonés. Pero fue como fue, no hubo descendencia, y así se cuentan las cosas.  

Discutir sobre ‘lo que habría ocurrido si…’, es un ejercicio que puede resultar grato pero no pasa de un juego intrascendente. Sabemos cómo ha jugado el Pucela los últimos mil días y sabemos que tal apuesta ha servido para navegar tres años en Primera. Especular airadamente sobre qué hubiera ocurrido con otras decisiones resulta ridículo. Tanto podríamos haber vuelto a la Segunda como haber logrado pasaporte hacia competiciones europeas. Lo que sí parece cierto es que existían otras formas de jugar menos pacatas y que el Pucela tenía y tiene mimbres para ello. Sin ir más lejos con las que ayer nos sorprendió Sergio. Unir en retahíla a Mesa, Kike, Toni, Jota y Weissman sonaba bien. Luego, la historia, ya se sabe, se desconoce hasta que sucede. Y sucedió. Pasada la hora y media de partido, disfrutamos de un juego más agradable sin perder eficacia. La portería propia volvió a quedar a cero y la ajena fue vacunada una vez -suficiente para obtener los tres puntos-; pero pudieron ser más: se unieron dos de esos jugones citados, Kike y Jota, y dibujaron una jugada virtuosa que concluyó con un paradón sorprendente de Yáñez cuando ya andábamos celebrando.