miércoles, 24 de marzo de 2021

SIN EMOCIÓN DE CENSURA

Era lunes, y aquí, por apenas pasar, los lunes solo pasa el lunes. Y el de esta semana ya pasó, y lo hizo sin más pena que la de cualquier viernes de Cuaresma, con menos gloria que la de un domingo de los corrientes. A nada de los 500 años de la efeméride comunera, pasa que se suceden unos tras otros reyes bastardos y regentes falaces. Mientras, languidecemos añorando una junta, aguardando un capitán, sin haber aprendido que una junta, un capitán, son solo el reflejo de la voluntad de ser hacia el futuro, una metáfora que nunca se encarnará si no la levantamos, si no la sostenemos.

domingo, 21 de marzo de 2021

TODO NOS PASA A NOSOTROS

El intríngulis de esta sección radica en triturar una astilla elegida casi aleatoriamente del árbol de un partido de fútbol hasta convertir en polvo esa ínfima triza de madera, en determinar por medio de la palabra escrita un artículo indeterminado captado en una imagen, en desmenuzar ‘un instante’ corriente para dotarlo con la categoría de ‘el instante’.  

Hoy no es necesario tal ejercicio. Este instante es, de por sí, ‘el instante’. Un segundo en que se condensa el partido. Un momento que vale por una vida porque la trastoca definitivamente, porque deja la amarga sensación de que no hay, hubo, ni habrá más. No es la foto la que detiene el tiempo, es este el que no avanza en nuestra cabeza, el que se atasca, el que permanece allí detenido con la vana pretensión de volver un poco sobre sus pasos para avanzar en una dirección distinta a la que realmente se dio. Y si Janko primero o El Yamiq después hubieran reventado el balón mandándolo hasta el Delibes, y si Roberto hubiera ido al suelo a por la pelota, y si, y si… 

domingo, 14 de marzo de 2021

SERGIO EN EL CARRIL BICI

Nada es por casualidad. No, no pretendo apuntar la existencia de un plan universal al que estamos calladamente sometidos, ni de la relación moralista entre hechos y consecuencias que los más viejos llamaban ‘castigo (o premio) de Dios’ y los desubicados actuales han renombrado como ‘karma’. Nada es por casualidad porque todo lo que ocurre responde a una retahíla de causas que no conocemos hasta que la conjunción de todas ellas ha parido su consecuencia. Eso sí, una vez tenemos a mano la criatura, podemos regodearnos hilando las razones que nos llevaron a ella. Una vez escuché que el economista es un profesional que explica de forma prolija y con absoluto rigor las razones por las que no se cumplieron sus vaticinios. No solo les pasa a ellos.

martes, 9 de marzo de 2021

VIAJE AL MISMO SITIO

Gastaban alpargata en un presente que ya les era extemporáneo. En la España de la posguerra, el cine iba dejando sin trabajo a los cómicos ambulantes y estos, a fuerza de hambre, asumieron que en la realidad no había espacio para ellos. El último capítulo de esta historia se relata en la novela y película de Fernando Fernán Gómez ‘El viaje a ninguna parte’. Julia Iniesta (encarnada por María Luisa Ponte), anciana, exhausta, cabizbaja aunque sin perder el orgullo, para comunicar su decisión de abandonar la compañía, emite un diagnóstico preciso: “Este teatro nuestro, de los caminos, está dando las boqueadas”.

En los tiempos actuales, los de la pandemia, se están acelerando procesos que ya se apuntaban, recortando la duración de las boqueadas. Pero también nos están recordando que, a veces, caminamos en círculo, que nada nuevo hay bajo el sol, que lo que se dio por pasado puede emerger abruptamente en el presente. El domingo se congregaron al lado de la catedral pucelana un puñado de nostálgicos del régimen anterior. Con su pan se lo coman, si no fuera por un detalle. Casualmente, en ese mismo punto se encuentra ‘El largo adiós’, el cafetín en que cuarenta años atrás un trío de ultraderechistas, con la misma parafernalia, con el ¡arriba España! como colofón para atribuirse los hechos en llamada a El Norte de Castilla, tirotearon a la clientela e hirieron de gravedad -el azar evitó una tragedia de mayor dimensión- a Jorge Simón Escribano.

sábado, 6 de marzo de 2021

TRIUNFO EN ‘HOUSE’

Desde el marzo pasado ando sin tele. Bueno, tele hay, lo que falta es un mando para sintonizar el TDT. Previamente, me limitaba a los canales básicos, los de gratis. Antes de la desconexión, y después también, varios amigos me ofrecieron acceso a diversas plataformas de pago. Siempre dije ‘no’. Prefiero -decía tras darles las gracias- vivir sin tele. No lo entiendan como una declaración fatua de superioridad moral; no es sino una asunción de mi debilidad, de mi incapacidad para decirme ‘no’. La misma flojera de espíritu que me impide comprar más jamón del razonable para comer en una tarde. Hasta que las restricciones debido a la COVID y la necesidad de ver los partidos del Pucela no me dejaron otra. Al principio, ‘los Robles’ cubrió el vacío del no poder acudir al estadio o a la redacción. Cuando tampoco se pudo ir a ‘los Robles’ tuve que revocar el no a Ana y Pipi, que ofrecían futbol en el lote. Claro, con la puerta abierta (Ana, Pipi, cielos) pues me puse con partidos de otros equipos… y con House.

lunes, 1 de marzo de 2021

TRASIEGO VITAL

Nuestro trasiego vital deambula por un vasto territorio en el que el tiempo parece detenerse tarareando ‘la vida es eterna en cinco minutos’ o transmite la sensación de acelerarse al son de ‘veinte años no es nada’. Entre los años que se suceden aparentemente iguales al anterior, amenazantemente idénticos al que está por venir, de repente, asoma un instante que lo puede cambiar todo. Paradójicamente, tiempo después, sentimos que esos años anodinos se pasaron volando y que el parto de ese instante, el ínfimo tiempo que transcurre desde que rompe aguas hasta que da a luz el resultado, no parece concluir.

Veinte años tiene mi hijo, veinte que han sido un suspiro. Un mes antes de su nacimiento me habían practicado una colonoscopia. En la consulta del especialista -con toda la calma del mundo porque Alicia, aprovechándose de la tripa de ocho meses, había sonsacado a la técnico que realizó la prueba que todo estaba en orden- se detuvo el mundo:

miércoles, 24 de febrero de 2021

SIN CARICIAS

El gran acierto de ‘Pena de muerte’ (Tim Robbins, 1995) radicó en presentar al penado como un ser hosco, abyecto, incapaz de despertar simpatía alguna… y culpable. De esta manera, se ofrece una reflexión y se sirve un debate desgarrado, sin concesiones a la frivolidad, sin subterfugios para la buena conciencia. Un reo empático, la duda sobre un posible fallo judicial, la coartada de una infancia miserable, apelarían a las más taimadas emociones del espectador embarrando, de esta forma, la esencia del debate sobre la condena capital.

Fuera de la pantalla no tenemos un guion preocupado de separar el grano de la paja, de cerrar salidas cómodas, de evitar caricias en el lomo. Así, cada vez que se abre un debate de fondo, nos encontramos con respuestas autocomplacientes, mutis por el foro o trampas dialécticas para que parezca que se opina que sí cuando se dice que no. El penúltimo, el de la libertad de expresión. Defender que alguien exprese lo que considere, por desagradable u ofensivo que resulte a otros, cuando ese alguien nos sea simpático, cuando estemos de acuerdo con lo que dice -aunque nosotros no nos atreviéramos a tanto-, cuando asumamos una cierta cercanía por más que entendamos que se ha pasado de frenada, no es defender la libertad de expresión sino mera autocomplacencia. Cuestionarlo, por antipatía, desacuerdo o lejanía, pone en un brete –por más retruécanos en que uno se ampare- una pretendida defensa de tal libertad.

domingo, 21 de febrero de 2021

PERAS Y PERAS

No me sorprendió porque no era la primera vez -algún día de casi todas las semanas quedo con un trío de amigos para dar un paseo matutino y, por vivir en barrios cercanos, suelo volver a casa en compañía de uno de ellos, Javier, que aprovecha el camino para hacer algo de compra- pero, por aquello de retomar la conversación a la salida de una frutería, le comenté que con esos precios, en mi barrio, el frutero no vendería ni medio kilo de peras.

-Lo dices porque te parece un poco caro, ¿no?

Estuve a punto de decirle que sí, pero entendí que aquella no era la palabra precisa, que la dualidad caro/barato solo tiene sentido si se valoran diferentes precios frente al mismo producto, lo que no era el caso porque, aunque ambas se llamen `pera’ (o plátano, o fresa, o…), nada tiene que ver la que compraba yo con la que él guarda en la bolsa tras pagar tres veces más.

-No, ‘caro’ no es la palabra. Explica pocas cosas. Ya me entiendes. Hay peras y peras.

domingo, 14 de febrero de 2021

ANTES, AHORA; AHORA, ANTES

No me sorprendería que anduviese por ahí algún teléfono fijo, de esos de la ruletita, pendiente de colgar porque uno de los dos enamorados se hubiera quedado dormido en medio de una interminable sucesión de ‘cuelga tú’. Eran los tiempos en los que ni había móviles ni se podía llamar docena y media de veces al día.

Tampoco sería extraño que alguna pareja de zagales continúe haciendo zanja con el ir y venir de mi casa a la tuya con la excusa del ‘ahora te acompaño yo’. Eran los tiempos en los que la hora de recogida no se expendía por prescripción autonómica.