lunes, 31 de mayo de 2004

PALESTINA. EL HILO DE LA MEMORIA

Es sólo un libro pero este hojaldre de páginas es a la vez una clase vigorosa de periodismo impartida por Teresa Aranguren. De principio avisa, sin tapujos, “El testigo del drama está en el drama...no creo que pretender ser distante y aséptico sea condición de objetividad y verdad”. Escribir es mirar el mundo desde un particular caleidoscopio, componer desde la mirada propia, una de tantas. La pretensión de objetividad es un ejercicio de cinismo retórico que esconde la individualidad del ángulo de visión de quién escribe. Teresa, al contrario, marca su territorio, sale a la calle casi a cuerpo, pertrechada sólo con el poder de la palabra. De la palabra escrita, de la que no se lleva el aire, de la que demanda permanecer; palabras revestidas con tanto orgullo como las personas, no personajes, que habitan en las páginas del libro. 

Escribo “habitan” y no en sentido metafórico, porque quien ha sido expulsado de su tierra configura en su anhelario una patria sustentada en la memoria y esa es su morada. Bien lo saben los ocupantes cuya primera tarea es rescribir la historia borrando cualquier vestigio de una realidad anterior. Golda Meir (varias veces ministra y jefa de gobierno israelí) no pudo resumirlo mejor en 1969: “¿Qué es esa historia del pueblo palestino? Los palestinos no existen”. Pues existen, mas en su existencia acarrean la pesada carga de una mochila rebosante de ese oprobio y de desesperanza.

Esa desesperación troquelada con la esperanza, valga la paradoja, de mantener firme el hilo de la memoria es la carne de un libro en el que Teresa ha volcado su ansia por captar el valor humano de las personas a las que el dado lanzado sobre los ejes de la geografía y la historia les ha convertido en victimas portadoras del drama cotidiano que indefectiblemente engendra la violencia generalizada. En Palestina y en tantas otras manchas de injuria sobre el mapamundi.


Hoy, como diría Calderón, sueña el rico en su riqueza, sueña el rey que es rey. Lo es y ejerce porque le dejamos serlo. Este libro es una rebelión de quienes no quieren ser súbditos complacientes o seres inanes viendo la vida pasar en este páramo del conformismo que occidente. Sus páginas nos inquieren, muestran la fuerza de la duda, lo recomendable del yerro; pero Teresa, a su vez, se exige la libertad de mujer libre al elegir su lado en la barricada, el ángulo de los que sufren. Sin medias tintas. Palestina. El hilo de la memoria es un canto a la inteligencia como hija del pensar y del sentir, es un síntoma de vida y una espuela. 

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