Siempre hemos
escuchado que la historia la cuentan los escribas del bando vencedor. No es
cierto del todo, la realidad más certera nos muestra que si el derrotado tiene
más poder (aunque parezca una contradicción ocurre a veces) es capaz de voltear
la realidad e imponer su mirada. Así sucede en muchas guerras de
descolonización, incluidas las actuales, en las que el imperio encalla. Pero
las verdades y las mentiras que conviven impresas en los libros de historia
tienen cada vez menos peso en el imaginario colectivo. El conocimiento racional
se encoge para el común de los mortales ante la pujanza de los medios
audiovisuales que intervienen en el territorio de las sensaciones o en el de
las emociones. Conocemos más de la II Guerra Mundial por el cine o por las
novelas que por los libros de historia. Así, podemos pensar que el desembarco
de Normandía se produjo por el engaño de los aliados sobre el punto concreto en
que tal ofensiva se iba a realizar, se tiende a olvidar que ese engaño solo
pudo darse porque el grueso del ejército alemán estaba enterrándose en
Stalingrado y no podía defender más de un flanco en las costas francesas.
Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.
jueves, 9 de enero de 2014
domingo, 5 de enero de 2014
VÍSPERAS DE ALGO MÁS

Al refranero, como a los economistas, conviene hacerle más caso cuando explican lo que ha ocurrido que cuando se aventuran a pronosticar lo que está por venir. En el caso de los economistas, porque sus predicciones están lastradas por el pasado. Al ser imposible tener en cuenta todos los factores que afectan al desarrollo económico de una sociedad o de una empresa, suelen desechar los que no han ocurrido últimamente, pero, como siempre hay algún detalle con que el futuro nos sorprende y que se escapa en sus análisis apriorísticos, la realidad y el estudio no suelen coincidir.
jueves, 2 de enero de 2014
DESEOS COMO SUSURROS
Hay expresiones que solo tienen
sentido como convención social y como tal la respuesta se debe limitar a lo
esperado, en caso contrario nos hemos metido en un jardín. Cuando nos
encontramos can alguien medio conocido al que hace tiempo que no vemos le solemos
soltar eso de ¿qué tal? sabiendo que por respuesta oiremos algo equivalente a bien. A su consiguiente misma pregunta nosotros responderemos más o menos de
igual manera. Con una sonrisa y un a ver si nos vemos concluye el protocolo y
continúa el paseo. Pero cuando nuestro interlocutor nos responde que mal, nos
destemplamos. Algo resopla por dentro y nos sentimos obligados a preguntar por
las causas de ese mal estado.
jueves, 26 de diciembre de 2013
¿EL ÚLTIMO PUNTO?
Los pinceles de
Goya no sentían ningún respeto por esa persona de mirada gélida que posaba
rodeado de su extensa familia. Mientras acariciaban ese lienzo destinado a
trasladar a lo largo de los siglos las caras y los gestos de quienes se saben
dueños de las haciendas y las vidas del sus súbditos, en las calles se empezaba
a pronunciar, muy por lo bajo, eso sí, palabras que al norte de los Pirineos eran
ya de uso común. Carlos IV, ese rey heredero de rey que a su vez fue heredero
de otro y así casi hasta el comienzo de los tiempos, no podía sospechar que su
línea era quebrantable, que su poder no se basaba solo en la fuerza económica o
militar disponible para defenderse de sus ‘iguales’, sino, también, en algo tan
etéreo como el crecimiento de unos conceptos que, incubados muchos siglos
atrás, estaban empezando a tomar cuerpo.
domingo, 22 de diciembre de 2013
HAMBRES Y HAMBRES
En vísperas de la Nochebuena aparecen imágenes de menús que simulan los manjares que la tradición indica, pero que se realizan con mucho menos ‘glamour’, u ocurrencias del mismo estilo como pintar ojos en los fideos para que parezcan angulas. Humor negro que no llega, como siempre ocurre con la ficción, ni a los tobillos de esa realidad que esconde en las casas de nuestra provincia ‘hambre y cebolla, hielo negro y escarcha grande y redonda’. Quince niños en Tordesillas, otros pocos en Mota y Medina, supongo que más de lo mismo en cualquier otro sitio que se mire, se sientan delante de la pizarra de clase tarareando para sí las Nanas de la cebolla de Miguel Hernández ‘en la cuna del hambre mi niño estaba’, miran a los ojos de sus profesores sin haber desayunado. Hambre que es hambre de la de verdad, de esa que quien la sufre piensa que nunca podrá ser vencida mientras limita sus sueños a estar en la mesa de las cervantinas bodas de Camacho para sentir el estómago saciado.
jueves, 19 de diciembre de 2013
HAY SI TANTOS DICEN QUE HAY
Cuando llegábamos a
casa con alguna brecha, echábamos la culpa a otro de haber dado inicio a una
pelea que nosotros, buenecicos que éramos, nunca hubiésemos empezado. Nuestras
madres, mientras tiraban de mercromina, nos miraban con cierto desdén y usaban
siempre el mismo latiguillo inculpatorio: dos no se pelean si uno no quiere. En
parte no les faltaba razón, pero solo en parte. En primer lugar, porque si uno
hostiga lo suficiente no hay fuerza humana que evite la colisión y, sobre todo,
porque siempre somos capaces de ver ese hostigamiento que nos justifica y nos
permite aparecer, ante los demás y ante nosotros mismos, como seres beatíficos
que hicimos lo que no nos quedaba más remedio que hacer. Cabe otra posibilidad:
saber que hay alguien que se siente molesto por algo de lo que nos acusa y
negar la mayor diciendo que no ha pasado nada. El otro recalcará la ofensa y
nos negaremos a hablar con él, porque insistiremos en que lo que dice es falso,
que no hay conflicto alguno. Pero lo hay, sea cierta o falsa la acusación,
desde que alguien cree que tiene motivos para plantear un conflicto, el
conflicto existe, y negarlo solo impide una solución pacífica y serena.
martes, 17 de diciembre de 2013
CAMBIO DE OPINIÓN
Haciendo una somera
recopilación de las ventajas que el alcohol aporta a quien lo consume,
el gran Leo Harlem nos explicaba en uno de sus monólogos cómo el exceso
etílico nos provoca raudos cambios de opinión: ‘aquella chiquilla que no
parecía gran cosa, después de seis pelotazos cómo se ha puesto la
princesa’. En esta sociedad en la que estamos anclados, no necesitamos
esa media docena de copazos para pasar de defender airadamente una cosa
a, poco más tarde, postular tercamente por la contraria. Al final,
bebidos o no, nos conducimos socialmente como borrachos, curveando la
trayectoria, empecinados en una trazada incorrecta y manteniendo un
equilibrio inestable hasta caer definitivamente. Es tan fácil el acceso a
la información, es tan inabarcable la que se nos ofrece, que al final
sentimos la carencia de una visión global que nos permita impregnarnos
de unos valores más sólidos y estamos más expuestos a la propaganda y,
por ende, a la manipulación. El filósofo polaco Zygmunt Bauman definió a
nuestra época como la de la modernidad líquida en la que las opiniones
tienen la misma vigencia que las camisas, estas para esta temporada,
aquellas para la que viene. Esperando que los ‘gurús’ de la moda nos
digan cuáles son estas y cuáles aquellas.
miércoles, 11 de diciembre de 2013
EL ESTADISTA PEOR QUE MALO
En aquella Francia aún sin preñar de revolución, el
aristócrata François de la Rochefoucauld escribió un libro titulado Reflexiones o sentencias y
máximas morales. Una de esas sentencias afirma que la hipocresía es un homenaje
que el vicio rinde a la virtud. O sea, que aparentar lo bueno aunque se actúe
de forma opuesta es el reconocimiento implícito de que se está obrando mal. A
vista de pájaro, mientras volaba sobre Melilla camino de Johannesburgo, Mariano
Rajoy pudo vislumbrar esa valla que su gobierno decidió adornar con cuchillas
con la intención de desactivar la voluntad de saltarla, pero la voluntad puede
más y las cuchillas siegan extremidades. El avión aterrizó y su presencia allí,
en la lejana Sudáfrica, quería ser, o eso se daba por supuesto, un homenaje a
ese hombre que, durante casi treinta años, apenas pudo ver el sol porque se lo
habían robado. Nelson Mandela nació siendo negro y optó, sin dejar de serlo,
por ser rojo, por ser de un rojo que abarcase todos los colores del arco iris
menos los que sirvieran como excusa para cercenar la libertad del último
hombre, de la última mujer. Allí, homenaje que rinde el vicio, estaba el hombre
de las cuchillas.
jueves, 5 de diciembre de 2013
BATUTA BUFONA
El diario oficial de la Ciudad del Vaticano,
L`Osservatore Romano, recibió algo mal la noticia de que el Premio Nobel de
Literatura de aquel 1997 había caído en las impías manos de Darío Fo. Tan mal,
que no tuvieron recato en cuestionar los merecimientos del dramaturgo italiano
del que escribieron que no llegaba ni a escritor, que era, simplemente, un
bufón. Fo, lejos de sentirse molesto por el supuesto desprecio, agradeció esas
palabras, vino a decir que eran muy certeras y que, aun involuntariamente, le
piropeaban de la mejor manera posible. Un bufón, explicaba el recién premiado,
se dedica a hacer gracias ante los poderosos, a sacarles a estos unas
carcajadas, sí. Pero precisamente por eso tienen el poder de transportarlos a
la realidad, de hacerles sentir, siquiera por medio de la risa, seres tan
mundanos como los demás. Los bufones eran los únicos capaces de ridiculizar a
los mismos a los que hacían reír, los únicos que no tenían miedo, porque el humor
les servía como salvoconducto para adentrarse en el territorio de la verdad.
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