martes, 5 de marzo de 2013

LA EUROVEGAS DE CASTILLA

Os dejo el artículo completo que escribí para Interviú sobre el 'megaproyecto' de Montealegre y que han publicado un poco recortado en la revista. Este artículo complementa el que firma Rosa Martínez y que también podéis encontrar allí. Además hay un estupendo reportaje gráfico de Dani Amo




ESPEJISMO DE FUTURO


Desde el pie del castillo de Montealegre de Campos, podemos observar como se abre de par en par  un inmenso mar de cereal en el que solo destacan las torres de las iglesias de los pueblos que salpican la llanura. Es la Tierra de Campos. Un conglomerado de pequeños municipios apenas distantes entre sí que llevan siglos viviendo de la agricultura. Cada generación repetía lo que había aprendido de la anterior, hasta bien avanzado el siglo XX. En Montealegre, poco más de 35 km al norte de la capital vallisoletana, se han encontrado los restos de lo que llegó a ser una ciudad vaccea, un pueblo prerromano que se asentó en el siglo III a.c.  en la Meseta Norte. Desde ese momento, hasta el inicio del siglo pasado, la agricultura evolucionó menos de lo que lo ha hecho en los últimos sesenta años. Al menos si medimos esa evolución relacionando el producto obtenido y la superficie cultivada  o, sobre todo, si contamos el número de manos necesarias para labrar una hectárea. No solo eran necesarias menos personas para cultivar la misma cantidad de terreno, además con la generalización del uso del automóvil, ya ni siquiera era necesario vivir en el mismo municipio dónde se llevaban a cabo las faenas agrícolas. Visto de esta manera, es fácil comprender como los pueblos han ido perdiendo población hasta el punto de encontrarse en trance de desaparición.

A pesar de ello, existe en esta tierra, como en casi todas, un apego por el territorio en el que se ha vivido la infancia. El recuerdo de tiempos mejores, al menos de tiempos con vida, pesa como una piedra de molino colgada al cuello, y ante el progresivo envejecimiento y la inexorable despoblación, cualquiera que plantee un atisbo de solución, por quimérica o extravagante que pueda parecer, será bien recibido. No hace tanto, sirva como antecedente, Santervás de Campos un municipio cercano a Montealegre, se postuló como candidato para albergar un almacén de residuos radioactivos.

A Montealegre, sin embargo, le han mostrado otro señuelo más acorde con los recién pasados tiempos del boom inmobiliario, hasta allí llegaron unos desconocidos con traje mostrando una maqueta de neón que mostraba un futuro dorado para la villa. Fue durante esos años en que cualquier terreno era una oportunidad de negocio, donde cualquier solar podría convertirse, al menos en los planos, en un edén a cuyo reclamo acudirían miles y miles de millonarios en sus jets privados. Era la única solución para detener la desaparición del municipio. Si, además, la Junta de Castilla y León se había implicado en el asunto, quedaban pocas dudas de que ese futuro esplendor habría de llegar.

Lo cierto es que poco quedaría del pueblo de cumplirse las promesas, ya que ese proyecto, lejos de revitalizar al pueblo, lo enterraría. Habría un punto del mapa localizado en el mismo sitio, sí, y con idéntico nombre, pero sería otro pueblo. De la misma forma que sobre los poblados vacceos se construyeron asentamientos romanos, este delirio se construiría sobre un pequeño enclave agrícola al que habría enterrado.

De todo aquello queda hoy más bien poco, en todo caso un manojo de dudas: ¿Alguna vez los promotores del proyecto tuvieron en mente llevarlo a cabo o simplemente han diseñado una operación propagandística con el fin de recaudar subvenciones de las administraciones? ¿Qué papel ha jugado la Junta de Castilla y León en todo este proceso? ¿Por qué aún en 2011, cuando ya apenas nadie en el pueblo cree que nada se vaya a realizar, el Bocyl, el Boletín de Castilla y León, informa de una suculenta ayuda económica? Muchas dudas y ninguna respuesta cuando nos dirigimos a la empresa promotora. 

El castillo de Montealegre, encaramado aún en los Montes Torozos, es testigo mudo del pasar de los años. Desde su pie podemos entender el sentir de un pueblo que quiere huir de su destino, contemplamos el cementerio al que miran de reojo los pocos habitantes que aún quedan, y respiramos tranquilidad, una tranquilidad que se vio alterada por una serie de maquetas que olían a estampitas, un puñado de papeles de periódicos que se querían vender como décimos premiados de la lotería. Pero no había ni sorteo.  


 Publicado en la revista "Interviú" 

1 comentario:

  1. La AEAT subasta la mitad de los terrenos del proyecto en Septiembre.

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