En este entratanto, la salida del guion que supone una
moción de censura no llegó ni a giro argumental. Nació muerta, aunque hubiera
prosperado, por una circunstancia esencial: no tuvimos nada que ver, nos la
decidieron. En Castilla y León hay autovías porque pillamos a medio camino
entre Madrid y cualquier lado y hubo moción de censura porque, entre cualquier
lado y Madrid, fuimos el siete de bastos en una baza de brisca.
Ciudadanos, en boca de su portavoz Castaño, -“déjenos morir
en paz”-, asumió su realidad pero no atinó en la forma. El certificado de
muerte está preparado, pero no será en paz: darán tanta guerra como voluntades
haya por recolocarse. En este estertor en que los aún compañeros se miran de
reojo, se recuerda que la peor traición es la que se hace uno a sí mismo. Para
Ciudadanos ya es tarde.
Para Podemos, al menos en esta tierra, nunca fue
pronto.
El PP sonríe. Vox, a su espalda, disimula la carcajada.
Llama mi madre, si hay noticia en el pueblo es que ya son
uno menos. Era lunes, y aquí, por apenas pasar, los lunes solo pasa el lunes.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 23-03-2021
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