martes, 5 de octubre de 2004

LA IMAGEN DE ESPAÑA

Polvo en el horizonte, las tres españas cabalgan a lomos de sus corceles: Balón, Pancarta y almidón. Mientras la primera se anestesia y la segunda reaparece tras años de “no sabe no contesta”, la tercera se viste de boda para mostrar una apariencia impoluta, esmoquin sin arrugas que viste mucho entre los que se reúnen para cantarnos que “Europe is living a celabration”. Pero tienen miedo y se ofuscan, el mejor momento para escuchar sus verdades tantas veces escondidas en eufemismos ininteligibles. Tras años de piquete televisivo coreando que España va bien, acusan de trepanar la imagen hispana a quien desafía en carne propia esa consigna por hacerlo delante de invitados de postín. Tal como Juan Diego en los Santos Inocentes. Han vendido frascos con suspiros de la virgen y acusan de herejía a quién sólo ve botes con aire. Cuando la realidad se impone a la consigna intentan cuartear  a quienes sienten como plebe: enemigo en paro, enemigo inmigrante, enemiga mujer... Enemigos de España. De su España homogénea, de su burbuja irreal. Pero hay otra. La que puede disfrutar de un mundial que se acerca y a la vez salir a la calle consciente de que su existencia no es la entelequia que se cuenta en el telediario. Ese caballo llamado Balón no puede permanecer en la cuadra eternamente anestesiado. Corre el riesgo de volver del mundial a las primeras de cambio.

lunes, 23 de agosto de 2004

TARDE DE VERANO

Hoy puedo respirar. La televisión en directo que es mi ventana me muestra la playa desnuda de esas gentes con complejo de chuletilla, amantes de las brasas. El mismo sol que con su brusca premura ha ahogado a los cereales y con ellos al sueño anual de los pocos agricultores que hoy son, ha suscrito una tregua. Hoy es uno de esos pocos días de clase media que nos concede esta maldita ciudad de contraste entre la vanidad de unas jornadas abrasivas recluidas en sus mansiones de verano y una sarta de días desarrapados con hambre de calor que se esparcen a lo largo del resto del año.

Apresúrense, huyan; se acercan días que amasan todo el calor, ciegos por saciar sus instintivas ansias frente a las necesidades de los pobres invernales. Mejor, no deserten, háganle frente. Su armadura deslumbra mas no es un enemigo invencible. Busque un rincón en su casa, deje la ventana abierta durante la noche y cierre la persiana con la amanecida. Coja un libro, uno de esos en cuyos renglones se lee más de lo que en cada renglón se ha escrito. Sumérjase, trasládese a paginazos; una tras otra, tras otra la otra. No se arrepentirá. Transformará el oropel del verano en vulgar bisutería. Comprenderá el ciclo de las estaciones. Unos con tanto, otros sin nada.

viernes, 6 de agosto de 2004

CARRUSEL DEPORTIVO

La verdad, cuando alguien, atañéndose al fútbol, balbuce el manido argumento del “pan y circo” consigue sacarme de mis casillas. En una simplificación podemos decir que la sociedad no necesita el narcótico del fútbol para tornarse indolente. Esa desidia es un hecho que tiene que ver con el acomodo de clases satisfechas, no busquemos excusas. Cierto es, por otra parte, que para muchos esas dos horas que dura un partido son un bálsamo de Fierabrás, ciento veinte minutos sin pensar en los recibos pendientes, en las discusiones familiares, en cualquier infamia de las que se repiten inexorablemente en nuestro maltrecho globo azul. Dos horas para el regocijo de una pasión inofensiva, de un fervor inodoro, de un ardor eterno en dos partes de cuarenta y cinco minutos, de autoenajenación dispuesta a fundir lo trascendente con la nada. Pero hay momentos que no permiten seguir las peripecias de unos señores que se disputan un balón, que la cabeza está pendiente de las últimas noticias que llegan desde algún lugar del mundo. Por eso se agradece que, sin respetar a dios gol, una emisora de radio interrumpa la narración de un partido y las voces serias de los noticieros expandan el hedor de una situación podrida que se acerca al último estertor. La barbarie israelí en Palestina, asumo el cien por cien de lo declarado por Saramago,  bien merece la interrupción del carrusel deportivo. Colocando en su sitio cada cosa. Se agradece.

jueves, 5 de agosto de 2004

MINUTO DE SILENCIO

El mito de la invulnerabilidad ha sido derribado en forma de torres hermanas. Significaban más que eran y su caída es más que su desplome. Es odio condensado, veneno que hervía en las venas de los suicidas, cianuro con nombre de religión volando hasta incrustarse en diez mil edificios. Es una guerra pero no empezó ayer, es consecuencia, es una indecente gestión del dolor ajeno. Es dolor engendrando dolor y en el parto una persona sufre, mil, un millón de dolores que se engendran oliendo a muerto y clamando justicia y engendrando más dolor. Es prepotencia criando cuervos, esculpiendo un bumerang, es billete de ida y vuelta. Nada hay más vulnerable que un ser humano odiado por otro ser humano, más vulnerable que una torre, que una religión, que un imperio forjado en miles de seres torturados. El invierno, imperecedero para muchos, ha depositado sus copos de nieve donde el sol tenía su guarida.


Hoy estamos de luto, todos los días el odio nos sirve motivos para ello. Silba el árbitro, comienza el partido.

domingo, 4 de julio de 2004

POETAS CONTRA CONTABLES

El fútbol es un debate entre dos concepciones sociales, entre dos maneras de vivir. Vituperado por pretendidas élites intelectuales, espectáculo circense para anestesiar al pueblo, sobrevive casi como fue ideado. Mas no es una fruslería cebada a merced de la moda televisiva. En la prehistoria de esta sociedad de la información ya era un fenómeno que cautivaba a las gentes y cada sociedad lo vivía, jugaba y expresaba acorde a su idiosincrasia; el alegre fútbol de la calle brasileño, el elegante francés, el industrioso alemán, el primitivo inglés...hasta el de los equipos actuales, aderezo mestizo en el que confluyen diversos caracteres.

Hoy, ya ayer para usted, tras el paso por el cernedor de dieciséis selecciones, se juega la final de la Eurocopa. Nuestros paisanos, esa columna que sustenta el oeste ibérico, al que tantas veces clavamos la navaja de mirarle con desdén por encima del hombro o ni le mirábamos, esos vecinos que ven desaguar a nuestro padre Douro, pretenden el título frente al ultradefensivo Coloso de Rodas.

lunes, 7 de junio de 2004

PROSTITUCIÓN EUROPEA

Europa es una necesidad política, un salto cualitativo del cejijunto provincianismo a la ciudadanía universal, de las esencias a los derechos. Pero el sueño de generaciones -una Europa crisol, ariete de los derechos humanos, refractaria por escaldada de aventuras bélicas o colonialistas, medioambientalmente sostenible, abierta, solidaria, laica y comprometida con las condiciones de vida de hombres y mujeres- se desvanece. A cambio, un lo tomas o lo dejas en forma de constitución cambalacheada que trueca el sueño en pesadilla.

lunes, 31 de mayo de 2004

PALESTINA. EL HILO DE LA MEMORIA

Es sólo un libro pero este hojaldre de páginas es a la vez una clase vigorosa de periodismo impartida por Teresa Aranguren. De principio avisa, sin tapujos, “El testigo del drama está en el drama...no creo que pretender ser distante y aséptico sea condición de objetividad y verdad”. Escribir es mirar el mundo desde un particular caleidoscopio, componer desde la mirada propia, una de tantas. La pretensión de objetividad es un ejercicio de cinismo retórico que esconde la individualidad del ángulo de visión de quién escribe. Teresa, al contrario, marca su territorio, sale a la calle casi a cuerpo, pertrechada sólo con el poder de la palabra. De la palabra escrita, de la que no se lleva el aire, de la que demanda permanecer; palabras revestidas con tanto orgullo como las personas, no personajes, que habitan en las páginas del libro. 

martes, 11 de mayo de 2004

DECÍA, DIGO Y DIRÉ “NO”

Mis ojos se ensucian de rabia y asco ante esas fotos que colocan al hombre un peldaño por debajo del cerdo. Una soldado, émula de Jonh Wayne, muerde un cigarrillo y con una sonrisa señala la polla de presos iraquíes, un grupo de militarones se regodea tras amontonar  a futuros cadáveres. En el amor y la guerra no hay moral que valga más que el deseo de sojuzgar al vencido. Esto es la guerra y así se escribe; se mata y se muere, pero sobre todo se humilla. Nada es inocuo por más que sus impulsores pretendan revestir sus propósitos de bienaventuranzas y disfrazar sus efectos con la seda de los eufemismos, por más que acudan al catálogo de virtudes para declararla. En el bien entendido pretenden llenar sus bolsillos de dólar y poder aunque emborronen discursos de amor a su pueblo y gloria de dios por los siglos de los siglos. Saben de sobra que ellos morirán viejos, cuidados y con un termómetro bajo sus aseados sobacos tras haber sembrado la mierda de la muerte prematura lejos de sus casas. Y odio que generará muerte, que generará odio, que... así el mundo no girará en el sentido que marquen jóvenes armados de futuro sino por el recuerdo de los desafueros sufridos por unos abuelos mancillados. ¿A ellos qué?

lunes, 3 de mayo de 2004

SIN POSTRE

El melón constitucional está en un tris de ser abierto mientras discutimos con las enaguas abajo si son galgos o podencos. Los gerentes de esta comunidad, esos que miran de soslayo a Madrid antes de tomar una decisión, dirán que algo se ha ido y no sabrán cómo ha sido. Con prosopopeya relatarán que unas perversas fuerzas centrífugas se han llevado por delante ese sueño inconcluso de la paisana Isabel Montatanto llamado España. Digo inconclusa porque la pieza Portugal falta del puzzle onírico de la tan católica.