Recordaba esa serie, en su momento vi algún capítulo, pero
no la seguí. Me quedé entonces con lo accesorio, ese falso dilema que proponía
elegir entre un médico genial a la par que atrabiliario y uno de trato cordial
pero menos eficiente. Similar a aquel que plantea como alternativas jugar feo y
ganar o bonito y perder. En realidad nada obliga a pensar que esas parejas tengan
que ir de la mano. Nada evita que alguien pueda ser a la vez cretino y mal
médico. O todo lo contrario, y salirnos un Yepes de la vida.
Vista una temporada, quitado el accesorio dilema, aflora una
reflexión sobre los límites del conocimiento, las fronteras de la posibilidad
de intervención. House postula algo similar a una frase que escribí otro día
por aquí: la medicina es una ciencia exacta, ocurre que queda todo por saber.
Su material de estudio, nada menos que la vida humana, es tan complejo que
resulta inabordable. La aparente inexactitud no es más que desconocimiento.
En el fútbol, como en la medicina -por eso de ambos todo el
mundo opina-, el resultado final, el global y el de cada acción concreta, es la
consecuencia de una infinidad de factores controlables unos e incontrolables
otros. La labor de un entrenador consiste en manejar los primeros y minimizar
el riesgo inherente a los segundos. La de un jugador, no ser responsable de los
segundos y aplicarse en los primeros. Joaquín y El Yamiq trazan en su rostro
los renglones del desasosiego, pero muestran preocupaciones diferentes. El andaluz
ha errado en lo previsible. Mata hizo lo que se esperaba, recortar para acomodarse
el balón a su derecha, y él se comió el engaño previo. Los síntomas eran
conocidos pero erró en el tratamiento. En el movimiento de sus labios, en sus
dientes apretados, se lee un culposo “la he ‘cagao’”. El marroquí es
responsable de introducir un factor incontrolable. Fue a donde correspondía e
hizo lo que debía. La pelotita caprichosa le golpeó y acabó dentro. No muestra
menos pesar, pero es consciente de que nada puede reprocharse. De su boca
abierta sale un “vamos, no me jodas”, o como se diga en árabe.
El final con triunfo disolvió penas. Nos olvidamos hasta de
ese gol en contra. Mañana se hablará menos de Sergio. Con el enfermo sano,
¿quién se acuerda de los desplantes del médico?
Ana, Pipi, veo House, pero es solo para escribir esto.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 07-03-2021
No hay comentarios:
Publicar un comentario