domingo, 18 de diciembre de 2011

El año que viene el 'Timei A'


Valladolid presume de ciudad cinéfila pero rara vez vez ha sido elegida como escenario en el que se desarrolle alguna película. Uno de los pocos casos en que podemos reconocer las calles de nuestra ciudad en una pantalla de cine lo tenemos en 'Hola, ¿estás sola?', la cinta con la que Icíar Bollaín debutó detrás de la cámara. Y como si se tratase de una recreación de lo que ocurre en la realidad, Valladolid es el escenario del que se parte, la ciudad de la que salen dos chicas de apenas veinte años que huyen del pasado sin destino preciso. Candela Peña (Trini) y Silke (la Niña) son dos mujeres desarraigadas y, como tales, expuestas al albur del viento. Una de las ventoleras las lleva a la Costa del Sol y allí encuentran trabajo como animadoras en un hotel. Trini, menos ilustrada pero con más desparpajo, organiza un juego alrededor de una piscina. Divide a los 'guiris' en dos grupos, al primero, los de su derecha, les dice: «Vosotros sois el equipo A». Mirando las caras de los turistas comprende que no le han entendido nada y pregunta a su amiga: «¿Cómo se dice esto en inglés?». «Tim ei» [Team A]. Solucionado el conflicto lingüístico, Trini se yergue orgullosa y vuelve a dirigirse, uno tras otro, a ambos grupos «los de este lado sois el 'timei A' y los de este otro el 'timei B'».
La definición de Candela es ideal para definir al rival que ayer perdió en Zorrilla, el equipo B del equipo A. Un grupo de chavales que, como nuestras protagonistas, están llenos de buenas intenciones, pero aún no han echado raíces. Solo así se entiende su parca recaudación de puntos a pesar del talento incuestionable de sus jugadores. El Real Valladolid, hecho y derecho, entendió muy bien de qué iba la película, supo aguantar y esperar el momento. Sabía que el oponente era como un brillante espadachín con hemofilia, la falta de edad, tablas y peso en un equipo de fútbol tiene el mismo efecto que el déficit de los factores de coagulación VIII, IX u XI en la sangre. El reto consistía, pues, en aguantar vivo sus embestidas porque, con el menor rasguño, se desangrarían.
Esa estocada se produjo de resultas de un saque de esquina y traía por añadidura un doble efecto balsámico al permitir a Óscar resarcirse del fallo a puerta vacía en la jugada precedente y al equipo tomar cumplida revancha del partido de la semana pasada, cuando entregó la victoria en dos jugadas similares.
Cerramos así el primer bloque del año con sabor dulce esperanza. En este último tramo, el Valladolid ha desperdiciado varias ocasiones para haberse destacado, pero agua pasada no mueve molino y, a pesar de todo, está en el sitio que tiene que estar. Este descanso llega, todo hay que decirlo, con algunas incertidumbres, nubes que amenazan. Hasta que vuelva la liga, no sabremos si estarán todos los que son. Espero, eso sí, que el próximo año haga justicia con los que este año lo habéis pasado mal. Y que el Pucela juegue contra el 'timei A'.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 18-12-2011

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