Por mucha globalización que nos
hayamos echado a la espalda, y la crisis lo está poniendo más si cabe de
manifiesto, seguimos necesitando que el ámbito social en el que vivimos nos
proporcione satisfacción a nuestras necesidades básicas. En nuestra tierra, la
ruina del campo es el principio de un mayor empobrecimiento general y esta vez
hemos estado a punto. En el mundo rural la sociedad siente los días de forma
circular, cada año distinto, todos los años igual, en realidad entienden la
vida como un solenoide que gira a ritmo de una vuelta anual hasta que el hilo
se acaba. Cada año se repiten las labores y las preocupaciones y si alguien ha
sabido plasmar en papel ese universo ha sido Miguel Delibes. En “Las Ratas”
cada página aprieta más el corazón por la falta de lluvia que amenaza con
malbaratar la cosecha. Por fechas tales como estas pero de 1956 «El Pruden decía
cada tarde en la taberna de Malvino: “Si no llueve para San Quinciano a morir
por Dios”». Sin embargo, nuestra sociedad urbana ha olvidado de dónde viene, de
dónde sigue viniendo, el pan que se lleva a la boca y lanza sus quejidos al
cielo porque el agua que de allá cae no permite lucir los pasos a las
cofradías. Nunca hubo mejor argumento que la necesidad de tantos para alegrarse
de una pequeña desdicha si aparece una solución aunque sea parcialmente
intempestiva. La lluvia podría haber llegado antes pero, y es lo que importa,
al fin llegó y fue antes de San Quinciano.
Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.
domingo, 8 de abril de 2012
domingo, 1 de abril de 2012
DOMINGO DE PALMAS Y RAMOS
Montado en su pollino económico, el Valladolid entró en Jerusalén jaleado por una muchedumbre entusiasmada. Los que iban delante y los que venían detrás daban voces diciendo: ¡que sí, joder, que vamos a ascender! Vestido con su reconocible túnica blanquivioleta espoleaba al borriquillo que se iba abriendo paso entre Las Palmas que habían caído al suelo cuando ya nadie lo esperaba. Era víspera de domingo, pero como la fiesta se prolongó más allá de la medianoche, en el futuro se rememoraría esta fecha como Domingo de Ramos. La celebración puede parecer exagerada para los profanos, pero está plenamente justificada si analizamos la doble sucesión de hechos, los que se produjeron en el campo de los olivos y los que se fueron conociendo en días anteriores. Cuando tanta desdicha se acumula, un buen desenlace, aunque no sea más que parcial, desencadena la algarabía.
lunes, 26 de marzo de 2012
DIEZ MINUTOS DE SUSTO
La memoria obliga a que cualquier narración tenga una línea argumental creíble porque nuestro cerebro hilvana los sucesos para después buscar una interpretación. Quien pretenda engañar tendrá, por tanto, la necesidad de reescribir una historia hilvanando al relato hecho inexistentes y borrando cosas que sí ocurrieron.
Pero la memoria es también un trastero en el que se almacenan viejas emociones que bajan la escalera cuando las situaciones se repiten, es ese fuego que por no sentirse se denomina pasado pero siempre vuelve como el agua a su cauce: «Creí mi hogar apagado y revolví la ceniza...Me quemé la mano» escribía Antonio Machado en sus ‘Proverbios y Cantares’. Por el descanso, los aficionados del Pucela comían el preceptivo bocadillo de panceta con la tranquilidad de saber que su equipo no les iba a fallar. Tres goles en fútbol es un distancia oceánica pero bastó que Julio Álvarez marcase un gol al poco del reinicio para que la memoria programase aquella película grabada un día de diciembre de 2008 en que el Valladolid perdiera un partido que dominaba en ese mismo marcador de Los Pajaritos por tres a uno a falta de menos de cinco minutos para el final.
lunes, 19 de marzo de 2012
Fútbol sin cirugía
Lo
que se encierra entre las cuatro paredes del psiquiátrico no es una locura sino
unas palabras. Aislada del mundo, Catherine Holly no tendrá acceso a los
salones en los que la alta sociedad de Nueva Orleans toma el té. Así, una de
esas acaudaladas fanfarronas, su tía
Violet Venable, evita que se eleven a comidilla las circunstancias en las que
murió su hijo Sebastian. Estamos en 1937, en Estados Unidos se está
generalizando una práctica atroz para tratar a las personas que sufren ese
misterio insondable al que llamamos locura: la lobotomía.
Violet,
temerosa aún, decide dar un paso cruel: financiará la reconstrucción de un
decrépito hospital con la sola condición de que operen a su sobrina para que
con el tajo del bisturí el secreto vuele, ahora sí, definitivamente. Su dinero,
la historia de la humanidad, compra voluntades y escribe diagnósticos. Mas
siempre hay personas que no se dejan deslumbrar por el color del dólar, héroes
anónimos enterrados sin fanfarria en la vida real que, sin embargo, consiguen sus
propósitos cuando de cine hablamos. Este enfrentamiento entre Elizabeth Taylor
y Katharine Hepburn se produce en ‘De repente, el último verano’ una película
de Joseph L. Mankiewicz cuyo fin es una pirueta en la que se delata el secreto,
se libera a la oprimida y se humilla a la millonaria. El responsable de este
giro es Montgomery Clift encarnando al doctor Cukrowicz. Este médico, aunque
experto en la mentada operación cerebral, comprende todo lo que está
ocurriendo, sabe que el quirófano está de más y utiliza una práctica incruenta
que también empezaba a estar en boga: el psicoanálisis.
lunes, 12 de marzo de 2012
PROCESO Y METAMORFOSIS
"Alguien tenía que haber
calumniado a Pucela K., porque sin haber hecho nada malo, fueron a detenerlo
una mañana". Once funcionarios habían detenido al susodicho allá por junio
del año pasado y, desde entonces, se encuentra inmerso en un procedimiento
futbolístico del que no sabe como salir, entre otras cosas porque no sabe como
entró. El caso es que el Pucela K no puede defenderse de algo que desconoce y
sus argumentos son vagos e inconcretos porque en realidad no sabe qué escribir
en el pliego de descargos. No deja de intentarlo pero, una y otra vez, sus
apelaciones chocan con instancias superiores que detienen todas sus
intenciones. Pretende alzar la vista y mirar a su alrededor, pero no ve más que
situaciones incomprensibles protagonizadas por los once burócratas que se
encuentran enfrente; busca ayuda en quien cree que puede ser un aliado, pero
tras cada escalón que sube se abre una nueva escalera. El fiscal que acusa sin
acusar debería vivir en el fútbol pero asienta su despacho en oscuras
buhardillas de las afueras.
domingo, 4 de marzo de 2012
Desilusión y ucronía
París había enamorado a Hemingway tanto que, aunque el joven
escritor no comiese todos los días, escribiera que los allí vividos fueron años
felices. De sus peripecias parisinas rinde cuentas en un libro que se convierte
en foto fija de un lugar; crónica de un tiempo los años veinte reflejo de las
ilusiones de un grupo de escritores norteamericanos la generación perdida: París
era una fiesta, que, sin llegar a ser novela, excede los límites de un diario.
En sus páginas podemos encontrar un consejo que hoy no podré seguir: «Nunca
escribas sobre un lugar hasta que estés lejos de él, porque ese alejamiento te
da una mayor perspectiva». Digo que no podré hacer caso a Hemingway porque
tengo que escribir este artículo inmediatamente después de que el Real Valladolid
haya perdido su partido. Ítem más, como el gol que tumbó al equipo pucelano fue
en el último segundo, no hubo ni tiempo para mascar la amargura en el estadio.
Así, aún sin digerir, se mezclan dos tipos de sensaciones: las que tienen como
nutriente la desilusión y las que dibujan lo que podía haber sido.
martes, 28 de febrero de 2012
Entrevista a Joaquín Robledo
Entrevista realizada por Pedro del Barrio Sánchez para su página web "Sesiones de Entrenamiento" el 3 de enero de 2012.
P1. ¿Cómo fue tu comienzo como articulista?
En el año 2.000 conozco a Carlos Blanco, entonces subdirector de el periódico "El Día” donde comienzo a escribir mezclando la política con el deporte. Después durante dos años escribo artículos varios en "El Mundo”. Más tarde me relaciono con gente del entorno de "El Norte de Castilla”, y cuando ganamos la final de la Eurocopa, en el año 2008 escribo un artículo que envío a una persona de dicho periódico, Angélica Tanarro, al día siguiente sale publicado y es cuando Eloy de la Pisa me llama y me propone escribir una crónica después de cada partido del Real Valladolid.
domingo, 26 de febrero de 2012
AIRE EN LA RUEDA
Después
de los partidos del Real Valladolid busco un escondrijo mental para evadirme y
escribir en la cabeza lo que luego traspaso a este papel. Muchas de las veces
esos momentos de mismidad se producen mientras voy sobre la bici. Los primeros
pedales ahuecan el cerebro para que, una vez vacío, se vaya llenando de
renglones. Hay días en que se escriben solos, otros hay que arrancarlos de
alguna parte. Ayer parecía uno de esos en que no se me ocurría la idea que
hilvanara lo que pretendía decir hasta que, a medio camino, la rueda delantera
perdió todo su aire. Me bajé, cualquiera que haya tenido un pinchazo lo
imagina, maldiciendo todo lo nacido y apoyé la bicicleta sobre una pared
decidiendo si iba o volvía. Miré la bicicleta, estaba tan guapa como siempre, con
la misma sonrisa generosa, con el mismo gesto que te dice que cuentes con su
compañía y que siempre muestra antes de emprender cualquier viaje. La seguía
mirando, cada pieza estaba en su sitio, su cuadro, su manillar, sus pedales;
nada hacía pensar que mi leal compañera no iba a poder ayudarte como de
costumbre. Un detalle, un nimio detalle, hizo que su rostro se entornara, que
te mirase con esos ojos que pone cuando no puede dar más de lo que por sí
acostumbra. Le faltaba el aire a una rueda, le faltaba todo.
domingo, 19 de febrero de 2012
Uribe no mueve la cabeza
Grecia, la mayoría de sus habitantes, no vive sus mejores días. Parece que cada circunstancia es una nueva losa sobre las espaldas de un pueblo abatido. Hasta las casuales: cuando más necesarias son las voces de esas personas cuyos ojos son un bisturí, fallecía hace menos de un mes el director de cine Theo Angelopoulos. Como la ficción es hija de la experiencia, y esta se nutre de lo que conocemos, siempre va detrás de la realidad. El cineasta pudo encontrar en su muerte el argumento para hilvanar uno de sus guiones. Él, que había indagado sobre los resortes del poder, que había denunciado cómo los poderosos endurecen las formas cuando se sienten más débiles, murió al ser atropellado por la moto de un policía mientras se encontraba rodando una película.El cine de Angelopoulos levantaba pasiones en ese grupo de personas que presumen de paladar. Sin embargo, no atraía a multitudes porque su estilo narrativo era ‘excesivamente lento’ y las escenas no seguían un orden cronológico.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)