miércoles, 19 de noviembre de 2025

LA ORIGINALIDAD DEL PASADO

 


Ignacio Carral. fotografía, cedida por su hija, fue portada de «Estampa» en 1930

“Todos coinciden en que encontraron algo muy nuevo, muy original y muy eficaz, para regentar el Estado y la nación”. Ese algo “nació en contra de un régimen anterior que se ha convenido en llamar viejo. No cabe duda de que lo contrario a lo viejo es lo nuevo”. “Pero no por esto debe acusárseles demasiado de renovadores”, los defensores de esto nuevo “son buenos chicos y han procurado conservar lo mejor posible los defectos y las lacras del régimen tradicional”. “Han reducido el reparto de prebendas y honores, que antes se hacía equitativamente entre los hombres de todos los partidos, a los hombres del partido” suyo. “Son vagos retóricos como el más consumado político del régimen anterior”. “Mientras aquellos manejaban […] palabras indeterminadas como ‘libertad’, ‘progreso’ y ‘orden’, estos manejan […] ‘patria’, ‘disciplina’…”.

“Han exaltado las características del viejo régimen hasta un limite inverosímil”, si antes “sostenían estériles luchas sobre si la orientación del gobierno debería ser liberal o conservadora”, ahora establecen que “la orientación de todo gobierno debe ser permanentemente” la propia de ellos. “Claro que aún no está la obra completa. […] Aún quedan vertederos por donde puede escaparse la antipatriótica oposición” a ese algo nuevo impugnante.

Lo entrecomillado pertenece a un artículo publicado hace un siglo, el 14 de noviembre de 1925, en las páginas de El Norte de Castilla. Texto escrito por el segoviano Ignacio Carral, mientras trabajaba en un instituto de Sicilia, que llegó a mi mano gracias a Juan, estudiante de Historia que se topó con estos renglones mientras realizaba sus prácticas.

Repetimos la cantinela de que la historia se repite. Las reflexiones, también; de manera que lo escrito por nuestros antecesores bien se puede considerar información del pasado procedente del futuro.

“Solo que esta novedad”, concluye, “es un poco peligrosa. […] Era la que gobernaba todavía cuando aquellos hombres feroces de la Revolución francesa hicieron subir al patíbulo a tanta buena gente”. La mirada de Carral se apagó en 1935, sin tiempo para retratar con palabras a 1945 como reflejo de 1789, para asimilar que su predicción no se cumplió en España, para observar este presente de hoy.

Artículo publicado en El Norte de Castilla el 18-11-2025