sábado, 28 de junio de 2003

¿QUIÉN SALE BENEFICIADO?

Nuestro sistema electoral cojea. Por un lado elegimos en listas cerradas y bloqueadas a los representantes en cualquier institución y, por otro, la representatividad de cada electo es individual e intransferible. Ambos condicionantes unidos hacen un pan como unas hostias. Votamos a un partido del que conocemos la voz, como mucho, de quien encabeza la lista y dejamos en manos de una sarta de advenedizos la responsabilidad de gobernarnos. Si el sistema electoral reconoce la libertad inviolable por mandato imperativo de cada cargo público, que se abran las listas, que podamos conocer a priori quién es y qué opina cada uno de nuestros representantes. Si, por el contrario, hemos de votar a listas de desconocidos, estos se deberían limitar a obedecer las indicaciones de cada partido; sería una democracia sesgada, pero es la que tenemos. Lo intolerable es lo de ahora, individuos que se esconden en el anonimato protector de unas siglas y que asumen para sí el poder otorgado por el voto de quienes no les conocen. Terreno abonado para cualquier corruptor. Caldo de cultivo para asumir el poder negado por las urnas. En cualquier caso, ¿por qué a los emporios inmobiliarios les interesa tanto que el PP gobierne las instituciones? ¿Por qué el precio de los pisos se ha disparatado?

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