lunes, 9 de enero de 2012

El futbolista líquido

Para conocer el peso de un cuerpo es imprescindible conocer el estado de agregación en que se encuentra la materia que se pretende estudiar. Si lo que tenemos entre manos se encuentra en fase sólida solamente necesitamos una báscula. Se deposita el cuerpo sobre el soporte e inmediatamente aparece indicada la medida, tantos goles, tantos pases, tantos kilómetros recorridos, tantas recuperaciones. Pero si queremos conocer el peso de un líquido no podemos repetir esa experiencia porque este se derramará y la báscula no podrá apreciar su peso real. Para solventar esta pequeña dificultad necesitamos un recipiente (sólido, por supuesto) que previamente hemos pesado. Posteriormente introducimos el líquido y volvemos a pesar. Conocidos los dos datos hacemos una sencilla resta y ya tenemos la solución.
En un momento en que todo se tabula, en el que los datos que no aparecen en las hojas de cálculo no existen, corremos el riesgo de no evaluar con rigor porque no sabemos distinguir los líquidos de los sólidos valorando a estos en su justa magnitud pero minusvalorando a los otros. Este error no es ajeno al mundo del fútbol, a lo largo de la temporada vemos mil estadísticas que miden el rendimiento de los jugadores, es raro encontrar en ellas en puestos destacados a Andrés Iniesta. Es cierto que cada vez tiene más reconocimiento, pero siempre menos del que su aportación al juego merece. La razón: el manchego es un jugador líquido, su verdadero valor se conoce cuando restamos el peso del recipiente (F.C. Barcelona o Selección Española) lleno de Iniesta y sin él.

domingo, 8 de enero de 2012

COSER Y CANTAR

La calle que acompaña en los últimos suspiros al Canal de Castilla homenajea con su nombre a Manuel López Antolí. Este industrial catalán llegó a Valladolid en 1937 y con los hechos demostró que es cierto ese axioma manido por los amantes de la sociología de bolsillo y utilizado para levantar los ánimos del personal cuando llueven piedras: las crisis no son un problema, son una oportunidad. Donde el resto veía una guerra, López Antolí encontró una fortuna. Trajo su capital y con su conocimientos del sector puso en marcha una empresa de blanqueo, tintes, aprestos y acabados, Textil Castilla. La tierra de acogida suministraba suficiente materia prima y la búsqueda de clientes fue el menor problema: el ejército franquista necesitaba uniformes y él se encargó de confeccionarlos. 

Acabada la contienda, la fábrica continuó activa y a su calor se desarrolló una incipiente industria aledaña de la que hoy solo queda la decoración de la Plaza de la Solidaridad, el nodo sobre el vibran los vecinos del Barrio de la Victoria y que ocupa el suelo sobre el que se asentaron los cimientos de aquella primera fábrica.

domingo, 18 de diciembre de 2011

El año que viene el 'Timei A'


Valladolid presume de ciudad cinéfila pero rara vez vez ha sido elegida como escenario en el que se desarrolle alguna película. Uno de los pocos casos en que podemos reconocer las calles de nuestra ciudad en una pantalla de cine lo tenemos en 'Hola, ¿estás sola?', la cinta con la que Icíar Bollaín debutó detrás de la cámara. Y como si se tratase de una recreación de lo que ocurre en la realidad, Valladolid es el escenario del que se parte, la ciudad de la que salen dos chicas de apenas veinte años que huyen del pasado sin destino preciso. Candela Peña (Trini) y Silke (la Niña) son dos mujeres desarraigadas y, como tales, expuestas al albur del viento. Una de las ventoleras las lleva a la Costa del Sol y allí encuentran trabajo como animadoras en un hotel. Trini, menos ilustrada pero con más desparpajo, organiza un juego alrededor de una piscina. Divide a los 'guiris' en dos grupos, al primero, los de su derecha, les dice: «Vosotros sois el equipo A». Mirando las caras de los turistas comprende que no le han entendido nada y pregunta a su amiga: «¿Cómo se dice esto en inglés?». «Tim ei» [Team A]. Solucionado el conflicto lingüístico, Trini se yergue orgullosa y vuelve a dirigirse, uno tras otro, a ambos grupos «los de este lado sois el 'timei A' y los de este otro el 'timei B'».

lunes, 12 de diciembre de 2011

PUCELA Y PUCELITA

A Nancy no se le quitaba la cara de asombro. Había llegado a Sevilla con la intención de recoger la información pertinente para realizar su tesis sobre el folclore hispano. Allí, en cada paseo, se topaba con un suceso imcomprensible para ella, con otro motivo para la sorpresa. Cuando no era una reacción imprevista de un lugareño por lo que ella decía, era su incapacidad de comprender lo que le contaban. El caso es que su castellano académico chocaba como mosca contra el cristal con el que se hablaba en la calle. Supimos todo eso tras leer las diez cartas que envió a su prima Betsy, de Pennsylvania y que recopiló Ramón J. Sénder.


En una de ellas podemos leer que Mrs. Adams, una de sus profesoras en los años de Bachillerato y ahora jubilada, también se encuentra en Sevilla y sufre el mismo problema con el lenguaje. Ella, una mujer muy religiosa, visita una excavación arqueológica en la que, entre otras muchas cosas, se podía ver una estatua de Hércules en miniatura. Al terminar se dirije ufana al guía para contarle lo maravillosa que ha sido la excursión y remata diciendo que, sin duda, el momento de mayor disfrute se produjo cuando le enseñaron «Herculito». Huelga decir que provocó la carcajada de sus acompañantes.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Los duelistas


Se retaron a duelo en aquellos mejores días por un quítame aquellas pajas, dos decenios han pasado desde entonces. Hoy tienen su domicilio en la Segunda División, pero como en el escalafón del fútbol pesan los galones, ambos lucen el grado de oficiales y el respeto -que no miedo- de los oponentes. Aunque sobre todo comparten la mutua necesidad de mantener viva una vieja rivalidad que esconde la degradación bajo una mano de nostalgia
El Pucela y el 'Dépor', aunque nunca dejaron de pelearse, jamás se hicieron daño real. Simplemente se cruzaban por el camino, la culpa es tuya, empezaste tú, apelaban a su honor y se revivía el duelo. Una y otra vez, ahora en liga, ahora en copa; otrora en lo alto, hoy con ganas de volver. Siempre buscándose, eternamente apelando a la muerte para sentir que aún la vida fluye. Cuando Joseph Conrad publicó 'Los duelistas' utilizó lo que aún era casi reciente historia, las guerras napoleónicas, para contar el duelo entre los tenientes Feraud y D'Hubert. Nadie recordaba el origen de la disputa, pero todos conocían la rivalidad y en el fondo les envidiaban porque habían encontrado un motivo.

domingo, 27 de noviembre de 2011

¿Qué es Pucela? Me preguntas

El chaval caminaba sobre los acantilados en los que el mar golpeaba produciendo sonidos como de viejo con carraspera. Había salido, sin más, a dar un paseo. Andaba pausado, tratando de aspirar todo el oxígeno que el reflujo del mar traía consigo, tropezó por no mirar al suelo. Al agacharse pudo ver que no era una piedra sino un libro el objeto que a punto estuvo de enviarle al suelo. Miró la tapa. Química. Lo abrió por una página indeterminada, leyó, nitrato de plomo, y levantó la cabeza. La agachó de nuevo, pasó de golpe un puñado de hojas y volvió a leer, nitrato de cobre. Repitió la operación una vez, nitrato de plata, y otra, nitrato de hierro. Cerró de golpe el libro y lo lanzó al agua. «Si no trata de nada, vaya mierda de libro». Imagino que leer el acta que haya podido escribir el árbitro produce una impresión semejante. Goles, ni trato; tarjetas, ni trato; incidencias, ni trato. Si en vez de por el acta, el juicio se realiza tras haber visto el partido, deja de ser impresión para convertirse en constatación: el partido fue para los amantes del fútbol lo que una película de Ozores para la Seminci.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Sisi 'El Niño' y los Rustlers

Le falta el pañuelo al cuello y el sombrero polvoriento, pero tiene la misma cara de niño. Nuestro protagonistas provenían de una región depauperada y tuvieron que buscar fortuna en tierras, si no más fértiles, sí más prosperas. Se hicieron hombres mucho antes de lo que era habitual en sus épocas, al fin y al cabo eran muchos los jínetes que galopaban por las praderas en las que se desarrollaban su vidas y solo unos pocos lograban sobrevivir.

Billy murió, eso cuentan, sin llegar a la veintena, escaso tiempo para cualquiera, pero suficiente para que él forjase una leyenda. Sisi 'el Niño' también vive deprisa y ha tenido que cambiar de domicilio y hasta de identidad -Sisinio indica ahora su camiseta- pero ya es el jefe de la banda en el doble sentido del término. Tomando la primera acepción, podemos decir que suya es la parte de la pradera que limita a su izquierda con el límite del campo aunque eso no evita, no hay ley ni esquema táctico que le coarte, que haga incursiones en territorio ajeno. Tomando la segunda, vemos que es el alma del equipo, el entusiasmo contagioso, el chorro de gasolina que, a mayores, entra en los cilindros del motor del Valladolid, un vehículo que tiene una peligrosa tendencia a moverse al ralentí. Un equipo que funciona con las mismas pautas que los Rustlers, cuando dormitan, Sisi da cuatro voces en forma de ejemplo y los demás siguen el ritmo o mueren entre cactus.