domingo, 5 de enero de 2014

VÍSPERAS DE ALGO MÁS




Al refranero, como a los economistas, conviene hacerle más caso cuando explican lo que ha ocurrido que cuando se aventuran a pronosticar lo que está por venir. En el caso de los economistas, porque sus predicciones están lastradas por el pasado. Al ser imposible tener en cuenta todos los factores que afectan al desarrollo económico de una sociedad o de una empresa, suelen desechar los que no han ocurrido últimamente, pero, como siempre hay algún detalle con que el futuro nos sorprende y que se escapa en sus análisis apriorísticos, la realidad y el estudio no suelen coincidir.

Después, eso sí, son capaces de explicarnos, con total claridad, por qué erraron. Haciendo de la necesidad virtud cobran dos veces, cuando pronostican y cuando justifican su equivocación. Por su parte, en el refranero conviven sentencias que defienden una cosa con otras que postulan la contraria. Siempre, obviamente, que recurrimos a él, será para escoger la que en cada circunstancia venga más a cuento. Por ejemplo, si tras dos intentos fallidos llega un tercero y seguimos en las mismas, cabizbajos recordaremos que ‘no hay dos sin tres’, pero si en esta tercera intentona logramos nuestro propósito sonreiremos y haremos saber a quien nos quiera escuchar que ‘a la tercera va la vencida’. Podemos encontrarnos un billete de 500 euros en la calle a las seis de la mañana y afirmar convencidos que ‘a quien madruga Dios le ayuda’ o, a esa misma hora, tropezarnos y fracturarnos un brazo y pensar que ‘no por mucho madrugar amanece más temprano’. Habiendo visto el partido entre el Valladolid y el Betis podemos creer que, refiriéndonos al fútbol español, ‘días de mucho, vísperas de nada’. Sabemos que no es así salvo que esos días que indica el refrán se puedan extender a lo largo de decenios o de siglos. Quienes pueden disfrutar de lo mucho, pero mucho mucho, no son flor de un día. La riqueza acumulada se mantiene, se hereda, se mantiene...hasta que un día cae. Pero no son tantas las torres que van al suelo ni es frecuente que esto ocurra. El refrán tiene sentido entre los pobres que un día tuvieron algo que creyeron mucho, se sintieron invulnerables y una bocanada de aire les derribó. El Betis que ayer visitó Pucela es un pobre equipo sin recursos en el campo, once futbolistas que se movían como alma en pena por el césped con más miedo que vergüenza. Vivieron tiempos mejores (y peores, pero más por mala gestión que por falta de recursos) y ahora son pasto del presente que les embarca a sus mejores jugadores camino de equipos con más postín de nuestra liga (Beñat) o a cualquier equipo de medio pelo de fuera de nuestras fronteras (Cañas, Adrián, Pozuelo). El Real Valladolid, que a pesar de lo que su deuda pueda dar a entender nunca tuvo esas ínfulas de grandeza, vadea en el temporal agarrándose a lo que hay y lo que hay no da para tumbar a ese mínimo rival. Habrá días en que todo salga y nos vengamos arriba, pero bueno es saber lo que somos, y que lo más importante es saber buscar un camino en los días de nada para voltear el refrán, para que se conviertan en vísperas, si no de mucho, al menos de algo más.

Publicado en "El Norte de Castilla" el 05-01-2014

No hay comentarios:

Publicar un comentario